CAOSMOSIS
FELIX GUATTARI
Caosmosis
MANANTIAL
Tftulo original: Chaosmose
Editions Galil6e, Paris
© Editions Galilee, 1992
Traduction: Irene Agoff
Diseno de tapa: Estudio R
Ilustracion: W. Kandinsky, Composition VII, 1913 (detalle)
Hecho el dep6sito que marca la ley 1 1 .723
Impreso en la Argentina
© 1996, de la edition en castellano, Ediciones Manantial SRL
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u otros metodos, sin el permiso previo y escrito del editor. Su infraction esta
penada por las leyes 1 1 .723 y 25.446.
"En los suelos de la cubierta, en las pare-
des del barco, en el mar, con el recorrido del
sol en el cielo y el del barco, se dibuja, se di-
buja y se diluye con la misma lentitud, una es-
critura ilegible y desgarradora de sombras, de
aristas, de trazos de luz rasgada remendada en
los dngulos, tridngulos de una geometria fugi-
tiva que se desmorona al capricho de la som-
bra de las olas del mar. Para despues, otra vez,
incansablemente, volver a existir. "
Marguerite Duras 1
1. L'Amant de la Chine du Nord, Gallimard, 1991, pags. 218-19.
[El amante de la China del Norte, Buenos Aires, Tusquets, 1991,
P% 192.]
INDICE
1 . Acerca de la production de la subjetividad 11
2. La heterogenesis maqumica 47
3. Metamodelizacion esquizoanah'tica 75
4. La caosmosis esquizo 97
5. La oralidad maqumica y la ecologfa de lo virtual 109
6 . El nuevo paradigma estetico 121
7. El objeto ecosofico 145
1. ACERCA DE LA PRODUCCION
DE LA SUBJETIVIDAD
Mis actividades profesionales en el campo de la psicotera-
pia, a la par que mis compromisos polfticos y culturales, me
llevaron a enfatizar cada vez mas la subjetividad como produ-
cida por instancias individuales, colectivas e institucionales.
Considerar la subjetividad desde el angulo de su production
no implica ningun retorno a los tradicionales sistemas de de-
termination binaria, infraestructura material-superestructura
ideologica. Los diferentes registros semioticos que concurren a
engendrar subjetividad no mantienen relaciones jerarquicas obli-
gadas, establecidas de una vez para siempre. Puede ocurrir, por
ejemplo, que la semiotizacion economica se haga dependiente
de factores psicologicos colectivos, segun permite constatarlo la
sensibilidad de los indices bursatiles a las fluctuaciones de la
opinion. De hecho, la subjetividad es plural y polifonica, para
retomar una expresion de Mijail Bajtin. No conoce ninguna ins-
tancia dominante de determination que gobierne a las demas
instancias como respuesta a una causalidad umvoca.
12
Caosmosis
Por lo menos tres ordenes de problemas nos incitan a ex-
tender la definition de la subjetividad, superando la oposicion
clasica entre sujeto individual y sociedad, y por ello mismo a
revisar los modelos de Inconsciente actualmente en curso: la
irruption de los factores subjetivos en el primer piano de la ac-
tualidad, el desarrollo masivo de las producciones maqumicas
de subjetividad y, en ultimo lugar, la reciente acentuacion de
aspectos etologicos y ecologicos relativos a la subjetividad hu-
mana.
Los factores subjetivos ocuparon siempre un lugar impor-
tante en la Historia. Pero, al parecer, van adquiriendo un papel
preponderante desde que los mass media de alcance mundial
comienzan a relevarlos. Senalaremos en este libro, de modo
sumario, unos pocos ejemplos. El inmenso movimiento lanza-
do por los estudiantes chinos de la plaza Tiananmen tenia cier-
tamente por objetivo consignas de democratization polftica.
Pero parece tambien incuestionable que las contagiosas cargas
afectivas de que era portador iban mas alia de las simples rei-
vindicaciones ideologicas. Este movimiento puso en juego to-
do un estilo de vida, una conception de las relaciones sociales
(basada en las imagenes transmitidas por el Oeste), una etica
colectiva. jY, a la larga, nada podran los tanques contra esto!
jLo mismo que en Hungna o Polonia, la mutation existential
colectiva tendra la ultima palabra! Sin embargo, los grandes
movimientos de subjetivacion no toman necesariamente un
rumbo emancipador. La inmensa revolution subjetiva que
atraviesa al pueblo irani desde hace mas de diez anos se foca-
lizo a su vez en arcaismos religiosos y en actitudes sociales
globalmente conservadoras, particularmente en lo que se refie-
re a la condition femenina (cuestion sensible en Francia a rafz
de los sucesos del Magreb y de las repercusiones de esta acti-
tud represiva hacia las mujeres en los sectores de inmigrantes).
Acerca de la production de la subjetividad 13
En el Este, la cafda de la cortina de hierro no se produjo ba-
jo la presion de insurrecciones armadas sino por la cristaliza-
cion de un inmenso deseo colectivo que demolio el sustrato
mental del sistema totalitario poststalinista. Fenomeno extre-
madamente complejo por cuanto combina aspiraciones eman-
cipadoras con pulsiones retrogradas, conservadoras y hasta
fascistas, de orden nacionalista, etnico y religioso. En medio
de esta tormenta, ^cdmo superaran los pueblos de Europa cen-
tral y de los pafses del Este la amarga deception que les ha re-
servado hasta ahora el Oeste capitalista? La Historia nos lo di-
ra. [Una Historia portadora quiza de ingratas sorpresas, pero
tambien, por que no, de un ulterior resurgimiento de las luchas
sociales! jCuan asesina habra sido, en comparacion, la guerra
del Golfo! A su respecto casi podria hablarse de genocidio
pues condujo a la extermination, sin distincion de pueblos, de
muchos mas iraqufes que las vfctimas causadas en 1945 por
las bombas de Hiroshima y Nagasaki. Con la perspectiva del
tiempo, su apuesta aparece claramente como una tentativa de
someter a las poblaciones arabes y de aduenarse de la opinion
mundial: habfa que demostrar que el estilo yanqui de subjeti-
vacion podia imponerse merced al poder combinado de las ar-
mas y de los medios de comunicacion.
De una manera general, puede decirse que la historia con-
temporanea esta siendo dominada cada vez mas por un incre-
mento de reivindicaciones de singularidad subjetiva: contien-
das lingufsticas, reivindicaciones autonomistas, cuestiones
nacionalfsticas, nacionales que, con total ambigiiedad, expre-
san una aspiracion a la liberacion nacional, pero que por otro
lado se manifiestan en lo que yo llamana reterritorializaciones
conservadoras de la subjetividad. Cierta representacion univer-
14
Caosmosis
salista de la subjetividad encamada por el colonialismo capita-
lista del Oeste y del Este, ha fracasado, sin que hasta ahora se
puedan medir plenamente, en su vastedad, las consecuencias
de tal derrota. Hoy, como todos saben, el ascenso del integris-
mo en los pafses arabes y musulmanes puede tener consecuen-
cias incalculables no solo sobre las relaciones internacionales
sino sobre la economfa subjetiva de cientos de millones de in-
dividuos. Un angustioso punto de interrogacion viene a sellar
toda la problematica del desasosiego, pero tambien del ascen-
so reivindicativo del tercer mundo, de los pafses del Sur.
Ante el actual estado de cosas, la sociologfa, las ciencias
economicas, polfticas y jurfdicas parecen bastante mal per-
trechadas para explicar semejante mezcla de arcaizante apego
a las tradiciones culturales y, no obstante, de aspiration a la
modernidad tecnologica y cientffica, mezcla que caracteriza al
coctel subjetivo contemporaneo. Por su parte, el psicoanalisis
tradicional no esta mejor ubicado para afrontar estos proble-
mas, a causa de su manera de reducir los hechos sociales a me-
canismos psicologicos. En estas condiciones parece oportuno
forjar una conception mas transversalista de la subjetividad,
que permita responder a la vez de sus colisiones territorializa-
das idiosincrasicas (Territorios existenciales) y de sus apertu-
ras a sistemas de valor (Universos incorporales) con implica-
ciones sociales y culturales.
^Deben considerarse las producciones semioticas de los
mass media, de la informatica, la telematica, la robotica, al
margen de la subjetividad psicologica? No lo creo. Asf como
las maquinas sociales pueden ser ubicadas en el capitulo gene-
ral de los Equipos colectivos, las maquinas tecnologicas de in-
formacion y comunicacion operan en el corazon de la subjetivi-
dad humana, no unicamente en el seno de sus memorias, de su
inteligencia, sino tambien de su sensibilidad, de sus afectos y
Acerca de la production de la subjetividad 15
de sus fantasmas inconscientes. La consideration de estas di-
mensions maqumicas de subjetivacion nos mueve a insistir, en
nuestra tentativa de redefinition, sobre la heterogeneidad de los
componentes que agencian la production de subjetividad. En-
contramos asf: 1) componentes semiologicos significantes ma-
nifestados a traves de la familia, la education, el ambiente, la
religion, el arte, el deporte...; 2) elementos fabricados por la in-
dustria de los medios de comunicacion, del tine, etc., y 3) di-
mensions semiologicas a-significantes que ponen en juego
maquinas informacionales de signos, funcionando paralelamen-
te o con independencia del hecho de que producen y vehiculi-
zan significaciones y denotaciones, y escapando, plies, a las
axiomaticas propiamente lingiiisticas. Las corrientes estructura-
listas no dieron a este regimen semiotico a-significante su auto-
nomfa ni su especificidad, aunque autores como Julia Kristeva
o Jacques Derrida hayan arrojado cierta luz sobre la relativa au-
tonomfa de este tipo de componentes. Pero, en general, la eco-
nomfa a-significante del lenguaje se vio reducida a lo que yo
Uamo maquinas de signos, a la economfa lenguajera, significa-
cional de la lengua. Esto es particularmente claro en Roland
Barthes, quien refiere los elementos del lenguaje y los segmen-
tos de narratividad a las figuras de Expresion, y otorga a la se-
miologfa lingtustica una preeminencia sobre todas las semioti-
cas. jFue un grave error de la corriente estructuralista pretender
situar todo lo concerniente al psiquismo bajo la unica batuta del
significante lingtustico! Las transformaciones tecnologicas nos
obligan a tomar en cuenta, a la vez, una tendencia a la homoge-
neizacion universalizante y reduccionista de la subjetividad y
una tendencia heterogenetica, es decir, al reforzamiento de la
heterogeneidad y de la singularizacion de sus componentes. El
"diseno asistido por computadora" conduce, valga el caso, a la
production de imagenes que se abren a Universos plasticos in-
16
Caosmosis
sospechados -pienso, por ejemplo, en el trabajo de Matta con
la paleta grafica- o a la solution de problemas matematicos
propiamente inimaginable pocos anos atras. Pero tambien aqm
hay que cuidarse de cualquier ilusion progresista o de cualquier
vision sistematicamente pesimista. La production maqufnica de
subjetividad puede laborar tanto para lo mejor como para lo
peor. Existe una actitud antimodernista consistente en rechazar
en bloque las innovaciones tecnologicas, especialmente las li-
gadas a la revolucidn informatica. Tal evolution maqufnica no
puede ser juzgada ni positiva ni negativamente; todo depende
de lo que llegue a ser su articulation con las conformaciones*
colectivas de enunciation. Lo mejor es la creation, la inven-
tion de nuevos Universos de referenda; lo peor, la masmedia-
tizacion embrutecedora a la que millones de individuos estan
hoy condenados. Las evoluciones tecnologicas, aunadas a ex-
perimentaciones sociales en estos nuevos ambitos, tal vez pue-
dan librarnos de la etapa opresiva actual y hacernos entrar en
una era posmediatica caracterizada por una reapropiacion y una
resingularizacion en la utilization de los medios de comunica-
cion. (Acceso a los bancos de datos, a las videotecas, interacti-
vidad entre protagonistas, etc.)
El mismo movimiento de comprension polifonica y hetero-
genetica de la subjetividad nos lleva a tomar en consideration
ciertas investigaciones de aspectos etologicos y ecologicos
contemporaneos. Daniel Stern, en The Interpersonal World of
* La palabra agencement, arreglo, disposition, organization, or-
denamiento, de uso generalizado en el libro, se ha traducido como
"conformation" [n. del t.].
Acerca de la production de la subjetividad 17
the Infant, 1 exploro de manera notable las formaciones subje-
tivas preverbales del nifio. El muestra que de ningun modo se
trata de "estadios" en el sentido freudiano, sino de niveles de
subjetivacion que persistiran de forma paralela durante toda la
vida. Renuncia, pues, a la ponderacion excesiva de la psicoge-
nesis de los complejos freudianos, presentados como "Univer-
sales" estructurales de la subjetividad. Pone de relieve, ade-
mas, el caracter inicialmente transubjetivo de las experiencias
precoces del nino, que no disocian el sentimiento de si del sen-
timiento del otro. Una dialectica entre los "afectos compar-
tibles" y los "afectos no compartibles" estructura las fases
emergentes de la subjetividad. Subjetividad en estado naciente
que no cesara de reaparecer en el sueno, el delirio, la exalta-
cion creadora o el sentimiento amoroso...
La ecologfa social y la ecologfa mental hallaron ambitos
privilegiados de exploracion en las experiencias de psicotera-
pia institucional. Pienso obviamente en la clmica de La Borde,
donde yo mismo trabajo desde hace mucho tiempo; allf se lo
ha dispuesto todo para que los enfermos psicoticos vivan en
un clima de actividad y asuncion de responsabilidades, con el
fin no solo de promover un ambiente de comunicacion sino
tambien para crear focos locales de subjetivacion colectiva.
No se trata, pues, de una simple remodelacion de la subjetivi-
dad de los pacientes -tal como preexistfa antes de la crisis psi-
cotica- sino de una produccion sui generis. Por ejemplo, cier-
tos enfermos psicoticos oriundos de medios agncolas pobres
seran invitados a practicar artes plasticas, a hacer teatro, video,
1. Nueva York, Basic Book, Inc. Publishers, 1985. Traducido al
frances por PUF: Le monde interpersormel du nourrisson, Paris, 1989.
Cf. mas adelante, pags. 94-7.
18
Caosmosis
raiisica, etc., universos que hasta entonces les eran ajenos. En
cambio, los burocratas e intelectuales se veran atrafdos hacia
el trabajo material, en la cocina, el jardin, la alfarena, el club
hfpico. Lo importante no es la mera confrontation con una
nueva materia de expresion, sino la constitution de complejos
de subjetivacion: individuo-grupo-maquina-intercambios mul-
tiples. En efecto, estos complejos ofrecen a la persona posibi-
lidades diversificadas de rehacerse una corporeidad existen-
tial, salir de sus atolladeros repetitivos y en cierto modo
resingularizarse. Se operan asf injertos de transferencia que no
proceden sobre la base de dimensiones "ya ahf ' de la subjeti-
vidad, cristalizadas en complejos estructurales, sino de una
creation y que, por ese caracter, dependen de una suerte de pa-
radigma estetico. Se crean nuevas modalidades de subjetiva-
ci6n, del mismo modo que un ptestico crea nuevas formas so-
bre la base de la paleta de que dispone. Dado este contexto, los
componentes mas heterogeneos pueden concurrir a la evolu-
tion positiva de un enfermo: relaciones con el espacio arqui-
tectonico, vmculos economicos, cogestion entre el enfermo y
el profesional en diferentes vectores asistenciales, aprovecha-
miento de todas las ocasiones de apertura al exterior, explota-
cion procesual de las "singularidades" de los acontecimientos;
todo cuanto contribuya a crear una relation autentica con el
otro. A cada uno de estos componentes de la institution asis-
tencial le corresponde una practica necesaria. No estamos
frente a una subjetividad dada como un en-si, sino frente a
procesos de toma de autonomfa, o de autopoiesis (en un senti-
do algo diferente del que da a este termino Francisco Varela 2 ).
2. Autonomic et Connaissance, Paris, Seuil, 1989.
Acerca de la production de la subjetividad 19
Veamos ahora un ejemplo de explotacion de los resortes
etologicos y ecologicos de la psique en el campo de las psico-
terapias familiares. Lo tomamos de la corriente que, con eje en
Mony Elkai'm, intenta desembarazarse del influjo de las teorfas
sistemicas vigentes en los pafses anglosajones y en Italia. 3
Aquf tambien la inventividad de las curas nos aleja de los pa-
radigmas cientificistas y nos acerca a un paradigma etico-es-
tetico. El terapeuta se compromete, asume riesgos, pone en
juego sus propios fantasmas y crea un clima paradojico de au-
tenticidad existencial, combinado con una libertad de juego y
de simulacra. La terapia familiar produce subjetividad de la
manera mas artificial que existe. Se lo comprueba en las sesio-
nes de formacion, cuando los terapeutas se reunen para impro-
visar escenas psicodramaticas. La escena implica en este caso
un escalonamiento de la enunciacion: visi6n de si mismo co-
mo encarnacion concreta; sujeto de la enunciacion que duplica
al sujeto del enunciado y a la distribucion de roles; gestion co-
lectiva del juego; interlocution con los comentadores de la es-
cena y, por ultimo, mirada video que restituye en feed-back el
conjunto de estos niveles superpuestos. Este tipo de perfor-
mance favorece el abandono de una actitud "realista" que to-
mana las escenas vividas como sistemas realmente encarnados
en las estructuras familiares. Este aspecto teatral multifacetico
permite captar el caracter artificial, creacionista de la produc-
cion de subjetividad. Subrayemos que la instancia de la mira-
da video habita en todo instante la vision de los terapeutas. In-
cluso cuando la camara esta detenida, se toman la costumbre
de observar ciertas manifestaciones semioticas que escapan a
la mirada corriente. El cara a cara ludico con los pacientes, la
3. Mony Elkai'm, Si tu m'aimes, ne m'aime pas, Paris, Seuil, 1989.
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Caosmosis
acogida de las singularidades desarrolladas por esta especie de
terapia se diferencian de la actitud del psicoanalista que aparta
la mirada, e incluso de la performance psicodramatica clasica.
Si nos volvemos hacia la historia contemporanea, hacia las
producciones semioticas maqumicas o hacia la etologfa de la
infancia, la ecologi'a social y la ecologfa mental, asistiremos a
un mismo cuestionamiento de la individuation subjetiva, que
subsiste, ciertamente, pero acusando el efecto de las confor-
maciones colectivas de enunciation. La definition provisoria
de la subjetividad que me estaria dado proponer en esta etapa
como mas abarcadora, sera: "Conjunto de condiciones por las
que instancias individuales y/o colectivas son capaces de
emerger como Territorio existencial sui-referencial, en ad-
yacencia o en relation de delimitation con una alteridad a su
vez subjetiva". Sabemos que en ciertos contextos sociales y
semiologicos la subjetividad se hace individual; una persona
tenida por responsable de si misma se situa en el seno de rela-
ciones de alteridad regidas por usos familiares, costumbres lo-
cales, leyes juridicas... En otras condiciones, la subjetividad se
hace colectiva, lo cual no significa que se torne exclusivamen-
te social. El termino "colectivo" ha de entenderse aquf en el
sentido de una multiplicidad que se despliega a la vez mas alia
del individuo, del lado del socius, y mas aca de la persona, del
lado de intensidades preverbales tributarias de una logica de
los afectos mas que de una logica de conjuntos bien circuns-
critos.
Las condiciones de production esbozadas en esta redefini-
tion implican, pues, conjuntamente instancias humanas inter-
subjetivas manifestadas por el lenguaje, instancias sugestivas
o identificatorias tributarias de la etologfa, interacciones insti-
Acerca de la production de la subjetividad 21
tucionales de diversas naturalezas, dispositivos maqmnicos
como los que se basan en la asistencia por computadora, Uni-
versos de referencia incorporates como los que atafien a la
musica y a las artes plasticas. Es esencial esta parte no huma-
na pre-personal de la subjetividad, por cuanto solo a partir de
ella se puede desarrollar su heterogenesis. jMalamente se
cuestiono a Deleuze y Foucault, quienes enfatizaban una par-
te no humana de la subjetividad, haciendolos sospechosos de
adoptar posiciones antihumanistas! El problema no es ese. Se
trata mas bien de aprehender la existencia de maquinas de
subjetivacion que no laboran linicamente en el seno de "facul-
tades del alma", de relaciones interpersonales o de complejos
intrafamiliares. La subjetividad no se fabrica solo a traves de
los estadios psicogeneticos del psicoanalisis o de los "mate-
mas" del Inconsciente, sino tambien en las grandes maquinas
sociales, masmediaticas o lingufsticas que no pueden calificar-
se de humanas. Falta hallar aun cierto equilibrio entre los des-
cubrimientos estructuralistas, nada superfluos, evidentemente,
y su gestion pragmatica, para no sucumbir al abandonismo so-
cial posmoderno.
Con su concepto de Inconsciente, Freud postulo la existen-
cia de un continente oculto de la psique en cuyo seno se des-
plegarfa lo esencial de las opciones pulsionales, afectivas y
cognitivas. En la actualidad, no es posible disociar las teorias
del Inconsciente de las practicas psicoanalfticas, psicoterapeu-
ticas, institucionales, literarias que hacen referencia a ellas. El
Inconsciente ha pasado a ser una institution, un "Equipo Co-
lectivo", entendido en sentido lato. Queda uno revestido de un
inconsciente desde el momento en que suefia, en que delira, en
que comete un acto fallido o un lapsus... Indiscutiblemente, los
descubrimientos freudianos -que prefiero calificar de inven-
ciones- enriquecieron los angulos desde los que hoy es posible
22
Caosmosis
abordar la psique, de modo que si hablo aquf de invention...
jno es en absoluto en un sentido peyorativo! Asf como los
cristianos inventaron una nueva formula de subjetivacidn, asf
como la caballeria cortes y el romanticismo inventaron un
nuevo amor, una nueva naturaleza, asf como el bolchevismo
invento un nuevo sentimiento de clase, las diversas sectas
freudianas segregaron una nueva manera de sentir y hasta de
producir la histeria, la neurosis infantil, la psicosis, la conflic-
tividad familiar, la lectura de los mitos, etc. El propio Incons-
ciente freudiano evoluciono en el curso de su historia, perdio
parte de la riqueza bullente y del inquietante ateismo de sus
origenes y paso a centrarse en el analisis del yo, la adaptation
a la sociedad o la conformidad con un orden significante en su
version estructuralista.
Mi perspectiva consiste en hacer transitar las ciencias huma-
nas y las ciencias sociales desde los paradigmas cientificistas
hacia paradigmas etico-esteticos. El problema ya no es saber si
el Inconsciente freudiano o el Inconsciente lacaniano aportan
una respuesta cientffica a los problemas de la psique. Estos mo-
delos solo seran considerados en su caracter de production de
subjetividad entre otros, inseparables tanto de los dispositivos
tecnicos e institucionales que los promueven como de su im-
pacto sobre la psiquiatna, la ensenanza universitaria o los mass
media... De una manera mas general, debera admitirse que cada
individuo, cada grupo social vehiculiza su propio sistema de
modelizacion de subjetividad, es decir, una cierta cartografia
hecha de puntos de referencia cognitivos pero tambien rmticos,
rituales, sintomatologicos, y a partir de la cual cada uno de
ellos se posiciona en relation con sus afectos, sus angustias, e
intenta administrar sus inhibiciones y pulsiones.
Acerca de la production de la subjetividad 23
Una cura psicoanalitica nos confronta con una multiplici-
dad de cartograffas: la del analista y la del analizante, pero
tambien la de la familia, el entomo, etc. Solo la interaccion de
estas cartograffas dara su regimen a las diferentes conforma-
ciones de subjetivacion. De ninguna de ellas, sea fantasmatica,
delirante o teorica, se podra decir que expresa un conocimien-
to objetivo de la psique. Todas tienen importancia por cuanto
apuntalan un cierto contexto, un cierto marco, una armadura
existencial de la situacion subjetiva. Nuestra interrogacion no
es aquf simplemente de orden especulativo, sino que se plan-
tea desde angulos sumamente practicos: los conceptos de In-
consciente que se nos proponen en el "mercado" del psicoana-
lisis, ^se adecuan a las condiciones actuales de produccion de
subjetividad? ^Hace falta transformarlos, inventar otros nue-
vos? Este problema de modelizacion (para ser mas exactos, de
metamodelizacion psicologica), conduce a evaluar la utilidad
de estos instrumentos cartograficos, de estos conceptos psicoa-
nalfticos, sistemicos, etc. ^Se los utiliza como grilla de lectura
global exclusiva y de pretension cientifica, o como instrumen-
tos parciales que entran en composicion con otros, siendo el
criterio ultimo de orden funcional? ^Que procesos se desen-
vuelven en una conciencia ante el choque de lo inhabitual?
^Como se operan las modificaciones de un modo de pensa-
miento, de una aptitud para aprehender el mundo circundante
en plena mutacion? ^Como cambiar las representaciones de un
mundo exterior, el mismo en pleno cambio? El Inconsciente
freudiano es inseparable de una sociedad apegada a su pasado,
a sus tradiciones falocraticas, a sus invariantes subjetivas. Las
conmociones contemporaneas reclaman sin duda una modeli-
zacion mas orientada hacia el futuro y la aparicion de nuevas
practicas sociales y esteticas. La devaluacion del sentido de la
vida produce la fragmentacion de la imagen del yo: sus repre-
24
Caosmosis
sentaciones se tornan confusas, contradictorias. Frente a estos
sacudimientos, la mejor actitud es considerar el trabajo de car-
tografta y modelizacion psicologica en relation dialectica con
los individuos y grupos involucrados; lo esencial, entre tanto,
es seguir el rumbo de una cogestion de la production de subje-
tividad, desconfiando de las actitudes autoritarias y de suges-
tion que, aunque el psicoanalisis pretenda haberlas dejado
atras, ocupan un lugar tan importante en el.
Hace mucho tiempo que renuncie al dualismo Consciente-
Inconsciente de las topicas freudianas y a todas las oposicio-
nes maniquefstas correlativas de la triangulacion edfpica y del
complejo de castration. Opte por un Inconsciente que super-
pone multiples estratos de subjetivaciones, estratos heteroge-
neos, de extension y consistencia variables. Inconsciente,
pues, mas "esquizo", liberado de las sujeciones familiaristas,
mis vuelto hacia praxis actuales que hacia fijaciones y regre-
siones sobre el pasado. Inconsciente de Flujos y maquinas abs-
tractas mas que Inconsciente de estructura y lenguaje. Sin em-
bargo, no atribuyo a mis "cartografias esquizoanalfticas" 4 el
caracter de teorias cientfficas. Asi corao un artista toma de sus
predecesores y contemporaneos los rasgos que le convienen,
del mismo modo invito a quienes me leen a tomar y rechazar
libremente mis conceptos. Lo importante no es el resultado fi-
nal, sino el hecho de que el metodo cartografico multicompo-
nencial pueda coexistir con el proceso de subjetivacion y que
resulte asf posible una reapropiacion, una autopoiesis de los
medios de production de la subjetividad.
jDesde luego, no equiparo la psicosis a una obra de arte ni
al psicoanalista con un artista! Solamente senalo que los re-
4. Cartographies schizoanalytiques, Paris, Galilee, 1989.
Acerca de la production de la subjetividad 25
gistros existenciales involucrados comprometen una dimen-
sion de autonomfa de orden estetico. Estamos en presencia de
una opcion etica crucial: o bien objetivamos, reificamos,
"cientifizamos" la subjetividad, o bien, por el contrario, inten-
tamos captarla en su dimension de creatividad procesual.
Kant habfa establecido que el juicio estetico arrastra a la sub-
jetividad y a su relacion con el otro a cierta actitud de "desin-
teres". 5 Pero no es suficiente senalar las categorfas de libertad
y desinteres como dimensiones esenciales de la estetica in-
consciente; conviene explicitar, ademas, su modo de insercion
activo en la psique. ^De que modo ciertos segmentos semioti-
cos adquieren su autonomfa, se ponen a trabajar por cuenta
propia y a generar nuevos campos de referencia? Solo a partir
de una ruptura semejante se hara posible una singularizacion
existencial, correlativa de la genesis de nuevos coeficientes
de libertad. Este desprendimiento de un "objeto parcial" eti-
co-estetico del campo de las significaciones dominantes co-
rresponde a la vez a la promocion de un deseo mutante y a la
conclusion de una cierta perdida de interes. Quisiera tender
aquf un puente entre el concepto de objeto parcial, o de objeto
"a" segun lo teorizara Lacan, que senala la autonomizacion de
componentes de la subjetividad inconsciente, con la autono-
mizacion subjetiva relativa del objeto estetico. Retorna aquf
5. "Se puede decir que, entre estas tres especies de complacencia
(lo agradable, lo bello y lo bueno), solo y unicamente la del gusto
por lo bello es una complacencia desinteresada y libre, pues ningun
interes, ni el de los sentidos, ni el de la razon, fuerza la aprobacion",
Emmanuel Kant, Critique de lafaculte de juger, Paris, Vrin, 1986,
pags. 54-55. [Cita transcripta de la siguiente version castellana:
Critica de la facultad de juzgar, Caracas, Monte Avila Editores,
1992, pag. 127 (n. del t.).]
26
Caosmosis
una problematica de Mijail Bajtin. En su primer ensayo teori-
co de 1924, 6 Bajtin pone de relieve la funcion de apropiacion
enunciativa de la forma estetica por la autonomizacion del
contenido cognitivo o etico, y la conclusion de este contenido
en objeto estetico, que yo calificare de enunciador parcial. Mi
intento es llevar el objeto parcial psicoanalftico adyacente al
cuerpo, punto de enganche de la pulsion, hacia una enuncia-
tion parcial. La ampliation de la notion de objeto parcial en
la que colabora Lacan al incluir en el objeto "a" la mirada y la
voz, deberia proseguirse. Se trata de convertir esta nocion en
una categoria que abarque el conjunto de los focos de autono-
mizacion subjetiva relativos a los grupos sujetos, a las instan-
cias de production de subjetividad maqumica, ecologica, ar-
quitect6nica, religiosa, etc. Bajtin describe una transferencia
de subjetivacion que se opera entre el autor y el contemplador
de una obra: el "mirador", en el sentido de Marcel Duchamp.
A su juicio, en este movimiento el "consumidor" pasa a ser en
cierto modo co-creador; y la forma estetica no alcanza este re-
sultado sino por el sesgo de una funcion de aislamiento o de
separation, de tal suerte que la materia de expresion se torna
formalmente creativa. El contenido de la obra se separa de sus
connotaciones, tanto cognitivas como esteticas: "el aislamien-
to o la separacion no corresponden a la obra como cosa, sino
a su signification, a su contenido, que con gran frecuencia se
libera de ciertos lazos necesarios con la unidad de la naturale-
za y con la unidad del ser." 7 Asi pues, es un cierto tipo de
6. "Le probleme du contenu, du materiau et de la forme dans
l'ceuvre litteraire", en Esthetique et theorie du roman, Paris,
Gallimard, 1978.
7. Op. cit., pag. 72.
Acerca de la production de la subjetividad 27
fragmento de contenido el que "toma posesion del autor", pa-
ra engendrar un cierto modo de enunciacion estetica. En mu-
sica, como observa Bajtin, el aislamiento y la invencion no
pueden ser relacionados axiologicamente con el material: "No
se afsla el sonido de la acustica, ni se inventa el numero mate-
matico que interviene en la composicion. Lo que la invencion
afsla y torna irreversible es el acontecimiento de la aspira-
cion, la tension valorizante, y gracias a eso se eliminan por sf
mismos sin obstaculo y encuentran reposo en su perfecciona-
miento." 8 En el ambito de la poesfa, la subjetividad creadora,
para separarse, autonomizarse, perfeccionarse, se apoderara
preferentemente:
1. del costado sonoro del vocablo, de su aspecto musical;
2. de sus significaciones materiales, con sus matices y varian-
tes;
3. de sus aspectos de conexi6n verbal;
4. de sus aspectos entonativos emocionales y volitivos;
5. del sentimiento de la actividad verbal de engendrar en for-
ma activa un sonido significante que comporta elementos
motores de articulacion, gesto, mfmica; sentimiento de un
movimiento al que es incitado el organismo entero, tanto
la actividad como el alma del vocablo, en su unidad con-
creta.
Y este ultimo aspecto, declara Bajtin, engloba a los demas. 9
Estas agudas distinciones pueden conferir una mayor am-
plitud a nuestro enfoque de la subjetivacion parcial. Hallamos
8. Op. cit., pag. 74.
9. W.,pag. 74.
28
Caosmosis
tambien en Bajtin la idea de irreversibilidad del objeto esteti-
co e implfcitamente la de autopoiesis, nociones sumamente
necesarias en el campo del analisis de las formaciones del In-
consciente, de la pedagogfa, de la psiquiatria y, mas general-
mente, en el campo social devastado por la subjetividad capi-
talfstica. Asf, pues, no solo en el ambito de la musica y de la
poesfa vemos ejercerse tales fragmentos desprendidos del con-
tenido, que yo incluyo en la categoria de los "ritornelos exis-
tenciales". La polifonfa de los modos de subjetivacion corres-
ponde, en efecto, a una multiplicidad de maneras de "veneer
al tiempo". Otras rftmicas se ven asf llevadas a hacer crista-
lizar conformaciones existenciales que ellas encaman y singu-
larizan.
Los casos mas simples de ritornelos de delimitaci6n de Te-
rritories existenciales pueden ser hallados en la etologfa de
muchas especies de aves. Ciertas secuencias espeefficas de
canto operan al servicio de la seduction del companero sexual,
asf como para alejar a los intrusos, anunciar la aparicion de
predadores... 10 En cada oportunidad, se trata de definir un es-
pacio funcional precisamente determinado. En las sociedades
arcaicas, al cumplirse ciertos rituales y por virtud de referen-
cias mfticas, otros tipos de Territories existenciales colectivos
se circunscriben en funcion de ritmos, cantos, danzas, masca-
ras, marcas en el cuerpo, en el suelo, en los totems. 11 Estas es-
pecies de ritornelos se senalan en la Antigiiedad griega con los
"nomos", que constitufan en cierto modo "indicativos sono-
10. Felix Guattari, L'Inconscient machinique, Paris, Recherche,
1979.
11. Vease el papel de los suefios en las cartografias mfticas de los
aborigenes de Australia. Barbara Glocewski, Les Reveurs du desert,
Paris, Plon, 1989
Acerca de la production de la subjetividad 29
ros", banderas y sellos para las corporaciones profesionales.
Pero cada uno de nosotros conoce tales franqueamientos de
umbral subjetivos por la puesta en acto de un modulo temporal
catalizador que nos sumergira en la tristeza o bien en una at-
mosfera de alegria y animacion. Con este concepto de ritorne-
lo aludimos no solamente a los afectos masivos, sino tambien
a ritornelos hipercomplejos que catalizan la entrada de Univer-
sos incorporales como los de la musica o las matematicas, y
que cristalizan los Territorios existenciales mas desterritoriali-
zados. Este tipo de ritornelo transversalista escapa a una deli-
mitacion espacio-temporal estricta. Con el, el tiempo cesa de
ser exterior y se convierte en foco intensivo de temporaliza-
cion. El tiempo universal no aparece, desde esta perspectiva,
mas que como una proyeccion hipotetica, como un tiempo del
equivaler generalizado, como un tiempo capitah'stico "aplana-
do"; mientras que lo esencial radica en esos modulos de tem-
poralizacidn parcial que se ejercen en diversos dominios bio-
logicos, etologicos, socioculturales, maqufnicos, cosmicos... y
a partir de los cuales los ritornelos complejos constituyen sin-
cronfas existenciales muy relativas.
Para ilustrar este modo de produccion de subjetividad poli-
fonica en el que un ritornelo complejo desempena un papel
preponderante, consideremos el ejemplo del consumo televisi-
vo. Cuando miro el televisor, yo existo en la interseccion en-
tre: 1) una fascinacion perceptiva provocada por el barrido lu-
minoso del aparato y que confina con el hipnotismo; 12 2) una
relacion de captura con el contenido narrativo de la envision,
12. En lo que atafle a un reexamen de la hipnosis y de la sugestion,
cf. Le cosur et la raison. L'hypnose en question de Lavoisier a Lacan,
Leon Chertok e Isabelle Stengers, Paris, Payot.
30
Caosmosis
asociado a una vigilancia lateral respecto de los acontecimien-
tos circundantes (el agua que hierve en la hornalla, un grito in-
fantil, el telefono...), y 3) un mundo de fantasmas que habitan
mi ensonacion... Mi sentimiento de identidad personal se ve
atrafdo, pues, en diferentes direcciones. Atravesado por seme-
jante diversidad de componentes de subjetivacion, ^como pue-
do conservar un sentimiento relativo de unicidad?: gracias a
esa ritornelizacion que me fija ante la pantalla, constituida
desde ese momento como nudo existencial proyectivo. Yo soy
lo que hay ahf delante. Mi identidad ha pasado a ser el locutor,
el personaje que habla en el televisor. Como Bajtin, dire que el
ritornelo no descansa en los elementos de formas, de materias,
de significacidn corriente, sino en la separation de un "moti-
vo" (o leitmotiv) existencial que se instaura como "atractor"
en medio del caos sensible y significacional. Los diversos
componentes conservan su heterogeneidad, pero no obstante
son captados por un ritornelo que fija el Territorio existencial
del yo. En el caso de la identidad neurotica, el ritornelo puede
verse encarnado en una representation "endurecida", por
ejemplo un ritual obsesivo. Si por una razon cualquiera esta
maquina de subjetivacion se ve amenazada, toda la personali-
dad puede implotar; es lo que ocurre en la psicosis, en la que
los componentes parciales parten en Kneas delirantes, aluci-
natorias... Este concepto paradojico de ritornelo complejo per-
mitira referir un acontecimiento interpretative, en una cura
psicoanalftica, no ya a Universales o matemas, a estructuras
preestablecidas de la subjetividad, sino a lo que yo llamo una
constelacion de Universos. No se trata de Universos de refe-
renda en general, sino de dominios de entidades incorporates
que se detectan al mismo tiempo que se los produce y que
revelan estar ahf desde siempre, no bien se los engendra. He
aquf la paradoja espeeffica de esos Universos: se dan en el ins-
Acerca de la production de la subjetividad 31
tante creador, como haecceidad, y escapan al tiempo discursi-
vo; son como focos de eternidad anidados entre los instantes.
Por otra parte, implican que se tome en cuenta, ademas de los
elementos en situacion (familiar, sexual, conflictiva), la pro-
yeccion de todas las lmeas de virtualidad abiertas a partir del
acontecimiento de su emergencia. Tomemos un ejemplo sim-
ple: un paciente que durante la cura permanece bloqueado en
sus problemas, dando vueltas en redondo, atascado en un pun-
to muerto. Un dfa dice, sin darle demasiada importancia:
"Pense en retomar cursos de manejo de automoviles, pues ha-
ce anos que no manejo"; o bien: "Tengo ganas de aprender
procesamiento de texto". Para una concepcion traditional del
analisis, este tipo de verbalizacion puede seguir pasando inad-
vertido. Sin embargo, semejante orden de singularidad es
capaz de convertirse en clave disparadora de un ritornelo
complejo que modificara no solamente el comportamiento in-
mediato del paciente, sino que le abrira nuevos campos de vir-
tualidad: la reanudacion del contacto con personas a las que
habfa perdido de vista, la posibilidad de restablecer antiguos
paisajes, de reconquistar una seguridad neurologica... Aquf,
una neutralidad demasiado ngida, una no intervencion del te-
rapeuta resultaria negativa; puede ser necesario cazar la oca-
sion al vuelo, consentir, asumir el riesgo de equivocarse, pro-
bar suerte, deck: "Si, esa experiencia es tal vez importante".
Tratar el acontecimiento como portador eventual de una nueva
constelacion de Universos de referenda. Esta es la razon por
la que opto en favor de intervenciones pragmaticas orientadas
a la construccion de la subjetividad, a la produccion de cam-
pos de virtualidad no meramente polarizados por una herme-
neutica simbolica centrada en la infancia.
32
Caosmosis
Para esta concepcion del analisis, el tiempo cesa de ser pa-
decido; es actuado, orientado, objeto de mutaciones cualificati-
vas. El analisis ya no es interpretacion transferencial de smto-
mas en funcion de un contenido latente preexistente, sino
invencion de nuevos focos catalfticos susceptibles de bifurcar
la existencia. Una singularidad, una ruptura de sentidos, un cor-
te, una fragmentacion, el desprendimiento de un contenido se-
miotico -a la manera dadafsta o surrealista- pueden originar fo-
cos mutantes de subjetivacion. La qmmica debio comenzar por
depurar mezclas complejas para extraerles materias atomicas y
moleculares homogeneas y componer a partir de ellas una
gama infinita de entidades qufmicas que antes no existian. Asi-
mismo, la "extraccion" y la "separation" de subjetidades
[subjectites] esteticas o de objetos parciales, en el sentido psi-
coanalftico, hacen posible una inmensa complejizacion de la
subjetividad, de las armomas, de las polifomas, de los contra-
puntos, de los ritmos y las orquestaciones existenciales hasta
aquf ineditos e inauditos. Complejizacion desterritorializante
esencialmente precaria, por la constante amenaza de abatimien-
to reterritorializante; sobre todo en el contexto contemporaneo,
donde el primado de los flujos informativos engendrados ma-
quinicamente amenaza conducir a una disolucion generalizada
de las antiguas Territorialidades existenciales. En las primeras
etapas de las sociedades industriales, lo "demonico" continua-
ba aun aflorando, pero el misterio paso a ser algo cada vez mas
raro. Baste evocar aquf la desesperada busqueda de un Wit-
kiewicz en pos de una ultima "extraneza del ser" que parecia
escurnrsele literalmente entre los dedos. En estas condiciones,
le compete a la funcion poetica, en sentido amplio, recomponer
Universos de subjetivacion artificialmente rarificados, resingu-
larizados. Para ella no se trata de transmitir mensajes, de inves-
tir imagenes como soportes de identificacion o patrones de con-
Acerca de la production de la subjetividad 33
ducta como sosten de procedimientos de modelizacion, sino de
catalizar operadores existenciales capaces de adquirir consis-
tencia y persistencia.
Esa catalisis poetico-existencial, que veremos ejercerse en
el seno de discursividades escriturales vocales, musicales o
plasticas, compromete de un modo casi sincronico la cristali-
zacion enunciativa del creador, del interprete y del aficionado
a la obra de arte, tanto como del analista y su paciente. Su efi-
ciencia radica en su capacidad para promover rupturas activas,
procesuales, en el seno de tejidos significacionales y denotati-
vos semioticamente estructurados, a partir de los cuales pon-
dra en accion una subjetividad de la emergencia, en el sentido
de Daniel Stern. Cuando se desencadena efectivamente en un
area enunciativa dada -esto es, situada desde un punto de vis-
ta historico y geopolftico-, una funcion analftico-poetica se-
mejante se instaura como foco mutante de autorreferenciacion
y de autovalorizacion. Por esta razon se la debera considerar
siempre desde dos angulos: 1) en cuanto ruptura molecular,
imperceptible bifurcacion, susceptible de alterar la trama de
las redundancias dominantes, la organization de lo "ya clasifi-
cado" o, si se prefiere, el orden de lo clasico; 2) en cuanto se-
lecciona ciertos segmentos de estas mismas cadenas de redun-
dancia para conferirles esa funcion existencial a-significante
que vengo de evocar, para "ritornelizarlas", para convertirlas
en fragmentos virulentos de enunciacion parcial que laboranan
a tftulo de shifter de subjetivacion. Poco importa aqm la cuali-
dad del material de base, como se lo ve en la miisica repetitiva
o en la danza Buto que, segun el anhelo de Marcel Duchamp,
estan enteramente vueltas hacia "el mirador". Lo que importa
sobre todo es el impulso ritmico mutante de una temporaliza-
34
Caosmosis
cion capaz de sostener juntos los componentes heterogeneos
de un nuevo edificio existential.
Mas alia de la funcion poetica, se plantea la cuestion de los
dispositivos de subjetivacion. Y, mas precisamente, aquello
que debe caracterizarlos para que abandonen la serialidad -en
el sentido de Sartre- y entren en procesos de singularizacion
que restituyan a la existencia lo que podrfamos llamar su au-
toesencializacion. Abordamos una epoca en que, al diluirse los
antagonismos de la guerra fna, aparecen de manera mas neta
las amenazas mayores que nuestras sociedades productivistas
hacen pesar sobre la especie humana. Nuestra supervivencia
en este planeta esta amenazada no solo por las degradaciones
ambientales, sino tambien por la degeneration del tejido de so-
lidaridades sociales y de los modos de vida psiquicos que con-
viene, literalmente, reinventar. La refundacion de lo politico
debera pasar por las dimensiones esteticas y analfticas que se
implican en las tres ecologfas del ambiente, el socius y la psi-
que. No se puede concebir como respuesta al envenenamiento
de la atmosfera y al recalentamiento del planeta debidos al
efecto invernadero, una simple estabilizacion demografica, sin
una mutation de mentalidades, sin la promocion de un nuevo
arte de vivir en sociedad. No se puede concebir disciplina in-
ternational alguna en este dominio, si no se da solution a los
problemas del hambre en el mundo, a la hiperinflacion en el
tercer mundo. No se puede concebir una recomposicion colec-
tiva del socius, correlativa de una resingularizacion de la sub-
jetividad, sin una nueva manera de concebir la democracia po-
lftica y economica, en el respeto de las diferencias culturales,
y sin multiples revoluciones moleculares. No se puede esperar
un mejoramiento de las condiciones de vida de la especie hu-
mana sin un esfuerzo considerable de promocion de la condi-
tion femenina. El conjunto de la division del trabajo, sus mo-
Acerca de la production de la subjetividad 35
dos de valorization y sus finalidades deben ser igualmente
replanteados. La production por la production misma, la ob-
sesion por los indices de crecimiento, sea en el mercado
capitalista o en economfas planificadas, conduce a absurdos
monstruosos. La unica finalidad aceptable de las actividades
humanas es la production de una subjetividad que autoenri-
quezca de manera continua su relation con el mundo. Los dis-
positivos de production de subjetividad pueden existir tanto a
escala de megapolos como a la de los juegos de lenguaje de un
individuo. ;Y para captar los resortes mtimos de esta produc-
tion -esas rupturas de sentido autofundadoras de existencia-,
quiza la poesfa tiene hoy mas para ensenarnos que las ciencias
economicas, las ciencias hurnanas y el psicoanalisis juntos!
Las transformaciones sociales contemporaneas proceden,
por una parte, a gran escala, sea por mutaciones de subjeti-
vidad relativamente progresistas o bien moderadamente con-
servadoras, como se observa en los paises del Este, o de modo
francamente reaccionario y hasta neofascista en los paises de
Medio Oriente; al mismo tiempo, dichas mutaciones pueden
producirse a escala molecular, microfisica en el sentido de
Foucault, en una actividad polftica, en una cura analftica, en la
instalacion de dispositivos para cambiar la vida del entorno, el
modo de funcionamiento de una escuela o de una institution
psiquiatrica: en cualquier caso, la sinergia de estos dos proce-
sos llama a abandonar el reduccionismo estructuralista y a re-
fundar la problematica de la subjetividad. Subjetividad partial,
prepersonal, polifonica, colectiva y maqufnica. Fundamental-
mente, la cuestion de la enunciation se ve aquf descentrada
con respecto a la de la individuation humana. Se torna corre-
lativa no solo de la emergencia de una logica de las intensida-
des no discursivas, sino igualmente de una incorporacion-
aglomeracion patica de estos vectores de subjetividad partial.
36
Caosmosis
Conviene, entonces, renunciar a las pretensiones habitualmen-
te universalistas de las modelizaciones psicologicas. Los con-
tenidos supuestamente cientfficos de las teonas psicoanalfticas
o sistemicas (lo mistno que las modelizaciones mitologicas o
religiosas, o aun las modelizaciones mitologicas del delirio
sistematico...) valen esencialmente por su funcion existenciali-
zante, es decir, de production de subjetividad. En estas condi-
ciones, la actividad teorica se reorientara hacia una metamode-
lizacion capaz de responder por la diversidad de sistemas de
modelizacion. En particular, es importante situar la incidencia
concreta de la subjetividad capitalfstica (subjetividad del equi-
valer generalizado) en el contexto de desarrollo continuo de
los mass media, de los Equipamientos Colectivos y de la revo-
lution informatica, que parece llamada a encubrir con su grisa-
11a los menores gestos, los ultimos recovecos de misterio del
planeta.
Nos propondremos descentrar, pues, la cuestion del sujeto
respecto de la cuestion de la subjetividad. El sujeto fue conce-
bido tradicionalmente como esencia ultima de la individua-
tion, como pura aprehension pre-reflexiva, vatia, del mundo,
como foco de la sensibilidad, de la expresividad, unificador de
los estados de conciencia. Con la subjetividad se pondra mas
el acento en la instancia fundadora de la intencionalidad. Se
trata de tomar la relation entre el sujeto y el objeto por el me-
dio y de llevar al primer piano la instancia expresante (o el In-
terpretante de la triada de Peirce). Se replanteara, en conse-
cuencia, el problema del Contenido. El Contenido participa de
la subjetividad, dando consistencia a la cualidad ontologica de
la Expresion. En esta reversibilidad del Contenido y la Expre-
sion reside lo que yo denomino funcion existencializante. Par-
tiremos, pues, de un primado de la sustancia enunciadora so-
bre la dupla Expresion y Contenido.
Acerca de la production de la subjetividad
37
He crefdo hallar una alternativa valida a los estructura-
lismos inspirados en Saussure, echando mano a la oposicion
Expresion/Contenido segun fuera concebida por Hjelmslev, 13
es deck, fundada precisamente en una reversibilidad posible
entre la Expresion y el Contenido. Mas alia de Hjelmslev, pro-
pongo considerar una multiplicidad de instancias expresantes,
sean del orden de la Expresion o del Contenido. En vez de re-
currir a la oposicion Expresion/Contenido, que en Hjelmslev
continua duplicando el par significante/significado de Saussu-
re, se trataria de poner en paralelo, en polifoma, una multipli-
cidad de componentes de Expresion o sustancias de Expresion.
La dificultad consiste en que el propio Hjelmslev empleaba la
categoria de sustancia en una triparticion de materia, sustancia
y forma, relativa por una parte a la Expresion y por otra al
Contenido. Para este autor, la union entre la Expresion y el
Contenido se realizaba en el nivel de la forma de Expresion y
de la forma del Contenido, que el identificaba una con otra.
Esta forma comiin y conmutante resulta algo misteriosa, pero
representa, a mi entender, una intuicion genial, al plantear la
cuestion de la existencia de una maquina formal, transversal a
toda modalidad, sea de Expresion o de Contenido. Habria,
pues, un puente, una transversalidad entre la maquina de dis-
cursividad fonematica y sintagmatica de la Expresion propia
del lenguaje, por un lado y, por el otro, el recorte de las unida-
des semanticas del Contenido (por ejemplo, la manera como
13. Louis Hjelmslev, Prolegomenes a une theorie du langage,
Paris, Minuit, 1968; Le langage, Pans, Minuit, 1969; Essais linguis-
tiques, Paris, Minuit, 1971; Nouveaux essais, Paris, PUF, 1985.
38
Caosmosis
se establecera una clasificacion de los colores o de las catego-
ries animales). Yo aplico a esta forma comun el nombre de
maquina desterritorializada, maquina abstracta. No es nueva
esta nocion de maquina semiotica abstracta: se la encuentra en
Chomsky, quien postula su existencia en la rafz de la lengua.
Solo que este concepto, esta oposicion Expresion/Contenido y
este concepto chomskiano de maquina abstracta, permanece-
rian aun demasiado apegados al lenguaje. Nuestra ambicion,
en cambio, es situar la semiologfa en el marco de una mas am-
plia conception maqumica de la forma, que nos libere de la
simple oposicion lingufstica Expresion/Contenido y nos per-
mita integrar en las conformaciones enunciativas un numero
indefinido de sustancias de Expresion, como las codificaciones
biologicas o las formas de organization propias del socius. En
esta perspectiva, la cuestion de la sustancia enunciativa de-
beria abandonar igualmente el marco de la triparticion de
Hjelmslev materia- sustancia-forma (con la forma cayendo
"como una red" sobre la materia para engendrar la sustancia,
tanto de Expresion como de Contenido). Se trataria de hacer
estallar de manera pluralista el concepto de sustancia, a fin de
promover la categoria de sustancia de Expresion no solo en los
dominios semiologicos y semioticos, sino tambien en domi-
nios extralingufsticos, no humanos, biologicos, tecnologicos,
esteticos, etc. El problema de la conformacion de enunciacion
no seria ya especifico de un registro semiotico, sino que atra-
vesarfa un conjunto de materias expresivas heterogeneas.
Transversalidad, pues, entre sustancias enunciativas que pue-
den ser, por una parte, lingiifsticas pero, por otra parte, de or-
den maqumico, desarrollandose a partir de "materias no se-
mioticamente formadas", para recoger otra expresion de
Hjelmslev. La subjetividad maqumica, la conformacion ma-
qumica de subjetivacion aglomera estas diferentes enunciacio-
Acerca de la production de la subjetividad 39
nes parciales y se instaura en cierto modo antes y al lado de la
relacion sujeto-objeto. Tiene, por anadidura, un caracter colec-
tivo, es multi-componencial, es una multiplicidad maqufnica.
Y, por ultimo, entrana dimensiones incorporates, en lo cual re-
side quiza su aspecto mas problematico y que Noam Chomsky
aborda solo de manera lateral cuando intenta recoger el con-
cepto medieval de Universales.
Las sustancias expresivas lingiiisticas y no lingiiisticas se
instauran en la interseccion de eslabones discursivos pertene-
cientes a un mundo finito preformado (el mundo del gran Otro
lacaniano) y de registros incorporates de virtualidades creacio-
nistas infinitas (que por su parte nada tienen que ver con los
"matemas" lacanianos). En esta zona de interseccion se fusio-
nan, y encuentran su fundamento, el sujeto y el objeto. Es este
un dato en torno al cual se movieron los fenomenologos al
mostrar que la intencionalidad es inseparable de su objeto y
depende de un mas aca de la relacion discursiva sujeto-objeto.
Ciertos psicologos pusieron el acento sobre las relaciones de
empatfa y de transitivismo en la infancia y en la psicosis. La-
can, en sus primeras obras, cuando acusaba aun la influencia
de la fenomenologi'a, recordo la importancia de este tipo de fe-
nomeno. A grandes rasgos, se puede decir que el psicoanalisis
nacio de este punto de fusion objeto-sujeto que vemos operar
en la sugestion, la hipnosis, la histeria. En el origen de la prac-
tica y la teoria freudianas hay un intento de leer el transitivis-
mo subjetivo de la histeria. Por otra parte, y ya en la epoca de
Levi-Bruhl, Priezluski, etc., los antropologos mostraron la
existencia en las sociedades arcaicas de lo que ellos llamaban
una "participacion", una subjetividad colectiva que investia
cierto tipo de objeto y que se situaba en posicion de foco exis-
tencial del grupo. En investigaciones sobre las nuevas formas
de arte (como las de Deleuze sobre el cine) veremos, por
40
Caosmosis
ejemplo, que imagenes-movimiento e imagenes-tiempo se
constituyen en germen de production de subjetividad. No esta-
mos en presencia de una imagen pasivamente representativa,
sino de un vector de subjetivacion. Henos aquf, pues, confron-
tados con un conocimiento patico, no discursivo, dado como
una subjetividad a cuyo encuentro salimos, subjetividad absor-
bente, propuesta de entrada en su complejidad. Podriamos re-
ferir su intuition a Bergson, quien explico la experiencia no
discursiva de la duration oponiendola a un tiempo recortado
en presente, pasado y futuro, en conformidad con esquemas
espaciales. Es verdad que esta subjetividad patica, mas aca de
la relation sujeto-objeto, continua actualizandose a traves de
las coordenadas energetico-espacio-temporales, en el mundo
del lenguaje y de multiples mediaciones; pero lo que permite
captar el mecanismo de la production de subjetividad es la
aprehension, a traves de ella, de la seudodiscursividad, de un
desvfo de discursividad instaurado en el fundamento de la re-
lation sujeto-objeto, como seudomediacion subjetiva.
Esa subjetivacion patica, en la rafz de todos los modos de
subjetivacion, queda ocultada en la subjetividad racionalista
capitalistica que tiende a soslayarla sistematicamente. La cien-
cia se construye sobre una puesta entre parentesis de estos fac-
tores de subjetivacion, que no vienen a la Expresion sino de-
jando fuera de la signification ciertos eslabones discursivos.
El freudismo, aunque impregnado de cientificismo, puede ca-
racterizarse en sus primeras etapas como una rebelion contra
el reduccionismo positivista que tendia a pasar por alto estas
dimensiones paticas. Aquf, el sfntoma, el lapsus, el chiste se
conciben como objetos separados gracias a los cuales un modo
de subjetividad que ha perdido su consistencia puede hallar el
camino de una "puesta en existencia". El sfntoma funciona co-
mo ritornelo existencial a partir de su propia repetitividad. La
Acerca de la production de la subjetividad 41
paradoja radica en que la subjetividad patica tiende a quedar
constantemente desalojada de las relaciones de discursividad,
mientras que los operadores de discursividad se fundan esen-
cialmente en ella. La funcion existencial de las conformacio-
nes de enunciacion consiste en esta utilizacion de eslabones de
discursividad para establecer un sistema de repetition, de in-
sistencia intensiva, polarizado entre un Territorio existencial
territorializado y Universos incorporales desterritorializados:
dos funciones metapsicologicas que podemos calificar de on-
to-geneticas. Los Universos de valor referencial confieren su
textura propia a las maquinas de Expresion articuladas en Phy-
lums maqumicos. Los ritornelos complejos, mas alia de los
simples ritornelos de territorializacion, declinan la consisten-
cia singular de esos Universos. (Por ejemplo, la aprehension
patica de las resonancias armonicas basadas en la gama diato-
nica despliega el "fondo" de consistencia de la musica polifo-
nica, como, en otro ambito, la aprehension de la concatenation
posible de los numeros y algoritmos despliega el de las idea-
lidades matematicas.) La consistencia maqumica abstracta
conferida de este modo a las conformaciones de enunciacion
reside en el escalonamiento y ordenamiento de los niveles par-
ciales de territorializacion existencial. El ritornelo complejo
funciona, por anadidura, como interfaz entre registros actuali-
zados de discursividad y Universos de virtualidad no discursi-
vos. El aspecto mas desterritorializado del ritornelo, su dimen-
sion de Universo de valor incorporal, toma el control de los
estratos mas territorializados. Lo hace a traves de un movi-
miento de desterritorializacion que desarrolla campos de posi-
ble, tensiones de valor, relaciones de heterogeneidad, de alteri-
dad, de devenir otro. La diferencia entre estos Universos de
valor y las Ideas platonicas es que no tienen ningun caracter
de fijeza. Se trata de constelaciones de Universos en cuyo se-
42
Caosmosis
no un componente puede afirmarse sobre los demas y modifi-
car la configuration referential initial y el modo de valoriza-
tion dominante. (Por ejemplo, veremos afirmarse en la Anti-
giiedad el primado de una maquina militar basada en las armas
de hierro, sobre la maquina de Estado despotico, la maquina
de escritura, la maquina religiosa, etc.) La cristalizacion de
una constelacion semejante podra ser "superada" en el trans-
curso de la discursividad historica, pero nunca borrada en
cuanto ruptura irreversible de la memoria incorporal de la sub-
jetividad colectiva. Nos situamos aquf, pues, totalmente fuera
de la vision de un Ser que atravesaria intacto la historia uni-
versal de las composiciones ontologicas. Existen constelacio-
nes incorporales singulares que pertenecen a la historia natural
y a la historia humana y al mismo tiempo se salen de ellas por
mil lfneas de fuga. A partir del momento en que hay surgi-
miento de Universos matematicos, ya no es posible hacer que
las maquinas abstractas que los sostienen no hayan existido ya
en cualquier otra parte y desde siempre, y que no se proyecten
sobre posibles venideros. Ya no se puede hacer que la musica
polifonica no haya sido inventada para la sucesion de los tiem-
pos pasados y futuros. He aquf el primer cimiento de consis-
tencia ontologica de esa funcion de subjetivacion existential,
situada en la perspectiva de cierto creacionismo axiologico.
El segundo es el de la encarnacion de estos valores en la
irreversibilidad del ser-ahf de los Territories existenciales, que
confieren a los focos de subjetivacion su sello de autopoiesis,
de singularizacion. En la logica de los conjuntos discursivos
por la que se rigen los dominios de los Flujos y Phylums ma-
qumicos, existe siempre una separation entre los polos del su-
jeto y del objeto. La verdad de una proposition responde al
Acerca de la production de la subjetividad 43
principio del tercero excluido; cada objeto se presenta en una
relacion de oposicion binaria con un "fondo". En la logica pa-
tica, por el contrario, ya no se puede circunscribir ninguna re-
ferenda global extrfnseca. La relacion objetal se encuentra
precarizada, asf como cuestionadas las funciones de subjeti-
vacion. El Universo incorporal no se apoya en coordenadas
amarradas al mundo, sino en ordenadas, en una ordenacion in-
tensiva enganchada, mal que bien, a esos Territorios existen-
ciales. Territorios que pretenden englobar en un mismo movi-
miento el conjunto de la mundanidad, y que no descansan de
hecho sino sobre ritornelos irrisorios que permiten medir, si no
su vacuidad, al menos el grado cero de su intensidad ontologi-
ca. Territorios, pues, jamas dados como objeto sino siempre
como repetition intensiva, lancinante afirmacion existencial.
Y, lo repito, esta operation se efectiia tomando en prestamo
eslabones semioticos desprendidos y desviados de su vocation
significacional o de codification. Aqm, una instancia expresi-
va se funda en una relacion materia-forma que extrae formas
complejas a partir de una materia caotica.
La logica de los conjuntos discursivos encuentra una espe-
cie de consumacion desesperada en la del Capital, el Signifi-
cante, el Ser con S mayiiscula. El Capital es el referente de la
equivalencia generalizada del trabajo y los bienes; el Signifi-
cante, el referente capitalfstico de las expresiones semiologi-
cas, el gran reductor de la polivocidad ontologica. Lo verdade-
ro, lo bueno, lo bello son categories de "puesta en norma" de
procesos que escapan a la logica de los conjuntos circunscri-
tos. Son referentes vacfos que hacen el vacio, que instauran
trascendencia en las relaciones de representacion. Las eleccio-
nes del Capital, del Significante, del Ser participan de una
misma opcion eticopolftica. El Capital aplasta a todos los otros
modos de valorizacion. El Significante hace callar las virtuali-
44
Caosmosis
dades infinitas de las lenguas menores y de las expresiones
parciales. El Ser es como un encierro que ciega a la riqueza y
la multivalencia de los Universos de valor, los cuales, sin em-
bargo, proliferan ante nuestra vista. Existe una eleccion etica
en favor de la riqueza de lo posible, una etica y una polftica de
lo virtual que descorporiza, desterritorializa la contingencia, la
causalidad lineal, el peso de los estados de cosas y de las sig-
nificaciones que nos asedian. Una eleccion de la procesuali-
dad, de la irreversibilidad y de la resingularizacion. Este redes-
pliegue puede operarse a pequefia escala segun el modo del
cercamiento, de la pobreza y hasta de la catastrofe en la neuro-
sis. Puede tomar prestadas referencias religiosas reactivas.
Puede anonadarse en el alcohol, la droga, la television, la coti-
dianidad sin horizonte. Pero tambien puede tomar prestados
otros procedimientos, mas colectivos, mas sociales, iMs polf-
ticos...
Para cuestionar las oposiciones de tipo dualista Ser-Ente,
Sujeto-Objeto, y los sistemas de valorizacion bipolar ma-
niquefsta, he propuesto el concepto de intensidad ontologica.
Este concepto implica un compromiso etico-estetico de la con-
formation enunciativa, tanto en registros actuales como virtua-
les. Pero otro elemento de la metamodelizacion aqui propuesta
reside en el caracter colectivo de las multiplicidades maqumi-
cas. No hay ninguna totalizacion personologica de los diferen-
tes componentes de Expresion, totalizacion cerrada sobre si
misma de los Universos de referenda, ni en las ciencias ni en
las artes y tampoco en la sociedad. Hay aglomeracion de fac-
tores heterogeneos de subjetivacion. Los segmentos maqmni-
cos remiten a una mecanosfera destotalizada, desterritorializa-
da, a un juego infinite de interfaz. No hay un Ser ya-ahf
Acerca de la production de la subjetividad 45
instalado a traves de la temporalidad. Este cuestionamiento de
relaciones duales, binarias, del tipo Ser-Ente o Consciente-In-
consciente, implica el del caracter de linealidad semiotica, que
parece ir siempre de suyo. La expresion patica no se instaura
en una relacion de sucesividad discursiva para postular al ob-
jeto sobre el fondo de un referente bien circunscrito. Aquf se
esta en un registro de co-existencia, de cristalizacion de inten-
sidad. El tiempo no existe como continente vacio (concepcion
que permanece en el fundamento del pensamiento einsteinia-
no). Las relaciones de temporalizacion son esencialmente de
sincronia maqumica. Hay despliegue de ordenadas axiologi-
cas, sin constitution de un referente exterior a este despliegue.
Estamos mas aca de la relacion de linealidad "extensionalizan-
te", entre un objeto y su mediation representativa en el seno
de una complexion maqufnica abstracta.
i,Se dira que la parte incorporal y virtual de las conforma-
ciones de enunciation es "in voce" segun una optica "termi-
nista" nominalista, que hace a las entidades semioticas tribu-
tarias de una pura subjetividad? se dira que es "in re" en el
marco de una concepcion realista del mundo, no siendo la sub-
jetividad mas que un artefacto ilusorio? Pero quiza sea preciso
afirmar conjuntamente estas dos posiciones: instaurandose el
dominio de las intensidades virtuales antes de toda distincion
entre la maquina semiotica, el objeto referido y el sujeto enun-
ciador. Por no haber visto que los segmentos maqufnicos eran
autopoieticos y ontogenetics, se procedio a incesantes reduc-
ciones universalistas sobre el Significante y sobre la racionali-
dad cientffica. Las interfaces maquinicas son heterogeneticas;
reclaman la alteridad de los puntos de vista que es posible to-
mar sobre ellas y, en consecuencia, sobre los sistemas de me-
tamodelizacion que en una u otra forma permiten dar cuenta
del caracter intrmsecamente inaccesible de sus focos autopoie-
46
Caosmosis
ticos. Conviene desprenderse aqm de una referencia unica a
las maquinas tecnologicas y extender el concepto de maquina
para posicionar esta adyacencia de la maquina a los Universos
de referencia incorporales. Senalemos que las categories de
metamodelizacion aqm propuestas, los Flujos, los Phylums
maqumicos, los Territorios existenciales, los Universos incor-
porales, tienen interes unicamente por ir de a cuatro y permitir
desprenderse de las descripciones ternarias, que siempre aca-
ban reduciendose a un dualismo. El cuarto termino vale por un
enesimo termino: es la apertura a la multiplicidad. Lo que dis-
tingue a una metamodelizacion de una modelizacion es, enton-
ces, el disponer de terminos que acondicionan aberturas posi-
bles a lo virtual y a la procesualidad creativa.
2. LA HETEROGENESIS MAQUINICA
Si dependiera del uso, se hablarfa de la maquina como de
un subconjunto de la tecnica. Habria que entender m&s bien
que la problematica de las tecnicas se situa en dependencia
de la de las maquinas y no al reves. La maquina se haria con-
dition previa de la tecnica, en vez de ser expresion de esta.
El maquinismo es objeto de fascination, a veces de delirio.
Existe sobre el todo un "bestiario" historico. Desde el origen
de la filosofia, la relation del hombre con la maquina es
fuente de interrogation. Aristoteles considera que la techne
tiene la mision de crear aquello que la naturaleza no tiene po-
sibilidad de efectuar. Del orden del "saber" y no del "hacer",
aquella interpone entre la naturaleza y la humanidad una
suerte de mediacion creativa cuyo estatuto de intercesion es
fuente de perpetua ambiguedad. Las concepciones "mecani-
cistas" de la maquina la despojan de todo cuanto le permitirfa
escapar a una simple construccion partes extra partes. Las
concepciones "vitalistas" la equiparan a los seres vivos;
48
Caosmosis
cuando no se equipara a estos con aquella. La perspectiva
"cibernetica", abierta por Norbert Wiener, 1 trata a los siste-
mas vivos como maquinas particulares dotadas del principio
de retroaccion. Concepciones "sistemicas" mas recientes
(Humberto Maturana y Francisco Varela) desarrollan el con-
cepto de autopoiesis (autoproduccion), reservandolo para las
maquinas vivientes. Siguiendo a Heidegger, una moda filoso-
fica atribuye a la techne -en su oposicion a la tecnica mo-
derna- una mision de "develamiento de la verdad" que va a
"buscar lo verdadero a traves de lo exacto". La fija, asf, a un
zocalo ontologico -a un grand- y compromete su caracter de
apertura procesual.
A traves de estas posiciones, intentaremos discernir diver-
sos umbrales de intensidad ontologica y abordar el maquinis-
mo en su conjunto segun sus avatares tecnicos, sociales, se-
mioticos, axiologicos. Y esto implica reconstruir un concepto
de maquina que se extiende mucho mas alia de la maquina
tecnica. Plantearemos, con respecto a cada tipo de m&quina,
no la cuestion de su autonomfa vital -no se trata de un ani-
mal-, sino de su poder singular de enunciacion: lo que yo de-
nomino su consistencia enunciativa especffica. El primer tipo
de maquina en el que pensamos es el de los dispositivos mate-
riales. Estan fabricados por la mano del hombre -relevada a
su vez por otras maquinas- y lo estan de acuerdo con concep-
ciones y pianos que responden a objetivos de produccion. De-
nomino a estas diferentes etapas: esquemas diagramaticos fi-
nalizados.
Pero ya este montaje y estas finalizaciones imponen la ne-
cesidad de extender los limites de la maquina, stricto sensu, al
1. N. Wiener, Cybernetique etSociete.
La heterogenesis maquinica
49
conjunto funcional que la asocia al hombre. Veremos que esto
implica la consideration de multiples componentes:
- componentes materiales y energeticos;
- componentes semioticos diagramaticos y algoritmicos (pia-
nos, formulas, ecuaciones, calculos que concurren a la fa-
brication de la maquina);
- componentes de organos, de influjos, de humor del cuerpo
humano;
- informaciones y representaciones mentales individuates y
colectivas;
- investiduras de maquinas deseantes que producen una sub-
jetividad en adyacencia a estos componentes;
- maquinas abstractas que se instauran transversalmente a los
niveles maqumicos materiales, cognitivos, afectivos y so-
ciales antes considerados.
Cuando hablamos de maquinas abstractas, por "abstracto"
podemos entender tambien "extracto", en el sentido de extraer.
Son montajes capaces de poner en relation todos los niveles
heterogeneos que ellos atraviesan y que acabamos de enume-
rar. La maquina abstracta les es transversal, es ella la que les
dara o no una existencia, una eficiencia, una potencia de au-
toafirmacion ontologica. Los diferentes componentes se ven
arrastrados, reorganizados en una especie de dinamismo. Se-
mejante conjunto funcional sera calif icado desde ahora como
conformation maquinica. El termino "conformation" no supo-
ne ninguna notion de lazo, de pasaje, de anastomosis entre sus
componentes. Es una conformation del campo de los posibles,
de los virtuales tanto como de los elementos constituidos, sin
notion de relation generica o de especie. Dentro de este mar-
co, los utensilios, los instrumentos, las herramientas mas sim-
50
Caosmosis
pies, las menores piezas estructuradas de una maquinaria ad-
quiriran estatuto de protomaquina.
Tomemos un ejemplo. Si desarmamos un martillo quitan-
dole el mango, sigue siendo un martillo, pero en situacion de
"mutilado". La "cabeza" del martillo -otra metafora zoomorfi-
ca- puede ser reducida por fusion. Franqueara entonces un
umbral de consistencia formal en el que perdera su forma; es-
ta gestalt maqui'nica opera, ademas, tanto en un piano tecnolo-
gico como en un nivel imaginario si se evoca el recuerdo, caf-
do en desuso, de la hoz y el martillo. Estamos en presencia
nada mas que de una masa metalica vuelta al alisado, a la des-
territorializacion que precede a su ingreso en una forma ma-
quinica. Para superar este tipo de experiencia comparable al
pedazo de cera cartesiano, intentemos, a la inversa, asociar el
martillo y el brazo, el clavo y el yunque. Estos mantienen en-
tire si relaciones de encadenamiento sintagmatico. Y su "danza
colectiva" podra devolver vida a la difunta corporacidn de los
herreros, a la siniestra epoca de las antiguas minas de hierro, a
los usos ancestrales de las ruedas herradas... Leroi-Gourhan
sefialaba que el objeto tecnico no es nada fuera del conjunto
tecnico al que pertenece. Lo mismo sucede con las maquinas
sofisticadas, como esos robots que pronto seran engendrados
por otros robots. El gesto humano permanece adyacente a su
gestation, en espera de la insuficiencia que requiera su inter-
vention: este residuo de un acto directo. Pero todo esto, ^no es
tributario de una vision parcial, de cierto regusto por una epo-
ca datada de la ciencia-ficcion? Es curioso observar que las
maquinas, para adquirir cada vez mas vida, exigen a cambio
cada vez mas vitalidad humana abstracta: y esto a lo largo de
toda su andadura evolutiva. La conception por computadora,
los sistemas expertos y la inteligencia artificial dan tanto para
pensar como sustraen al pensamiento. Lo aligeran de esque-
La heterogenesis maqufnica
51
mas inertes. Las formas de pensamiento asistidas por
computadora son mutantes, tributarias de otras musicas, de
otros Universos de referenda. 2
Asi pues, es imposible negar al pensamiento humano su
parte en la esencia del maquinismo. Pero, ^hasta donde puede
ser calificado aiin de humano? El pensamiento tecnico-cientf-
fico, ^no es tributario de cierto tipo de maquinismo mental y
semiotico? Aquf se impone una distincion entre las semiolo-
gias productoras de significaciones -moneda comun de los
grupos sociales-, como la enunciation "humana" de las perso-
nas que trabajan alrededor de la maquina y, por otra parte, se-
mioticas a-significantes que, mas alia de la cantidad de signifi-
caciones que vehiculicen, manejan figuras de expresion que
podrfamos calificar de "no humanas"; ecuaciones, pianos que
enuncian a la maquina y la hacen actuar a tftulo diagramdtico
sobre los dispositivos tecnicos y experimentales. Las semiolo-
gfas de la signification juegan sobre tableros de oposiciones
distintivas de orden fonematico o escritural que transcriben los
enunciados en materias de expresion significante. Los estruc-
turalistas se han complacido en erigir al Significante como
categoria unificadora de todas las econonrias expresivas: la
lengua, el fcono, el gesto, el urbanismo o el cine, etc. Pero, al
hacerlo, ^no desconocieron la dimension esencial de una auto-
poiesis maqufnica? Esta emergencia continua de sentidos y
efectos no pertenece a la redundancia de la mimesis sino a una
2. Cf. Pierre Levy, Les Technologies de V intelligence, Paris, La
Decouverte, 1990, Plisse fractal. Ideographie dynamique (memoria
de habilitacion para dirigir investigaciones en ciencias de la informa-
cion y de la comunicacion) y L'Ideographie dynamique, Paris, La
Decouverte, 1991.
52
Caosmosis
produccion de efecto de sentido singular, aunque indefinida-
mente reproducible.
Este nucleo autopoietico de la maquina es lo que la sustrae a
la estructura, la diferencia de ella, le otorga su valor. La estruc-
tura implica bucles de retroacciones, pone en juego un concep-
to de totalizacion que ella controla a partir de si misma. Esta
habitada por inputs y outputs con vocation de hacerla funcio-
nar segiin un principio de eterno retorno. Esta asediada por un
deseo de eternidad. La maquina, por el contrario, esta trabajada
por un deseo de abolition. Su emergencia se redobla en el atas-
co, la catastrofe, la muerte que la amenazan. Posee una dimen-
si6n suplementaria: la de una alteridad que desarrolla en dife-
rentes formas. Esta alteridad la aparta de la estructura, centrada
en un principio homeomorfo. La diferencia aportada por la au-
topoiesis se funda en el desequilibrio, la prospeccion de Uni-
versos virtuales alejados del equilibrio. Y no se trata unicamen-
te de una ruptura de equilibrio formal, sino de una radical
reconversion ontologica. Para poder existir como tal, la maqui-
na depende siempre de elementos exteriores. Implica una com-
plementariedad, no solo con el hombre que la fabrica, la hace
funcionar o la destruye, sino que ella misma es, en una relation
de alteridad con otras maquinas actuales y virtuales, enuncia-
tion "no humana", diagrama protosubjetivo.
Esta reconversion ontologica destituye el alcance totalizante
del concepto de Significante. Porque no son las mismas entida-
des significantes que operan las diversas mutaciones de refe-
rente ontologico las que nos hacen pasar del Universo de la
qufmica molecular al de la quimica biologica, o del mundo de
la acustica al de las musicas polifonicas y armonicas. Cierta-
mente, lfneas de desciframiento significante -compuestas de fi-
La hetero genesis maqmnica
53
guras discretas, binarizables, sintagmatizables y paradigmati-
zables- se recortan a veces de un Universo al otro. Y se puede
tener la ilusion de que una misma trama significante habita to-
dos estos dominios. Es por complete diferente cuando se con-
sidera la textura misma de estos Universos de referenda. Estan
marcados cada vez por el sello de la singularidad. De la acusti-
ca a la musica polifonica, las constelaciones de intensidades
expresivas divergen. Son tributarias de una cierta relacion pati-
ca y ofrecen consistencias ontologicas irreductiblemente hete-
rogeneas. Se descubren asf tantos tipos de desterritorializacion
como rasgos de materias de expresion. La articulation signifi-
cante que los sobrevuela -en su indiferente neutralidad- es in-
capaz de imponerse como relacion de inmanencia a las intensi-
dades maqumicas, a ese nucleo autopoietico, no discursivo,
autoenunciador, autovalorizante. Este nucleo no se somete a
ninguna sintaxis general de los procedimientos de desterritoria-
lizacion. Ningiin par ser-ente, ser-nada, ser-otro podra ocupar
el rango de binary digit ontologico. Las proposiciones maquf-
nicas escapan a los juegos ordinarios de la discursividad, a las
coordenadas estructurales de energfa, tiempo y espacio.
Sin embargo, existe de todos modos una transversalidad on-
tologica. Lo que sucede en un nivel particular-cosmico no ca-
rece de relacion con el alma humana o con un acontecimiento
del socius. Pero no con arreglo a unas armonicas universales
de naturaleza platonica ("El sofista"). La composicion de las
intensidades desterritorializantes se encarna en maquinas abs-
tractas. Hay que considerar que existe una esencia maqufnica
que va a encarnarse en una maquina tecnica, pero tambien en
el medio social, cognitivo, ligado a esa maquina: los conjuntos
sociales son tambien maquinas, el cuerpo es una maquina, hay
54
Caosmosis
maquinas cientfficas, teoricas, informacionales. La maquina
abstracta atraviesa todos estos componentes heterogeneos, pe-
ro sobre todo los heterogeneiza, al margen de cualquier rasgo
unificador y de acuerdo con un principio de irreversibilidad,
singularidad y necesidad. En este aspecto, el significante laca-
niano esta afectado por una doble carencia: es demasiado abs-
tracto pues traductibiliza a buen precio las materias de expre-
sion heterogeneas, deja escapar la heterogenesis ontologica,
uniformiza y sintactiza gratuitamente las diversas regiones del
ser y, a la vez, no es lo bastante abstracto porque es incapaz de
dar cuenta de la especificidad de esos nucleos maqumicos au-
topoieticos sobre los cuales debemos ahora volver.
Francisco Varela caracteriza a una maquina por "el conjun-
to de las interrelaciones de sus componentes independiente-
mente de sus componentes mismos". 3 La organizacion de una
maquina, pues, no tiene nada que ver con su materialidad.
Varela distingue dos tipos de maquinas: las maquinas "alo-
poieticas", que producen otra cosa que a ellas mismas, y las
maquinas "autopoieticas", que engendran y especifican con-
tinuamente su propia organizacion y sus propios Kmites. Estas
ultimas cumplen un proceso incesante de reemplazo de sus
componentes porque estan sometidas a perturbaciones exter-
nas que deben compensar constantemente. En realidad, Varela
reserva la calificacion de autopoietico para el dominio biologi-
co; quedan excluidos los sistemas sociales, las maquinas tecni-
cas, los sistemas cristalinos, etc. Este es el sentido de su distin-
cion entre alopoiesis y autopoiesis. Pero la autopoiesis, que
define unicamente entidades autonomas, individuadas, unita-
rias y que escapan a las relaciones de input y output, carece de
3. F. Varela, op. cit.
La heterogenesis maquinica
55
las caracteristicas esenciales de los organismos vivos, como el
hecho de que nacen, mueren y sobreviven a traves de los phy-
lums geneticos. La autopoiesis merecena ser repensada en fun-
cion de entidades evolutivas, colectivas que, en vez de cerrar-
se implacablemente sobre sf mismas, mantienen entre si
diversos tipos de relaciones de alteridad. Por ejemplo, las ins-
tituciones, como las maquinas tecnicas, corresponden en apa-
riencia a la alopoiesis; pero cuando se las considera en el mar-
co de las conformaciones maqumicas que constituyen con los
seres humanos, pasan a ser, ipso facto, autopoieticas. Se consi-
derara, pues, la autopoiesis desde el angulo de la ontogenesis y
de la filogenesis propias de una mecanosfera que se superpon-
drfa a la biosfera.
La evolucion filogenetica del maquinismo se traduce en un
primer nivel por el hecho de que las maquinas se presentan por
"generaciones", reprimiendose unas a otras a medida que se
tornan obsoletas. La filiation de las generaciones pasadas se
prolonga hacia el futuro por lmeas de virtualidad y por sus ar-
boles de implication. Pero no se trata de una causalidad histo-
rica univoca. Las ltneas evolutivas se presentan en rizomas;
las dataciones no son sincronicas, sino heterocronicas. Ejem-
plo: el "despegue" industrial de las maquinas de vapor, que tu-
vo lugar siglos despues de que el Imperio Chino las utilizara
como juego infantil. En realidad, estos rizomas evolutivos
atraviesan en bloques las civilizaciones tecnicas. Una innova-
cion tecnologica puede conocer perfodos de largo estanca-
miento o de regresion, pero casi no hay ejemplos de que no
"vuelva a arrancar" en una epoca ulterior. Esto resulta espe-
cialmente claro en las innovaciones tecnolog'icas militares:
puntuan frecuentemente grandes secuencias historicas a las
que marcan con un sello de irreversibilidad, borrando imperios
en beneficio de nuevas configuraciones geopoliticas. Pero, rei-
56
Caosmosis
tero, esto ya ocurria con los instrumentos, utensilios y herra-
mientas m&s humildes, que no escapan a esta filogenesis. Por
ejemplo, se podria dedicar una exposicion a la evolucion del
martillo a partir de la edad de piedra y emitir conjeturas sobre
lo que el martillo estara llamado a ser en el contexto de los
nuevos materiales y de las nuevas tecnologfas. El martillo que
hoy compramos en el supermercado se encuentra, en cierto
modo, "tornado" de una lmea filogenetica con prolongamien-
tos virtuales indefinidos.
En la interseccion de Universos maqumicos heterogeneos
de dimensiones diferentes y textura ontologica extranjera, con
innovaciones radicales, puntos de referencia de maquinismos
ancestrales ayer olvidados para reactivarse despues, se sin-
gulariza el movimiento de la Historia. La maquina neolftica
asocia, entre otros componentes, la maquina de la lengua ha-
blada, las mlquinas de piedra tallada, las maquinas agrarias
basadas en la selection de los granos y una protoeconomfa lu-
garena. La maquina escritural, por su parte, no se vera emerger
sino con el nacimiento de las megamaquinas urbanas (Lewis
Mumford), correlativas de la implantation de los imperios ar-
caicos. Paralelamente, grandes maquinas nomadas se consti-
tuiran a partir de la colusion entre la maquina metalurgica y
nuevas maquinas de guerra. En cuanto a las grandes maquinas
capitabsticas, sus maquinismos de base fueron proliferantes:
maquinas de Estado urbano y de realeza luego, maquinas co-
merciales, bancarias, maquinas de navegacion, maquinas reli-
giosas monoteistas, maquinas musicales y plasticas desterrito-
rializadas, maquinas cientfficas y tecnicas, etcetera.
Mas compleja es la cuestion de la reproducibilidad de la
maquina en un piano ontogenetico. El mantenimiento del esta-
do de marcha de una maquina, su identidad funcional, nunca
estan absolutamente garantizados. El desgaste, la precariedad,
La heterogenesis maquinica
57
las avenas, la entropfa le imponen cierta renovation de sus
componentes materiales, energeticos e informacionales, pu-
diendo caer estos ultimos en el "ruido". Paralelamente, el
mantenimiento de la consistencia de la conformation maquini-
ca exige renovar tambien la parte de gesto y de inteligencia
humana que entran en su composition. Asf, pues, la alteridad
hombre-maquina esta inextricablemente ligada a una alteridad
maquina-maquina que se juega en relaciones de complemen-
tariedad, en relaciones agonicas (entre maquinas de guerra) o
incluso en relaciones de piezas o de dispositivos. De hecho, el
desgaste, el accidente, la muerte y la resurrection de una ma-
quina en un nuevo ejemplar o en un nuevo modelo forman
parte de su destino y pueden pasar al primer piano de su esen-
cia en ciertas maquinas esteticas (las "compresiones" de Cesar,
las "metamecanicas", las maquinas happening, las maquinas
delirantes de Jean Tinguely). La reproducibilidad de la maqui-
na no es, entonces, una pura repetition programada. Sus es-
cansiones de ruptura e indiferenciacion, que separan a un mo-
delo de todo soporte, introducen su lote de diferencias tanto
ontogeneticas como filogeneticas. Es con ocasion de estas fa-
ses de pasaje al estado de diagrama, de maquina abstracta de-
sencarnada, cuando se confiere a los "suplementos de alma"
del nucleo maqumico sus diferencias respecto de los simples
aglomerados materiales. Un amontonamiento de piedras no es
una maquina, mientras que un muro es ya una protomaquina
estatica, que manifiesta polaridades virtuales, un adentro y un
afuera, un alto y un bajo, una derecha y una izquierda... Estas
virtualidades diagramaticas nos hacen salir de la caracteriza-
cion de la autopoiesis maqumica de Varela en terminos de in-
dividuation unitaria, sin input ni output; nos orientan hacia un
maquinismo mas colectivo, sin unidad delimitada, cuya auto-
nomfa se aviene a diversos soportes de alteridad. La reprodu-
58
Caosmosis
cibilidad de la maquina tecnica, a diferencia de la de los seres
vivos, no descansa en secuencias de codificado perfectamente
circunscritas en un genoma territorializado. Cada maquina tec-
nologica tiene sin duda sus pianos de conception y montaje.
Pero, por una parte, estos guardan su distancia respecto de ella
y, por la otra, se reenvian de una maquina a otra para constituir
un rizoma diagramatico que tiende a cubrir globalmente la me-
canosfera. Las relaciones de las maquinas tecnologicas entre sf
y los ajustes de sus piezas respectivas presuponen una seriali-
zation formal y una cierta perdida de su singularidad -mas
fuerte que la de las maquinas vivientes-, correlativas de una
toma de distancia entre la maquina manifestada en coordena-
das energetico-espacio-temporales y la maquina diagramatica,
que se desarrolla en coordenadas mas desterritorializadas.
Esa distancia desterritorializada y esa perdida de singulari-
dad deben ser vinculadas a un reforzamiento en el alisado de
las materias que constituyen la maquina tecnica. Ciertamente,
nunca pueden suprimirse por completo las asperezas singula-
res propias de estas materias, pero solo deben interferir en el
"juego" de la maquina cuando su funcionamiento diagramati-
co las requiera para ello. Examinemos, a partir de un dispositi-
vo maqufnico en apariencia simple -el par formado por una
cerradura y su Have-, estos dos aspectos de distancia maqufni-
ca y de alisado. Se ponen aquf en ejercicio dos tipos de for-
mas, de texturas ontologicas heterogeneas: 1) formas materia-
lizadas, contingentes, concretas, discretas, de singularidad
cerrada sobre sf misma, encarnadas respectivamente por el
perfil Fc de la cerradura y por el perfil Fll de la Have. Fc y Fll
no coinciden nunca del todo. Cambian con el tiempo debido al
desgaste y la oxidation, pero las dos estan compelidas a per-
La hetero gene sis maquinica
59
manecer en el marco de una distancia-tipo lfmite mas alia del
cual la Have cesana de ser operativa, y 2) formas "formales",
diagramaticas, subsumidas por esa distancia-tipo, que se pre-
sentan como un continuo que incluye toda la gama de los per-
files Fll, Fc, compatibles con el funcionamiento efectivo de la
cerradura.
Se comprueba de inmediato que el efecto maqumico, el pa-
saje al acto posible, debe ser situado por entero del lado de la
segunda clase de formas. Aunque escalonadas en la distancia-
tipo mas restringida posible, estas formas diagramaticas se
presentan en niimero infinito. De hecho, se trata de una inte-
gral de las formas Fll, Fc.
Esta forma integral infinitaria duplica y alisa las formas
contingentes Fc y Fll, que solo valen maqumicamente por per-
tenecerle. Se tiende asf un puente "por encima" de las formas
concretas autorizadas. Esta es la operacion que yo califico de
alisado desterritorializado, y que recae tanto sobre la normali-
zacion de las materias constitutivas de la maquina como sobre
su calificacion "digital" y funcional. Un mineral de hierro que
no hubiese sido suficientemente laminado, desterritorializado,
presentaria rugosidades de machacamiento de los minerales de
origen que falseanan los perfiles ideales de la Have y la cerra-
dura. El alisado del material debe quitarle excesivos aspectos
de contingencia y hacerle comportarse de modo tal que haga
un fiel vaciado de las improntas formales que le son extrmse-
cas. Agreguemos que este moldeado, comparable en ello a la
fotografia, no debe ser demasiado evanescente y conservar una
suficiente consistencia propia. Aquf tambien se observa un fe-
nomeno de distancia-tipo donde se pone en juego una consis-
tencia diagramatica teorica. Una Have de plomo o de oro co-
rrena el riesgo de doblarse en una cerradura de acero. Una
Have pasada al estado lfquido o al estado gaseoso pierde de in-
60
Caosmosis
mediato su eficiencia pragmatica y abandona el campo de la
maquina tecnica.
Este fenomeno de umbral formal reaparecera en todos los
niveles de las relaciones intra-maquinas y de las relaciones in-
ter-maquinas, sobre todo con la existencia de piezas de recam-
bio. Los componentes de la maquina tecnica son, pues, como
las piezas de una moneda formal, lo que se hizo mucho mas
patente desde su concepcion y confeccion asistida por
computadora. Estas formas maqufnicas, estos alisados de ma-
teria, de distancia-tipo entre las piezas, de ajustamientos fun-
cionales, tendenan a hacer pensar que la forma prima sobre la
consistencia y sobre las singularides materiales, mientras que
la reproducibilidad de la maquina tecnologica impondria la
insercion de cada uno de sus elementos en una definition
preestablecida de orden diagramatico. Charles Sanders Pierce,
quien califico el diagrama de "fcono de relation" y lo equipa-
ro a la funcion de los algoritmos, nos propuso una vision am-
pliada que es importante acondicionar a la presente perspecti-
va. El diagrama, en efecto, se concibe aqui como una maquina
auto-poietica que no solo le confiere una consistencia funcio-
nal y una consistencia material, sino que tambien le impone
desplegar sus diversos registros de alteridad, gracias a los cua-
les puede escapar de una identidad cerrada sobre simples rela-
ciones estructurales. La protosubjetividad de la maquina se
instaura en Universos de virtualidades que desbordan por to-
dos lados su Territorialidad existencial. Asf, nos negamos a
postular una subjetividad formal intrinseca a la semiotizacion
diagramatica, por ejemplo una subjetividad "anidada" en las
cadenas significantes con arreglo al celebre principio lacania-
no: "Un significante representa al sujeto para otro significan-
te". No existe, para los diversos registros de maquina, una sub-
jetividad umvoca, sobre la base de corte, falta y sutura, sino
La heterogenesis maquinica
61
dos ontologicamente heterogeneos de subjetividad, constela-
ciones de Universos de referenda incorporales que adoptan
una posicion de enunciadores parciales en dominios de alteri-
dad multiples, mejor nombrados dominios de alterificacion.
Conocimos ya cierto numero de estos registros de alteridad
maquinica:
- la alteridad de proximidad entre maquinas diferentes y en-
tre piezas de la misma maquina;
- la alteridad de consistencia material interna;
- la alteridad de consistencia formal diagramatica;
- la alteridad de phylum evolutivo;
- la alteridad agonica entre maquinas de guerra a cuyo pro-
longamiento podn'a asociarse la alteridad "auto-agonica" de
las maquinas deseantes que tienden a su propio colapso, a
su propia abolicion.
Otra forma de alteridad ha recibido un abordaje muy indirec-
to: se trata de la alteridad de escala, o alteridad fractal, que esta-
blece un juego de correspondencias sistematicas entre maquinas
de diferentes niveles. 4 Sin embargo, no estamos confeccionando
una tabla universal de las formas de alteridad maqumicas por-
que, en verdad, sus modalidades ontologicas son infinitas. Se
organizan por constelaciones de Universos de referenda incor-
porales, de combinatorias y creatividad ilimitadas.
4. Leibniz, en su afan de rendir homenaje a lo infinitamente gran-
de y a lo infinitamente pequeno, estima que la maquina viviente, a la
que homologa con una maquina divina, continua siendo maquina en
sus menores partes, hasta el infinito (lo que no sena el caso de la ma-
quina hecha por el arte del hombre), en Monadologie, pags. 178 y
179, Paris, Delagrave, 1962.
62
Caosmosis
Las sociedades arcaicas estan mejor pertrechadas que las
subjetividades blancas, masculinas, capitah'sticas para car-
tografiar esta multivalencia de la alteridad. Recomiendo a este
respecto la exposicion de Marc Auge sobre los registros hete-
rogeneos con los que se vincula el objeto fetiche Legba en las
sociedades africanas de los Fon. El Legba llega al ser transver-
salmente en:
- una dimension de destino;
- un universo de principio vital;
- una filiacion ancestral;
- un dios materializado;
- un signo de apropiacion;
- una entidad de individuacion;
- un fetiche a la entrada del caserio, otro en el portico de la
casa; despues del rito inici£tico, a la entrada de la habi-
tation...
El Legba es un punado de arena, un receptaculo, pero es
tambien la expresion de la relacion con el otro. Se lo encuentra
en la puerta, en el mercado, en la plaza del pueblo, en las es-
quinas. Puede transmitir los mensajes, las preguntas, las res-
puestas. Es tambien el instrumento de la relacion con los
muertos o los antepasados. Es a un tiempo un individuo y una
clase de individuos; un nombre propio y un nombre comun.
"Su existencia corresponde a la evidencia del hecho de que lo
social no es solamente del orden de la relacion sino del orden
del ser." 5 Marc Auge senala la imposible transparencia y tra-
5. M. Auge, "Le fetiche et son objet", en L'Objet en psychanaly-
se, presentacidn de Maud Mannoni, "L'espace analytique", Paris,
La hetero gene sis maquinica
S3
ducibilidad de los sistemas simbolicos. "El dispositivo Legba
[...] se construye segun dos ejes. Uno visto del exterior al inte-
rior, el otro de la identidad a la alteridad. Asf el ser, la identi-
dad y la relation con el otro se construyen, a traves de la prac-
tica fetichista, no solamente a tftulo simbolico sino tambien a
tftulo ontologico abierto." 6
Mas aun que la subjetividad de las sociedades arcaicas, las
conformaciones maqufnicas contemporaneas no poseen refe-
rente estandar unfvoco. Pero estamos mucho menos habitua-
dos a la irreductible heterogeneidad -e incluso al caracter de
heterogenesis- de sus componentes referenciales. El Capital,
la Energfa, la Information, el Significante son otras tantas ca-
tegories que nos hacen creer en la homogeneidad ontologica
de los referentes biologicos, etol6gicos, economicos, fonologi-
cos, escriturales, musicales, etcetera.
En el contexto de una modernidad reduccionista, nos toca
volver a descubrir que a cada promocion de una encrucijada
maquinica le corresponde una constelacion especffica de Uni-
versos de valor a partir de la cual se instituye una enunciacion
parcial no humana. Las maquinas biologicas promueven Uni-
versos de lo viviente que se diferencian en devenires vegeta-
les, devenires animales. Las maquinas musicales se instauran
sobre el fondo de Universos sonoros constantemente modifica-
dos despues de la gran mutacion polifonica. Las maquinas tec-
Denoel, 1986. [Trad, cast.: "El fetiche y su objeto", en El objeto en
psicoandlisis, Presentacion de Maud Mannoni, Buenos Aires, Gedi-
sa, 1987.]
6. M. Auge, op. cit.
64
Caosmosis
nicas se instituyen en el cruce de los componentes enunciati-
vos mas complejos y heterogeneos. Heidegger, 7 quien juzgaba
el mundo de la tecnica como una suerte de destino malefico
causado por un movimiento de alejamiento del ser, tomaba el
ejemplo de un avion comercial posado sobre la pista: el objeto
visible esconde "lo que el es y la manera como es". No revela
su "fondo sino en la medida en que esta comisionado para sos-
tener la posibilidad de un transporte" y, con este fin, "es preci-
so que sea comisionable, es decir, que este listo para volar y
que lo este en toda su construction". Esta interpelacion, esta
"comision" que revela lo real como "fondo", es efectuada
esencialmente por el hombre y se traduce en terminos de ope-
ration universal, desplazarse, volar... Pero este "fondo" de la
maquina, preside verdaderamente en un ya-ahf, bajo la especie
de verdades eternas, reveladas al ser del hombre? De hecho, la
m&quina habla a la maquina antes de hablar al hombre, y los
dominios ontologicos que revela y segrega son, en cada reali-
zation, singulares y precarios.
Volvamos al ejemplo del avion comercial, esta vez no con
caracter generico sino a traves del modelo tecnologicamente
fechado que recibio el nombre de Concorde. La consistencia
ontologica de este objeto es basicamente heteroclita; esta en la
encrucijada, en el punto de constelacion y de aglomeracion pa-
tica de Universos que poseen cada uno su propia consistencia
ontologica, sus rasgos de intensidad, sus ordenadas y coorde-
nadas, sus maquinismos especfficos. "Concorde" es tributario,
a la vez:
7. Essais et conferences, Martin Heidegger, Paris, Gallimard,
1988.
La heterogenesis maquinica
65
- de un Universo diagramatico con los pianos de su "facti-
bilidad" teorica;
- de Universos tecnologicos que trasponen esa "factibilidad"
en terminos materiales;
- de Universos industrials aptos para producirlo efectiva-
mente;
- de Universos imaginarios colectivos correspondientes a un
deseo suficiente de hacerlo nacer;
- de Universos polfticos y economicos conducentes, entre
otras cosas, a liberar los creditos de su puesta en practica...
jPero el conjunto de estas causas finales, materiales, forma-
les y eficientes, al fin de cuentas no dan la talla! El objeto
Concorde circula efectivamente entre Paris y Nueva York, pe-
ro permanece clavado al suelo economico. Esta falta de con-
sistencia de uno de sus componentes fragilizo decisivamente
su consistencia ontologica global. El Concorde no existe mas
que en el li'mite de una reproducibilidad de doce ejemplares y
en la raiz del phylum posibilista de los supersonicos del futuro.
jLo cual no es poca cosa!
^Por que insistimos tanto en la imposibilidad de fundar una
traducibilidad general de los diversos componentes de referen-
da y de enunciacion parcial de conformation? ^Por que esta
falta de reverencia hacia la conception lacaniana del Signifi-
cante? Porque, precisamente, esta teorizacion nacida del es-
tructuralismo lingmstico no nos saca de la estructura y nos ve-
da el acceso al mundo real de la maquina. El significante
estructuralista es siempre sinonimo de discursividad lineal. De
un sfmbolo al otro, el efecto subjetivo adviene sin otra garan-
tfa ontologica. Opuestamente, las maquinas heterogeneas, tal
como las considera nuestra perspectiva esquizo-analftica, no
producen un ser estandar al capricho de una temporalizacion
66
Caosmosis
universal. Para iluminar este punto sera preciso establecer
ciertas distinciones entre las diferentes formas de linealidad
semiologica, semidtica y de encodificacion:
- las codificaciones del mundo "natural", que intervienen so-
bre varias dimensiones espaciales (por ejemplo las de la
cristalografia) y que no implican la extraccion de operado-
res de codificacion autonomizados;
- la linealidad relativa de las codificaciones biologicas, por
ejemplo la doble helice del ADN que, a partir de cuatro ra-
dicales qufmicos de base, se desarrolla igualmente en tres
dimensiones;
- la linealidad de las semiologfas presignificantes, que se de-
sarrollan en lineas paralelas relativamente autonomas, aun-
que las cadenas fonologicas de la lengua hablada parezcan
siempre sobrecodificar a todas las otras;
- la linealidad semiologica del significante estructural, que se
impone de manera despotica a todos los otros modos de se-
miotizacion, los expropia e incluso tiende a hacerlos desa-
parecer en el marco de una economfa comunicacional do-
minada por la informatica (aclaremos: la informatica en su
situation actual, pues tal estado de cosas no tiene nada de
definitivo);
- la sobrelinealidad de sustancias de expresion a-significan-
tes, donde el Significante pierde su despotismo. Las lfneas
informacionales de los hipertextos pueden reencontrar una
cierta polimorfia dinamica y trabajar en directa conexion
con Universos referentes que, a su vez, no son en modo al-
guno lineales y tienden a escapar, por anadidura, a una 16-
gica de conjuntos espacializados.
La heterogenesis maqmnica
67
La materia senaletica de las maquinas semioticas a-signi-
ficantes esta constituida por "puntos-signos"; estos son de or-
den semiotico por un lado, y por el otro intervienen directa-
mente en una serie de procesos maqumicos materiales.
Ejemplo: la cifra de la tarjeta de credito que opera la puesta en
marcha del distribuidor de billetes. Las figuras semioticas a-
significantes no segregan solo significaciones. Profieren orde-
nes de marcha y detencion y, sobre todo, desencadenan la
"puesta en el ser" de Universos ontologicos. Consideremos
ahora el ejemplo del ritornelo musical pentatonico que al cabo
de algunas notas cataliza la constelacion debussista de multi-
ples Universos:
- el Universo wagneriano en torno a Parsifal, que se liga al
Territorio existencial constituido por Bayreuth;
- el Universo del canto gregoriano;
- el de la miisica francesa, con Rameau y Couperin nueva-
mente de actualidad;
- el de Chopin, a causa de una trasposicion nacionalista
(mientras que Ravel se apropio de Liszt);
- la miisica javanesa que Debussy descubrio en la Exposicion
Universal de 1889;
- el mundo de Manet y Mallarme, vinculado a la estancia del
musico en la Villa Medicis.
Y a estas influencias presentes y pasadas convendria agre-
gar las resonancias prospectivas que constituyen la reinven-
cion de la polifoma a partir del Ars Nova, su influjo sobre el
phylum musical frances de Ravel, Duparc, Messiaen, etc., so-
bre la mutacion sonora detonada por Stravinsky, su presencia
en la obra de Proust...
Bien se advierte que no existe ninguna correspondencia
68
Caosmosis
biunfvoca entre eslabones lineales significantes o de arche-es-
critura, segun los autores, y esta catalisis maqufnica multidi-
mensional, multirreferencial. La simetria de escala, la trans-
versalidad, el caracter patico no discursivo de su expansion:
todas estas dimensiones nos sacan de la logica del tercero ex-
cluido y facilitan nuestra renuncia al binarismo ontologico que
antes denunciabamos. A traves de sus diversos componentes,
una conformacion maqufnica obtiene su consistencia fran-
queando umbrales ontologicos, umbrales de irreversibilidad no
lineales, umbrales ontogeneticos y filogeneticos, umbrales de
heterogenesis y de autopoiesis creativas. A fin de pensar las si-
metrfas fractales en terminos ontologicos, seria conveniente
extender aquf la nocion de escala. Lo que las maquinas fracta-
les atraviesan son escalas sustanciales. Las atraviesan al en-
gendrarlas. Pero -hay que reconocerlo-estas ordenadas exis-
tenciales que ellas "inventan" siempre han estado ahf. ^,C6mo
sostener semejante paradoja? Es que todo se hace posible (in-
cluido el alisado recesivo del tiempo al que alude Rene Thorn)
desde el momento en que se admite una fuga de la conforma-
cion fuera de las coordenadas energetico-espacio-temporales.
Y tambien aquf nos toca redescubrir una manera de ser del Ser
-antes, despues, aquf y en cualquier otra parte-, sin ser no
obstante identico a sf mismo; un Ser procesual, polifonico, sin-
gularizable en las texturas infinitamente complejizables, al ca-
pricho de las velocidades infinitas que animan sus composicio-
nes virtuales.
La relatividad ontologica aquf preconizada es inseparable
de una relatividad enunciativa. El conocimiento de un Univer-
so (en el sentido astroffsico o axiologico) solo es posible por
mediacion de maquinas autopoieticas. Es importante que un
La heterogenesis maqmnica
69
foco de pertenencia a sf mismo exista en alguna parte para que
algun ente o alguna modalidad de ser, los que fueren, puedan
llegar a la existencia cognitiva. Fuera de este acoplamiento
maquina/Universo, los entes tienen nada mas que un puro es-
tatuto de entidad virtual. Lo mismo sucede con sus coordena-
das enunciativas. La biosfera y la mecanosfera, adosadas a es-
te planeta, focalizan un punto de vista de espacio, tiempo y
energfa. Trazan un angulo de constitucion de nuestra galaxia.
Fuera de este punto de vista particularizado, el resto del Uni-
verso existe tan solo (en el sentido en que nosotros aprehende-
mos, aquf abajo, la existencia) a traves de la virtualidad de
existencia de otras maquinas autopoieticas en el interior de
otras biomecanosferas dispersas por el cosmos. Ahora bien, la
relatividad de los puntos de vista de espacio, tiempo, energfa,
no produce la cafda de lo real en el suefio. La categoria de
Tiempo se disuelve en consideraciones cosmologicas sobre el
Big Bang, mientras que se afirma la de irreversibilidad. La ob-
jetividad residual es lo que resiste al barrido de la infinita va-
riacion de los puntos de vista constituibles sobre el. Imagine -
mos una entidad autopoietica cuyas partfculas estuviesen
edificadas a partir de las galaxias. O, a la inversa, una cogniti-
vidad constituida a escala de los quarks. Otro panorama, otra
consistencia ontologica. La mecanosfera extrae y actualiza
configuraciones que existen entre una infinidad de otras en
campos de virtualidad. Las maquinas existenciales estan a
igual altura que el ser en su multiplicidad intrinseca. No son
mediatizadas por significantes trascendentes ni subsumidas
por un fundamento ontologico unfvoco. Son para sf mismas su
propia materia de expresion semiotica. La existencia, en cuan-
to proceso de desterritorializacion, es una operacion interma-
qufnica especffica que se superpone a la promocion de intensi-
dades existenciales singularizadas. Y, lo repito, no existe
70
Caosmosis
ninguna sintaxis generalizada de estas desterritorializaciones.
La existencia no es dialectica, no es representable. jApenas si
es tolerable!
Las maquinas deseantes que entran en ruptura con los gran-
des equilibrios organicos interpersonales y sociales y que in-
vierten los mandos, juegan el juego del otro en contra de una
polftica de autocentrado en el yo. Por ejemplo, las pulsiones
parciales y las investiduras perversas polimorfas del psicoana-
lisis no constituyen una raza de maquinas desviada y excep-
cional. Todas las conformaciones maqumicas encubren, asf sea
en estado embrionario, focos enunciativos que son otras tantas
protomaquinas deseantes. Para abordar este punto, nos es pre-
ciso extender nuestro puente transmaqumico entendiendo el
alisado de la textura ontologica del material maqufnico y los
feedback diagramaticos como otras tantas dimensiones de in-
tensification por las que superamos las causalidades lineales
de la aprehension capitalista de los Universos maqufnicos. Nos
es preciso igualmente abandonar las logicas fundadas en los
principios de tercero excluido y de razon suficiente. A traves
del alisado, se juega un ser mas alia, un ser-para-el-otro que
hace tomar consistencia a un existente fuera de su delimitation
estricta, aquf y ahora. La maquina es siempre sinonimo de fo-
co constitutive de Territorio existential sobre fondo de conste-
lacion de Universos de referenda (o de valor) incorporales. El
"mecanismo" de esta inversion de ser consiste en el hecho de
que ciertos segmentos discursivos de la maquina no juegan ya
solamente un juego funcional o significacional, sino que asu-
men una funcion existencializante de pura repetition intensiva,
que he llamado funcion de ritornelo. El alisado es como un ri-
tornelo ontologico, y asf, lejos de aprehender una verdad unf-
La heterogenesis maqmnica
71
voca del ser a traves de la techne, como lo quisiera la ontologfa
heideggeriana, tenemos delante una pluralidad de seres como
maquinas desde el momenta en que adquirimos los medios pa-
ticos y cartograficos para acceder a ellos. Las manifestaciones,
no del Ser, sino de multitudes de componentes ontologicos,
son del orden de la maquina. Y esto sin mediacion semiologi-
ca, sin codificado trascendente, directamente como "dar-a-ser",
como dando. Acceder a semejante "dar" es ya participar onto-
logicamente en ello de pleno derecho. El termino "derecho" no
surge aquf por casualidad, tan cierto es que en este nivel pro-
toontologico se necesita afirmar ya una dimension protoetica.
El juego de intensidad de la constelacion ontologica es en cier-
to modo una eleccion de ser, no solamente para si, sino para
toda la alteridad del cosmos y para lo infinite de los tiempos.
Si tendra que haber eleccion y libertad en ciertos pisos an-
tropologicos "superiores", entonces tambien debera hallarse-
las en los estratos mas elementales de las concatenaciones ma-
qumicas. Pero las nociones de elemento y complejidad son
susceptibles de invertirse aquf brutalmente. Lo mas diferen-
ciado y lo mas indiferenciado coexisten en el seno de un mis-
mo caos que, a velocidad infinita, juega sus registros virtuales
unos contra otros y unos con otros. El mundo maqumico-tec-
nico, en cuya "terminal" se estructura la humanidad de hoy,
esta cercado por horizontes de constante y de limitacion de las
velocidades infinitas del caos (velocidad de la luz, horizonte
cosmologico del Big Bang, distancia de Planck y cuanto ele-
mental de accion de la fisica cuantica, imposibilidad de supe-
rar el cero absolute. ..). Pero este mismo modo de coaccion se-
miotica se ve duplicado, triplicado, infinitizado por otros
mundos que, en ciertas condiciones, no demandan sino bifur-
72
Caosmosis
carse por fuera de su Universo de virtualidad y engendrar nue-
vos campos de posible.
Las maquinas de deseo, las maquinas de creacion estetica,
a la par que las maquinas cientfficas, rectifican constantemente
nuestras fronteras cosmicas. Por esta razon deben tomar un lu-
gar eminente en el seno de las conformaciones de subjetiva-
cion, llamados a su vez a relevar a nuestras viejas maquinas
sociales, incapaces de seguir la eflorescencia de revoluciones
maqumicas que hacen estallar nuestro tiempo por todas partes.
En vez de tomar con frialdad la inmensa revolucion ma-
qufnica que barre el planeta (con peligro de llevarselo), o de
aferrarse a sistemas de valor tradicionales cuya trascendencia
se pretendera refundar, el movimiento del progreso o, si se
prefiere, el movimiento del proceso, se aplicara a reconciliar
valores y maquinas entre si. Los valores son inmanentes a las
maquinas. La vida de los Flujos maqumicos no se manifiesta
solamente a traves de las retroacciones ciberneticas; es tam-
bien correlativa de una promotion de Universos incorporales a
partir de una encarnacion Terrritorial enunciativa, de una toma
de ser valorizante. La autopoiesis maqufnica se afirma como
un para-sf no humano a traves de los focos de protosubjetiva-
cion parcial, y despliega un para-otro bajo la doble modalidad
de una alteridad ecosistemica "horizontal" (los sistemas ma-
qumicos se posicionan en rizoma de dependencia recfproca) y
de una alteridad filogenetica (que situa cada estasis maqufnica
actual en contra de una filiation en lo preterito y de un Phylum
de mutaciones por venir). Todos los sistemas de valor -religio-
sos, esteticos, cientificos, ecosoficos...- se instauran en esta
interfaz maqufnica entre lo actual necesario y lo virtual posibi-
lista. Los Universos de valor constituyen de este modo los
enunciadores incorporales de complexiones maqumicas abs-
tractas empalmables con las realidades discursivas. La consis-
La heterogenesis maquinica
73
tencia de estos focos de protosubjetivacion no se asegura,
pues, sino en la medida en que estos se encarnan, con mayor o
menor intensidad, en nudos de finitud, Territorios de grasping
caosmico que garanticen, por anadidura, su recarga posible de
complejidad procesual. Doble enunciation, pues, territorializa-
da finita e incorporal infinita.
Sin embargo, estas constelaciones de Universos de valor no
constituyen Universales. El hecho de que se anuden en Territo-
rios existenciales singulares les confiere, en efecto, una poten-
cia de heterogenesis, es deck, de apertura hacia procesos irre-
versibles de diferenciacidn, necesarios y singularizantes. <<,De
que modo esa heterogenesis maquinica que diferencia cada co-
lor de ser, que hace, por ejemplo, del piano de consistencia del
concepto filosofico un mundo completamente distinto del pia-
no de referenda de la funcion cientffica o del piano de compo-
sici6n estetica, acaba reducida a la homogenesis capitalfstica
del equivaler generalizado, desembocando en la equivalencia
de todos los valores, en el hecho de que todos los Territorios
apropiativos se midan con la misma vara economica de poder
y de que todas las riquezas existenciales caigan bajo la ferula
del valor de cambio? A la esteril oposicion entre valor de uso
y valor de cambio conviene oponerle una complexion axiolo-
gica que incluya todas las modalidades maqumicas de valori-
zation: los valores de deseo, los valores esteticos, los valores
ecologicos, economicos... El valor capitalfstico, que subsume
generalmente el conjunto de estas plusvalfas maqumicas, pro-
cede por un golpe de fuerza reterritorializante basado en la pri-
macia de las semioticas economicas y monetarias, y corres-
ponde a una suerte de implosion general de todas las
Territorialidades existenciales. En realidad, el valor capitalfsti-
co no se encuentra aparte, a un costado de los otros sistemas
de valorization; constituye su corazon mortffero, correspon-
74
Caosmosis
diente al franqueamiento del inefable lfmite entre una desterri-
torializacion caosmica controlada -bajo la egida de practicas
sociales, esteticas, analfticas- y un vuelco vertiginoso en el
agujero negro de lo aleatorio, a saber: de una referenda paro-
xfsticamente binarista que disuelve implacablemente cualquier
toma de consistencia de los Universos de valor que pretendie-
ran escapar a la ley capitalfstica. Asi, pues, solo por abuso se
pudo colocar a las determinaciones economicas en posicion
princeps frente a las relaciones sociales y a las producciones
de subjetividad. La ley economica, lo mismo que la ley juridi-
ca, debe deducirse del conjunto de los Universos de valor, para
cuyo desmoronamiento no cesa de laborar. Su reconsrruccion
sobre los escombros mezclados de las economfas planificadas
y del neoliberalismo, y en virtud de nuevas finalidades 6tico-
polfticas (ecosoffa), reclama, como contrapartida, una infatiga-
ble recuperacion de consistencia de las conformaciones maquf-
nicas de valorizacion.
3. METAMODELIZACION ESQUIZOANAUTICA
El psicoanalisis esta en crisis; se estanca en una pr&ctica
rutinaria y en concepciones petrificadas. El movimiento so-
cial se encuentra, por su lado, en un callejon sin salida debi-
do a la quiebra de los regimenes comunistas y a la conver-
sion de los socialdemocratas al liberalismo. Tanto de un lado
como del otro, la subjetividad individual y colectiva se ve
privada de modelizacion. Y esta bien claro que, de aquf en
mas, ni el freudismo, aun revisitado por el estructuralismo, ni
algun freudo-marxismo podran hacerlos avanzar en este pia-
no. De hecho, se ha abierto un inmenso taller de recomposi-
cion teorica y de invencion de nuevas practicas. He intentado
establecer que el cuestionamiento del fundamento de la sub-
jetividad en Universales personologicos, matemas estructura-
les o bases infraestructurales biologicas o economicas, impli-
caba una redefinicion del maquinismo. En lo sucesivo, la
maquina sera concebida en oposicion a la estructura, hallan-
dose asociada esta a un sentimiento de eternidad y aquella a
76
Caosmosis
la asuncion de la finitud, la precariedad, la destruction y la
muerte.
Tras la diversidad de los entes no esta dado ningun zocalo
ontologico umvoco sino un piano de interfaces maqumicas. El
ser se cristaliza a traves de una infinidad de conformaciones
enunciativas que asocian componentes discursivos actualiza-
dos (Flujos materiales y sefialeticos, Phylums maquinicos) a
componentes virtuales no discursivos (Universos incorporales
y Territorios existenciales). Asi, los puntos de vista singulares
sobre el ser, con su precariedad, sus incertidumbres y sus as-
pectos creadores, priman sobre la fijeza de las estructuras pro-
pias de las visiones universalistas. A fin de establecer un puen-
te intensivo entre estos functores actuales y virtuales, nos
veremos llevados a postular la existencia de un caos determi-
nista moviendose a velocidades infinitas. A partir de el se
constituyen composiciones complejas susceptibles de lentifi-
carse en coordenadas energetico-espacio-temporales o en sis-
temas categoriales.
En vez de partir de sistemas automaticos de articulacion
entre un piano de Expresion y un piano de Contenido, se pon-
dra el acento en los operadores parciales de su conformation.
Por ejemplo, al aspecto mecanico de la doble articulacion lin-
gmstica entre unidades significativas monematicas y unidades
no significativas fonematicas, se sustituiran maquinas abstrac-
tas que atraviesan a estos dos registros heterogeneos y son ca-
paces de bifurcacion y de produccion de nuevas asociaciones.
No cae de su peso que Universos de valor funcionen de con-
cierto con maquinas semioticas, que maquinas semioticas se
alien a maquinas concretas, que Territorios existenciales recor-
ten puntos de vista sobre el mundo... Al dejar abiertas las con-
formaciones de enunciation, al dejarlas caoticamente determi-
nadas, la concatenation de los cuatro functores ontologicos de
Metamodelizacion esquizoanaMtica
77
Universo, Phylum maqumico, Flujo y Territorio, preserva su
procesualidad pragmatica. La moda estructuralista quiso poner
entre parentesis las problematicas del significado, del fcono, la
Imago y lo imaginario, en provecho de articulaciones sintag-
maticas. La atencion se focalizaba en una mecanica estructural
interactiva que animaba supuestamente el paisaje fenomenico.
Se perdfan asf de vista los puntos de cristalizacion ontologica
que emergen de este paisaje. Las discursividades fonologicas,
gestuales, espaciales, musicales..., referidas todas a una misma
econorma significante, debian ejercer un control absoluto so-
bre los contenidos que estanan encargados de producir en fi-
guras paradigmaticas discretas. Pero lo que da consistencia a
estos sistemas discursivos, lo que autoriza la ereccion de mo-
nadas enunciativas ha de ser buscado mas bien del lado del
Contenido; es decir, del lado de esa funcion existencial que,
tomando apoyo en ciertos eslabones discursivos, desviandolos
de sus incidencias significacionales, denotacionales y proposi-
cionales, les hace cumplir un papel de ritornelo de afirmacion
ontologica.
LA CONFORMACION DE LOS CUATRO FUNCTORES ONTOLOGICOS
Expresion
actual
(discursivo)
Contenido
focos enunciativos virtuales
(no discursivos)
posible
O = discursividad maqumica
U = complejidad incorporal
real
F = discursividad energetico-
espacio-temporal
T = encamacion caosmica
78
Caosmosis
Los functores F, O, T, U tienen la mision de conferir un es-
tatuto conceptual diagramatico (cartografia pragmatica) a los
focos enunciativos virtuales enviscados en la Expresion mani-
fiesta. Su concatenation matricial debe preservar cuanto sea
posible su heterogeneidad radical, la cual no puede sino pre-
sentirse a traves de un abordaje fenomenologico discursive Se
los califica aquf de metamodelizantes para indicar que su fina-
lidad esencial es dar cuenta de la manera como los diversos
sistemas de modelizacion existentes (religiosos, metafisicos,
cientfficos, psicoanalfticos, animistas, neuroticos...) abordan,
siempre mas o menos contorneandola, la problematica de la
enunciation sui-referencial. Asf pues, el esquizoanalisis no op-
tara por una modelizacion con exclusion de otra. Intentara dis-
cernibilizar, en el seno de las diversas cartografias en acto, en
una situation dada, focos de autopoiesis virtual para actuali-
zarlos, transversalizandolos, confiriendoles un diagramatismo
operatorio (por ejemplo, mediante un cambio de materia de
Expresion), haciendolos a ellos mismos operatorios en el seno
de conformaciones modificadas, mas abiertas, mas procesua-
les, mas desterritorializadas. El esquizoanalisis, antes que se-
guir el sentido de las modelizaciones reduccionistas que sim-
plifican el complejo, trabajara para su complejizacion, para su
enriquecimiento procesual, para la toma de consistencia de sus
Kneas virtuales de bifurcacion y diferenciacion; en smtesis, pa-
ra su heterogeneidad ontologica.
La determinacion de los focos de vida parciales, de aquello
que puede dar consistencia enunciativa a las multiplicidades
fenomenicas, no depende de una pura descripcion objetiva. El
conocimiento de una monada de ser-en-el-mundo, de una esfe-
ra de para-si, implica una aprehension patica que escapa a las
Metamodelizacion esquizoanaMtica
79
coordenadas energetico-espacio-temporales. Aquf, el conoci-
miento es primero transferencia existencial, transitivismo no
discursive La puesta en enunciado de esta transferencia pasa
siempre por el desvfo de una narracion cuya funcion primera
no es engendrar una explicacion racional sino promover ri-
tornelos complejos, soportes de una persistencia memorial in-
tensiva y de una consistencia de acontecimiento. Solo a traves
de los relatos mfticos, religiosos, fantasmaticos, etc., accede al
discurso la funcion existencial. Pero este mismo discurso no es
un simple epifenomeno; es la apuesta de estrategias etico-polf-
ticas de evitamiento de la enunciation. Los cuatro functores
ontologicos, cual batayolas, guinadas de llamada al orden, tie-
nen la mision de visibilizar las apuestas de esas estrategias.
Por ejemplo, los Universos incorporales de la Antigiiedad
clasica, asociados a un compromiso politefsta en vinculo con
una multitud de Territorialidades clanicas y etnicas, sufrieron
una transformacion radical con la revolution trinitaria del cris-
tianismo, medida sobre el ritornelo del signo de la cruz y que
pasara a centrar no solamente el conjunto de los Territorios
existenciales sociales sino tambien todas las conformaciones
corporales, mentales, familiares sobre el unico Territorio exis-
tencial de la encarnacion y de la crucifixion cristica. jEste
inaudito coup deforce de sujecion subjetiva desborda, eviden-
temente, el mero marco teologico! La nueva subjetividad de la
culpa, de la contricion, del marcado del cuerpo y de la sexuali-
dad, de la mediacion redentora, es tambien una pieza esencial
en los nuevos dispositivos sociales, en las nuevas maquinas de
sometimiento que debfan buscarse entre los vestigios del Bajo
Imperio y las reterritorializaciones de los ordenes feudales y
urbanos venideros.
Mas proximo a nosotros, el relato mftico-conceptual del
freudismo opero tambien una transformacion de los cuatro
Caosmosis
cuadrantes ontologicos. Toda una maquinaria dinamica y topi-
ca de la represion rige aquf la economfa de los Flujos de libi-
do; entre tanto, una zona de focos enunciativos (que el aborda-
je clfnico habfa soslayado) de orden onfrico, sexual, neurotico,
infantil, relativo al lapsus o al chiste, invade el sector derecho
de nuestro cuadro. El Inconsciente promovido como Universo
de la no-contradiccion, de la heterogenesis de los contrarios,
envuelve los Territorios manifiestos del sfntoma, cuya voca-
cion a la autonomizacion, a la repeticion autopoietica, patica y
patogena, amenaza la unidad del yo. Y esta se revelara, ade-
mas, en el curso de la historia de la clinica analftica, cada vez
mas precaria y hasta fractalizada. La cartografia freudiana no
es solamente descriptiva; es inseparable de la pragmatica de la
transferencia y de la interpretacion. Por otra parte, conviene,
en mi opinion, deslindar esta de una perspectiva significacio-
nal y entenderla como conversion de los medios expresivos y
como mutacion de las texturas ontologicas que despejan nue-
vas lmeas de posible, y esto por el simple hecho de que se ins-
talan nuevas conformaciones de escucha y modelizacion. El
sueno, objeto de renovado interes, narrado como un relato que
encubre claves inconscientes, pasado por el tamiz de la asocia-
cion libre, sufre una profunda mutacion. Del mismo modo en
que tras la revplucion del Ars Nova, en la Italia del siglo XIV,
la musica no sera escuchada ya de la misma manera en el area
cultural europea, el sueno y la actividad onirica cambiaran in-
trinsecamente de naturaleza en el seno de su nueva conforma-
cion referencial. Y, paralelamente, una multitud de ritornelos
psicopatologicos no seran vividos ya, y por consiguiente mo-
delizados, de la misma manera. El enfermo obsesivo que se la-
va las manos cien veces por dfa exacerbara su angustia solita-
ria en un contexto de Universos de referenda profundamente
modificado.
Metamodelizacion esquizoanalitica
Kl
Con la invention del dispositivo analftico, la modelizacion
freudiana marco un enriquecimiento indudable en la produc-
tion de subjetividad, una ampliation de sus constelaciones re-
ferenciales, una nueva apertura pragmatica. Pero rapidamente
encontro sus Kmites con sus concepciones familiaristas y uni-
versalizantes, con su practica estereotipada de la interpretation,
pero sobre todo con su dificultad para tomar campo mas alia de
la semiologfa lingufstica. Mientras que el psicoanalisis concep-
tualiza la psicosis a traves de su vision de la neurosis, el esqui-
zoanalisis aborda todas las modalidades de subjetivacion ilumi-
nado por el modo de ser en el mundo de la psicosis. Porque en
ninguna otra parte se muestra al desnudo la modelizacion ordi-
naria de la cotidianidad (los "axiomas de cotidianidad"), que
ponen obstaculos a las raices de la funcion existencial a-signi-
ficante, grado cero de cualquier modelizacion posible. Con la
neurosis, la materia sintomatica continua sumergida en el am-
biente de significaciones dominantes mientras que, en cambio,
con la psicosis, el mundo del Dasein estandarizado pierde su
consistencia. La alteridad como tal pasa a ser entonces la cues-
tion primera. Lo que, por ejemplo, se ve fragilizado, hendido,
esquizado en el delirio y la alucinacion, antes que el estatuto
del mundo objetivo, es el punto de vista del otro en mi, el cuer-
po reconocido en articulation con el cuerpo vivido y el cuerpo
sentido; solo las coordenadas de alteridad normalizadas dan su
fundamento a la evidencia sensible.
La psicosis no es un objeto estructural, sino un concepto;
no es una esencia inamovible, sino una maquinacion que reco-
mienza siempre al producirse cualquier encuentro con quien
pasara a ser, a posteriori, el psicotico. Asf pues, el concepto no
es aquf una entidad cerrada sobre sf misma, sino la encarna-
82
Caosmosis
cion maqufnica abstracta de la alteridad en su punto extremo
de precariedad; es la marca indeleble de que todo, en este
mundo, puede siempre estar en disyuncion. El Inconsciente
tiene muchi'simo que ver con el concepto: es tambien una
construccion incorporal que se apodera de la subjetividad en
su punto de emergencia. Pero es un concepto que corre perma-
nente riesgo de empastarse, que debe ser constantemente libe-
rado de las escorias culturales que amenazan con reterritoriali-
zarlo. El Inconsciente demanda que se lo reactive, que se lo
recargue maqumicamente en razon de la virulencia de los
acontecimientos que ponen la subjetividad en acto. La fractura
esquizo es la via regia de acceso a la fractalidad emergente del
Inconsciente. Lo que podemos llamar reduction esquizo va
mucho mas alia de todas las reducciones eideticas de la feno-
menologfa, porque conduce hasta el encuentro de los ritorne-
los a-significantes que vuelven a producir relato, que refundan
en el artificio una narratividad y una alteridad existenciales,
asf sean delirantes. Destaquemos de paso un curioso entrecru-
zamiento entre el psicoanalisis y la fenomenologia: mientras
que el primero dejo escapar, en lo esencial, la alteridad psico-
tica (debido, en particular, a sus concepciones reificantes en
materia de identification y de su incapacidad para pensar los
devenires intensivos), la segunda, aunque produjo las mejores
descripciones de la psicosis, no supo sacar a la luz, a traves de
ellas, el papel fundador de la modelizacion narrativa, soporte
de la insoslayable funcion existencial del ritornelo: fantasmati-
co, mftico, novelesco... Reaparece aqui el mecanismo de la pa-
radoja de Tertuliano: si estos hechos han de considerarse indu-
bitables, es porque es imposible que el hijo este muerto,
enterrado y resucitado. Justamente por lo mftica que es la teo-
ria freudiana en muchos aspectos, puede engranar ritornelos de
subjetivacion mutante.
Metamodelizacion esquizoanalttica
83
A la logica tradicional de conjuntos calificados en forma
unrvoca (de suerte que siempre se pueda saber sin ambigiiedad
de uno de ellos si uno de sus elementos lo integra o no), la me-
tamodelizacion esquizoanalftica le sustituye una ontologica,
una maqufnica de la existencia cuyo objeto no esta circunscrito
en coordenadas extrihsecas y fijas; y ese objeto, en todo mo-
menta, puede desbordar de si mismo, puede proliferar o abolir-
se junto con los Universos de alteridad componibles con el.
Como ya he senalado, los trabajos de Daniel Stern esclarecen
este tipo de entidades transversalistas en el marco del desarro-
llo de las relaciones interpersonales del lactante. 1 La etologfa
de las fases preverbales del niflo revela, en efecto, un mundo
psfquico en el que los personajes familiares no constituyen to-
davia polos estructurales autonomizados sino que dependen,
para utilizar mi propia terminologfa, de Universos incorporales
y de Territorios existenciales disyuntos, multiples y enmarana-
dos. Los Universos maternos, paternos, fraternos, los Territo-
rios del yo se aglomeran en una suerte de fenomeno de bola de
nieve autopoietica que torna por completo interdependiente el
desarrollo del sentido del si mismo y del sentido del otro.
Una primera conformacion de subjetivacion, que Daniel
Stern denomina si mismo emergente (emergent self), aparece
desde el nacimiento y se despliega hasta el segundo mes. Al
margen de cualquier distintividad linguistica o corporal, desa-
rrolla un Universo de percepciones precoces de formas, intensi-
dades, movimiento y numero. Estas formas abstractas y amoda-
les se instauran transversalmente a los diversos registros
1 . Op. cit.
84
Caosmosis
perceptivos, poseyendo el lactante, desde que nace, la extraor-
dinaria capacidad de ver y oler lo que oye (y recfprocamente).
El sf mismo emergente, atmosferico, patico, fusional, transiti-
vista, ignora las oposiciones sujeto-objeto, yo-otro, y por su-
puesto masculino-femenino. Es el reino de una maternitud ab-
soluta que no se presta a ninguna triangulacion edi'pica, pero
que tal vez sera a posteriori {Nachtraglich) el lugar electivo de
un incesto esquizo hermano-hermana. Universo de emergencia,
placa sensible de todos los devenires incorporales, este sf mis-
mo emergente no es asimilable en modo alguno a un estadio
psicogenetico como el estadio oral. Primero, porque no es un
estadio, ya que persistira en paralelo con las otras formaciones
del si mismo y poblara la experiencia onfrica, amorosa, poetica
del adulto. Despues, porque la oralidad que pone en ejercicio
no es pasivamente fisiologica o reducible a una cuestion de em-
puje, fuente, meta y objeto pulsional: es un foco parcial de sub-
jetivacion, activamente maqufnico, conectado con los Univer-
sos de referenda mas heterogeneos. Por ejemplo, el fantasma
de devoracion oral o de retorno al seno materno remite a una
madre que no es real ni imaginaria ni simbolica, sino que es de-
venir cosmico, Universo tanto de emergencia procesual como
de abolicion. No nos encontramos por ello en el reino de las
Imagos junguianas o de entidades mitologicas como Gea o
Cronos. Los Universos de los que la boca y el pecho son opera-
dores-ritornelo estan constelados de manera heteroclita y hete-
ro-genetica: constituyen acontecimientos singulares.
Entre el segundo y el sexto mes, el sf mismo nuclear (core
self) confiere su autocoherencia al cuerpo propio y al esquema
corporal. Los datos propioceptivos y exteroceptivos se tornan
entonces complementarios, mientras que la integration senso-
riomotriz se desarrolla paralelamente a las interrelaciones con
el medio ambiente. Se establece y se consolida un Territorio
Metamodelizacion esquizoanalitica 85
de la action, de la totalization ffsica, de la pertenencia del
afecto y de una protohistoricidad personal. La eventual fragili-
zacion de este Universo de corporeidad se manifestara mas
tarde en forma de catatonia, de paralisis histerica, de senti-
miento de desrealizacion o de estado paranoide. La encontra-
mos igualmente en la rafz de otra figura de la muerte, la muer-
te del cuerpo, el cadaver, la descomposicion organica, que
prevalecen en la neurosis obsesiva.
La constitution del si mismo subjetivo {subjective-self), en-
tre los siete y los quince meses, es correlativa de la estructura-
cion de la afectividad. Una dialectica llamada de armonizacion
(attunement) se establece entre los afectos compartibles con
otro y los no compartibles. Hay reconocimiento de que el otro
puede sentir algo que el sujeto siente por si mismo. En el seno
de este Universo protosocial, siempre preverbal, se transmiten
los rasgos familiares, etnicos, urbanos... digamos el Incons-
ciente cultural. Esta territorialidad subjetiva se ve coronada
por la designation de la identidad propia (nombre y pronom-
bre) en presencia del espejo, alrededor de los dieciocho meses.
El sf mismo verbal (verbal self), a partir de los dos afios, na-
ce al empezar a compartirse con el otro significaciones lingiiis-
ticas. Este si mismo despliega la escena estructural de las iden-
tidades personologicas y de los complejos familiares con sus
juegos de identification, rivalidades, conflictos, negativismo,
denegacion, con sus disciplinas anales, educativas, sus prohibi-
ciones, sus investiduras de la transgresion y del castigo... Sera
relevado por el sf mismo de lo escrito, asociado a las conforma-
ciones escolares; luego, por el sf mismo puberal, con la intru-
sion de los componentes genitales; luego, por el sf mismo de
los grupos etarios adolescentes, el sf mismo profesional, etc.
Todos los Universos de referenda puestos en acto se superpon-
dran unos a otros, en una suerte de aglomeracion existencial in-
Caosmosis
corporal. Cuando uno de estos Universos se imponga en el pri
mer piano no habra, estrictamente hablando, represion de los
otros sino puesta en reserva, en latencia, combinada eventual-
mente con una perdida de consistencia de la constelacion con-
textual; y esta precisamente no se incluye en una topica ni se
equilibra en el seno de una economfa energetica. Toda repre-
sentation metaforica de la pulsion, sea de orden topico, dinami-
co o energetico, corre el riesgo de soslayar arbitrariamente el
caracter aporetico de la cristalizacion de estos Territories exis-
tenciales, a la vez incorporates, intensivos y multicomponen-
ciales. El lapsus, por ejemplo, desde esta perspectiva, no es la
expresion conflictiva de un Contenido reprimido, sino la mani-
festation indicial positiva de un Universo que se busca, que
viene a golpear a la ventana como un pajaro magico.
El esquizoanalisis no consistira, evidentemente, en remedar
al esquizofrenico, sino en franquear como el las barreras de
sinsentido que vedan el acceso a los focos de subjetivacion a-
significantes, unica manera de poner en movimiento los siste-
mas de modelizacion petrificados. Implica un ensanchamiento
optimo de las entradas pragmaticas en las formaciones del In-
consciente. El autismo, por ejemplo, no referido ya con exclu-
sividad a una regresion infantil de la era materna, serd accesi-
ble a intervenciones distintas de la transferencia y centradas
directamente en el cuerpo y en las identificaciones proyecti-
vas. Su Universo caosmico puede constelarse, en efecto, con
muchas otras Imagos ademas de la que corresponde a la madre
personologica, con devenires vegetales, animales, cosmicos o
maqmnicos... El complejo psicotico no sera exclusivamente
tributario, pues, de la comunicacion verbal y de la transferen-
cia individuada. La cura del psicotico, en un contexto de psi-
Metamodelizacion esquizoanalitica
87
coterapia institucional, labora a traves de un abordaje renova-
do de la transferencia, centrada ahora en partes del cuerpo, en
una constelacion de individuos, en un grupo, un conjunto ins-
titucional, un sistema maqufnico, una semiotica economica,
etc. (injertos de transferencia), y concebida como devenir de-
seante, es decir, como intensidad existencial patica imposible
de circunscribir como entidad diferenciada. Semejante proce-
der terapeutico tendra el objetivo de ampliar todo lo posible la
gama de los medios ofrecidos a la recomposicion de los Terri-
tories corporales, biologicos, psfquicos y sociales del paciente.
Comprometera con este fin multiples vectores semioticos rela-
tivos a la corporeidad, la gestualidad, la posturalidad, los ras-
gos de fisonomia, la espacialidad, y que se conectan directa-
mente con los niveles de conformaciones preverbales descritos
por Daniel Stern. Tratada como conjunto de maquinas sociales
autopoi6ticas y transversalistas, la institution asistencial podra
convertirse en campo propicio para una discernibilizacion de
estos vectores que recortan la subjetividad individuada, que la
trabajan como a pesar de ella misma.
Consideremos, por ejemplo, en la Clfnica de La Borde, el
subconjunto institucional constituido por la cocina. Este sub-
conjunto conjuga dimensiones funcionales, sociales y subjeti-
vas marcadamente heterogeneas. Este Territorio puede cerrar-
se sobre si mismo, convertirse en lugar de comportamientos y
actitudes estereotipados donde cada cual ejecuta mecanica-
mente su pequeno ritornelo. Pero tambien puede cobrar vida,
engranar una aglomeracion existencial, una maquina pulsional
-y no solamente de orden oral- que influira sobre las personas
que participan en sus actividades o que solo pasan por ahi. La
cocina se convierte entonces en un pequeno escenario operisti-
88
Caosmosis
co: alii se habla, se danza, se toca todo tipo de instrumentos,
agua y fuego, masa de pastel y cubos de basura, relaciones de
prestigio y de sumision. En cuanto lugar de confeccion de los
alimentos, es la sede de intercambio de Flujos materiales,
senaleticos y de prestaciones de toda indole. Pero este metabo-
lismo de Flujo solo tendra alcance transferencial si se da la
condicion de que el conjunto del dispositivo funcione efectiva-
mente como estructura de acogida de los componentes prever-
bales de los enfermos psicoticos. Este resorte de ambiente, de
subjetivacion contextual varia a su vez segun el grado de aper-
tura (coeficiente de transversalidad) de este subconjunto insti-
tucional al resto de la institucion. La semiotizacion de un fan-
tasma -por ejemplo el jefe que reencarna al "Pere Lustucru"*-
depende, por tanto, de operadores externos. Desde este punto
de vista, el buen funcionamiento de la cocina es inseparable de
su articulacion con los demas focos parciales de subjetivacion
de la institucion (la comision de menu, la hoja de informacion
cotidiana sobre las actividades, los talleres de pastelena, inver-
nadero, jardfn, bar, las actividades deportivas, la reunion de los
cocineros y un medico acerca de los enfermos de que se ocu-
pan...). El psicotico que se acerca a un subconjunto institucio-
nal como el de la cocina atraviesa, pues, una zona de enuncia-
tion trabajada que, en ocasiones, puede estar mas o menos
cerrada sobre si misma y sujeta a roles y funciones, pero que a
veces puede encontrarse directamente conectada con Univer-
sos de alteridad que lo sacan de su cercamiento existencial.
Menos que una decision voluntaria, es la induccion de una
conformacion colectiva de enunciacion inconsciente la que lo
* Lustucru: contraccion de l'eusses-tu-cru (i}o hubieras crefdo?).
Familiarmente alude a una persona ingenua, simple, tonta [n. del t.].
Metamodelizacion esquizoanalitica 19
mueve a tomar una iniciativa, a aceptar una responsabilidad.
Senalemos que "colectivo" no es aqm sinonimo de "grupal";
es una calificacion que subsume elementos de intersubjetivi-
dad humana, pero tambien modulos sensibles y cognitivos pre-
personales, procesos microsociales, elementos del imaginario
social. Actua de la misma manera sobre formaciones subjeti-
vas no humanas, maqumicas, tecnicas, economicas. El termino
es equivalente, pues, al de multiplicidad heterogenea. Asi, en
un contexto de psicoterapia institucional, lo que de un modo
demasiado esquematico fue llamado relation asistente-asisti-
do, se descompone en dimensiones heterogeneas: 1) de saber y
tecnicidad psiquiatricos, relativos a trastornos bien circunscri-
tos desde un punto de vista nosografico; 2) de activation so-
cial en el seno de Territorios colectivos trabajados de manera
permanente, y, 3) de aprehension patica de las diferencias
existenciales que entranan los Universos psicoticos. El saber
instaura una distancia que la vida social colectiva tiende a di-
solver, mientras que la cesura existencial opera una aproxima-
cion mucho mas mtima y enigmatica. La formacion en este
dominio consistira en articular estas tres dimensiones de un
modo relativamente armonioso; en tanto que el tiempo de re-
torno al socius y a la tecnica, tras la sumersion caosmica en la
psicosis, es, de lejos, el mas problematico.
El mundo psfquico mas autfstico no esta carente, de por si,
en materia de alteridad. Simplemente, esta se introduce en una
constelacion de Universos desconectada de las conformaciones
de socialidad dominantes. Pueden tenderse puentes hacia el
psicotico por mediaciones que daran consistencia a algunos de
sus componentes de Universo o por agregacion de otros que no
preexistian. (Por la entrada de materias de expresion aun inedi-
90
Caosmosis
tas para el sujeto, relativas, por ejemplo, a las artes plasticas, el
video, la musica, el teatro o, simplemente... jla cocina!) La car-
tografia esquizoanalftica consistira en discernibilizar estos
componentes de escasa consistencia o existencia. Pero se trata
de una empresa fundamentalmente precaria, creacion continua
que no disfruta de ningun soporte teorico preestablecido. La
emergencia enunciativa de la cocina de La Borde -para conti-
nuar con el mismo ejemplo- podra inducirla a cumplir un papel
de analizador parcial, sin garantfa en el tiempo. El caracter au-
topoietico de una instancia semejante reclama un permanente
reabordaje de la conformation, una verification de su capaci-
dad de acogida de las singularidades a-significantes -los enfer-
mos insoportables, los conflictos insolubles-, un reajuste cons-
tante de su apertura transversalista al exterior. Solo la red de
focos de enunciation parciales que comprende los grupos, las
reuniones, los talleres, las actividades, las responsabilidades,
las constelaciones espontaneas, los tratamientos individuales,
podra aspirar, en rigor, a este ti'tulo de analizador institucional.
El trabajo del psicoterapeuta en su despacho es tan solo un es-
labon en este dispositivo complejo; la transferencia individuada
es tan solo un elemento de la transferencia generalizada que se
acaba de evocar. Asi como el esquizo ha soltado amarras con la
individuation subjetiva, del mismo modo el analisis del Incons-
ciente debera recentrarse sobre los procesos de subjetivacion
no humanos que yo califico de maqumicos, pero que son mas
que humanos, suprahumanos en un sentido nietzscheano.
Este nuevo tipo de procedimiento no esta reservado al ana-
lisis de los psicoticos sino que tambien concierne a los neuro-
ticos, a los psicopatas, a los normopatas, segun la afortunada
expresion de Jean Oury. Pone igualmente sobre el tapete dis-
positivos analfticos venideros en el ambito de la pedagogfa, de
la vida vecinal, de la ecologfa, de la tercera edad, de todo un
Metamodelizacion esquizoanaUtica
91
campo de revolution molecular; labora para salir de la deserti-
fication social contemporanea. La apuesta de una recomposi-
cion teorica metamodelizante del analisis se hace proporcio-
nalmente importante. Implica en prioridad un repudio de los
conceptos universalistas y trascendentes del psicoanalisis, que
coagulan y esterilizan la aprehension de los Universos incor-
porates y de los de venires singularizantes y heterogeneticos.
En este aspecto, el concepto lacaniano de Significante repre-
senta a mi juicio un instrumento particularmente inadecuado
para cartografiar la psicosis; lo es mas aiin para las formas de
subjetividad maqumicas desarrolladas a partir de los mass me-
dia, de la informatica, de los nuevos medios telematicos y de
la inflation de las velocidades "dromosfericas" (Paul Virilio)
de intercambio, desplazamiento y comunicacion. El Signifi-
cante lacaniano homogeneiza las semioticas, pierde los carac-
teres de multidimensionalidad de muchas de ellas. Su lineali-
dad fundamental, heredada del estructuralismo saussureano,
no le permite aprehender el caracter patico, no discursivo, au-
topoietico de los focos de enunciation parciales. Un topos se-
naletico remite siempre en el a un otro topos senaletico, sin
que se desprenda nunca la dimension de aglomeracion transto-
pica que caracteriza a las Territorialidades intensivas.
Ilustremos esta afirmacion mediante la relectura lacaniana
de la celebre observation de Freud sobre el juego de un nino
de dieciocho meses, juego que consistfa en arrojar, fuera de su
cuna bordeada por un mosquitero, un carretel atado a la punta
de un hilo, acompanando su desaparicion con el sonido
"jOooo!", que Freud traduci'a en lengua alemana adulta por la
palabra "Fort" (se fue) y su reaparicion por "jDa!" (aca esta). 2
2. Au-dela du principe du plaisir, "Essais de psychanalyse", Pa-
92
Caosmosis
Con este ritornelo Fort-Da, Freud entendfa que el nino repro-
ducfa incesantemente la partida, la ausencia y el retorno de su
madre. Ademas, pom'a sobre todo el acento en la primera se-
cuencia de rechazo, que consideraba mas importante y de ca-
racter penoso. Asociaba esta suerte de goce de repeticion
(propio, segun el, de la infancia, mientras que los adultos se
inclinanan mas hacia un deseo de novedad) a la repeticion de
suefios de accidente, por ejemplo, que hallamos en ciertas neu-
rosis traumaticas, o a la de los afectos opresivos indefinida-
mente repetidos en la transferencia psicoanalftica. La referfa
de manera mas amplia a lo que el llamaba compulsion de repe-
ticion {Wiederholungszwang) obrante en el sadismo, el maso-
quismo, la ambivalencia, la agresividad y la mayoria de las
neurosis. Esta compulsion pondria de manifiesto una tendencia
incoercible (que el califica varias veces de demomaca) a la
descarga completa de la excitacion, a la extincion de las ten-
siones y conflictos. Su economia no respondena ya al princi-
pio del placer, que tiende a sustituir un estado penoso por un
estado agradable, puesto que repetiria al infinito un estado de-
sagradable. Corresponden'a mas bien al sometimiento de este
principio del placer a una pulsion de muerte, a saber: una ten-
dencia presunta de la vida a retornar por si misma al estado
inorganico, no siendo las pulsiones de vida mas que un rodeo
provisorio en direccion a la muerte. Cuando, en sus Escritos, 3
Lacan evoca este ritornelo Fort-Da, no toma ya en cuenta la
cuestion de la ausencia de la madre. Segun el, se trata esen-
rfs, Payot, 1966, pag. 15. [Trad, cast.: "Mas alia del principio de pla-
cer", Obras completas, Buenos Aires, Amorrortu, 1984, 2da. edi-
cion, t. XVIII, pag. 15.]
3. Ecrits, Pans, Seuil, 1966, pag. 319. [Trad, cast.: Escritos 1,
Buenos Aires, Siglo XXI, 1988, 14a. edition, pags. 306-307.]
Metamodelizacion esquizoanalitica
93
cialmente de una encrucijada entre im juego de ocultacion y
una escansion alternativa de dos fonemas. La espera del retor-
no del objeto se constituye en "provocation anticipante", que
toma cuerpo "en la pareja simbolica de dos jaculatorias ele-
mentales" y anuncia en el sujeto "la integration diacronica de
la dicotomfa de los fonemas, cuyo lenguaje existente ofrece la
estructura sincronica a su asimilacion".
Mientras que Freud remite el complejo juego del nino a la
falta de la madre, haciendolo tributario de una pulsion de
muerte, Lacan lo refiere a la discursividad significante del
"lenguaje existente". Lo cual no ahorra a este inocente ritor-
nelo el estar marcado todavia por la muerte, de una manera
mas hegeliana, es verdad, ya que Lacan agrega, a proposito de
este sfmbolo, que "se manifiesta en primer lugar como asesi-
nato de la cosa y (que) esta muerte constituye en el sujeto la
eternizacion de su deseo". Asf el carretel, el hilo, el mosquite-
ro, la mirada del observador, todas las caractensticas singula-
res de la conformation de enunciation pasan a la trampa del
Significante. En lugar de reconocer que a traves de este ritor-
nelo el nino se acerca a Universos ineditos de posible, con re-
percusiones virtuales incalculables, Lacan lo define como "un
punto de insemination de un orden simbolico que preexiste al
sujeto infantil y segun el cual le va a ser preciso estructurar-
se". 4 En este caso, la estructura precede y envuelve a la ma-
quina en una operation que la despoja de todos sus caracteres
autopoieticos y creativos. El orden simbolico pesa como una
4. Op. cit., pag. 594. [Trad, cast.: Escritos 2, Buenos Aires, Si-
glo XXI, 1987, 14a. edition, pag. 574.]
94
Caosmosis
capa de plomo determinista, como un destino mortffero sobre
las bifurcaciones posibles de los Universos incorporales. La
eternizacion del deseo, mentada por Lacan, es una petrifi-
cation: por lo demas, en una frase siguiente se dice que la se-
pultura es el primer sfmbolo por el que reconocemos la huma-
nidad.
El esquizoanalisis no hara depender, como Freud, el ritor-
nelo Fort-Da de un sentimiento de frustration respecto de la
madre y de principios universales de vida y muerte o, como
Lacan, de un orden significante trascendente. Lo considerara
como una maquina deseante que trabaja en la conformation
del si mismo verbal, en simbiosis con las otras conformaciones
del si mismo emergente, del si mismo nuclear y del si mismo
subjetivo, inaugurando asf un nuevo dominio del objeto, del
tocamiento, de una espacialidad que se diferencia del espacio
transitional de Winnicott. 5 Como senala Freud, el Fort-Da rea-
parece en otros comportamientos, puede ser enunciado a pro-
posito de la ausencia efectiva de la madre o bien de un juego
del nino con su propia imagen en el espejo, a la que hace apa-
recer y desaparecer. Se trata, en realidad, de una maquina rica,
multivalente, heterogenetica, que no es legitimo fijar ni a una
estasis materno-oral ni a una estasis de lenguaje, aunque parti-
cipe indiscutiblemente de ambas. jEs todo eso a la vez y mu-
chas otras cosas mas! Se debera optar aquf entre una concep-
tion mec&nica de la repetition mortffera y una conception
maquinica de la apertura procesual. Hay sin duda un rasgo ge-
nial en el presentimiento de Freud de una relation entre el au-
5. La Psychanalyse, tomo V, Paris, PUF, 1959.
Metamodelizacion esquizoanalitica
95
tomatismo de repeticion y una pulsion de muerte, relacion que
por mi parte acreditarfa mas bien a cierto deseo de abolicion
presente en toda maquina deseante. No hay cara a cara o rela-
cion de fntima intrincacion entre dos pulsiones distintas: Eros
y Tanatos; sino ida y vuelta a velocidad infinita entre el caos y
la complejidad. Fort, es la sumersion caosmica; Da, el domi-
nio de una complexion diferenciada. La pulsion no es "conser-
vadora", como lo seria la pulsion de muerte (asi se complace
Freud en calificarla). La insistencia del fracaso, el eterno re-
torno de la astilla en la carne, la apariencia de fatalidad demo-
nfaca que puede adoptar a veces la "mala pata" neurotica, se
deben a la persistencia de una perdida de consistencia de la
conformacion o, si se quiere, a la consistencia de una perdida
de consistencia (reterritorializacion). La sumersion en la inma-
nencia caosmica esta siempre alii, acechando los menores des-
fallecimientos. Su presencia puebla, con mayor o menor inten-
sidad, las situaciones precarias: una ausencia intolerable, un
duelo, ciertos celos, cierta fragilizacion organica, un vertigo
cosmico... Los rituales de conjuracion que vienen a responder-
le pueden convertirse en ritornelos de fijacion, de reificacion,
en una fidelidad tenaz al dolor o a la desgracia. Lejos estamos,
sin duda, del ritornelo probablemente feliz del nino del Fort-
Da. El Inconsciente de la hipotesis dualista de las pulsiones de
vida y muerte, como el de la trascendencia del Significante,
asesino de las "cosas" del contexto, petrifican la abolicion
caosmica, haciendole perder su inmanencia; la transforman en
negatividad mortffera, en objeto cadaverico. Es verdad que
cierto uso capitalistico reduccionista de la lengua vuelve a lle-
var cabalmente a esta al estado de linealidad significante de
entidades discretas binarias que apagan, hacen callar, impoten-
tizan y matan las cualidades polisemicas de un Contenido re-
ducido al estado de "referente" neutro. ^No es precisamente
96
Caosmosis
tarea del analisis recargar la Expresion en heterogeneidad se-
miotica y salir al paso del desencantamiento, del desembruja-
miento, de la despoetizacion del mundo contemporaneo de-
nunciada por Max Weber?
4. LA CAOSMOSIS ESQUIZO
La "normalidad", bajo la luz del delirio, de la logica tecni-
cista, bajo la ley del proceso primario freudiano, pas de deux
hacia el caos en el intento de cercar una subjetividad alejada
de los equilibrios dominantes, de captar sus Hneas virtuales de
singularidad, emergencia y renacimiento: ^eterno retorno dio-
nisfaco, o paradojico vuelco copernicano que se prolongarfa en
una inversion animista? Como mmimo, fantasma originario de
una modernidad puesta incesantemente sobre el tapete y sin
esperanza de remision posmoderna. Siempre la misma aporfa:
la locura cercada en su extraneza, reificada en una alteridad
sin retorno habita de todos modos nuestra aprehension ordina-
ria, sin cualidad, del mundo. Pero habrfa que ir mas alia: el
vertigo caotico que encuentra una de sus expresiones privile-
giadas en la locura es constitutivo de la intencionalidad funda-
dora de la relacion sujeto-objeto. La psicosis pone al desnudo
un resorte esencial del ser-en-el-mundo.
Lo que prima, en efecto, en el modo de ser de la psicosis
98
Caosmosis
-pero tambien, con otras modalidades, en el del "si mismo
emergente" de la infancia (Daniel Stern) o en el de la creation
estetica- es la irruption en el primer piano de la escena subje-
tiva de un real "anterior" a la discursividad, cuya consistencia
patica salta literalmente al cuello. ^Debe considerarse que este
real se ha coagulado, petrificado, vuelto catatdnico por acci-
dente patologico, o bien que estuvo alb en todo tiempo -pasa-
dos y futuros- al acecho de una puesta en acto que sancionana
la forclusion de una castration simbolica presunta? Tal vez sea
necesario abrazar las dos perspectivas: estaba ya ahf como re-
ferenda virtual abierta, y surge correlativamente como pro-
duction sui generis de un acontecimiento singular.
Los estructuralistas actuaron con excesiva prisa al posicio-
nar topicamente lo Real de la psicosis por referencia a lo Ima-
ginario de la neurosis y a lo Simbolico de la normalidad. iQue
ganaron con eso? Al erigir matemas universales de lo Real, lo
Imaginario y lo Simbolico, considerados cada uno de ellos de
una pieza, reificaron, redujeron la complejidad de lo que esta-
ba en juego, a saber: la cristalizacion de Universos reales-vir-
tuales conformados a partir de una multiplicidad de Territorios
imaginarios y semiotizados por las vfas mas diversas. Las
complexiones reales -por ejemplo de la cotidianidad, del sue-
no, de la pasidn, del delirio, de la depresion y de la experiencia
estetica- no son unas y otras de similar color ontologico. Por
lo demas, no aparecen sufridas pasivamente ni articuladas
mecanicamente o trianguladas dialecticamente con otras ins-
tancias. Una vez franqueados ciertos umbrales de consistencia
autopoietica, se ponen a trabajar por cuenta propia, constitu-
yendo focos de subjetivacidn parcial. Senalemos que sus ins-
trumentos expresivos (de semiotizacion, codificacion, catali-
sis, moldeado, resonancia, identificacion) no se resumen en
una sola economia significante. La practica de la psicoterapia
La caosmosis esquizo
99
institucional nos ha ensenado la diversidad de modalidades en
que se aglomeran estas multiples estasis reales o virtuales: las
del cuerpo y el soma, el yo y el otro, el espacio vivido y los
ritornelos temporales, el socius familiar y el socius artificial-
mente elaborado para abrir otros campos de posible, las de la
transferencia psicoterapeutica o incluso de Universos inmate-
riales aferentes a la musica, a las formas plasticas, a los deve-
nires animales, vegetales, maqumicos...
Las complexiones del real psicotico en su emergencia clmi-
ca constituyen una via exploratoria privilegiada de los demas
modos de production ontologicos, por cuanto revelan sus fa-
cetas de exceso, de experiencias limite. Asf, la psicosis puebla
no solo la neurosis y la perversion, sino tambien todas las for-
mas de normalidad. La patologia psicotica se especifica en el
hecho de que, por equis razones, los ida y vuelta esperados y
las relaciones polifonicas "normales" entre los diferentes mo-
dos de puesta en el ser de la enunciation subjetiva, ven com-
prometida su heterogeneidad por la repetition, la insistencia
exclusiva de una estasis existential que yo califico de caosmi-
ca y que es susceptible de tomar todos los tintes de una gama
esquizo-paranoica-mamaca-epileptoide, etc. En cualquier otra
parte dicha estasis solo se aprehende mediante una evitacion,
un desplazamiento, un desconocimiento, una desfiguracion,
una sobredeterminacion, una ritualizacion... En estas condicio-
nes, la psicosis podria ser definida como una hipnosis de lo
real. Aqui, un sentido de ser en si se impone previamente a
cualquier esquema discursivo, unicamente posicionado a tra-
ves de un continuo intensivo cuyos rasgos de distintividad no
son aprehensibles por un aparato de representation sino por
una absorcion patica existencial, una aglomeracion preyoica,
preidentificatoria. Mientras que el esquizofrenico esta como
instalado en pleno centro de esta hiancia caotica, el delirio pa-
100
Caosmosis
ranoico manifiesta una voluntad ilimitada de tomar posesion
de ella. Por su lado, los delirios pasionales (Serieux, Capgras y
de Clerambault) marcarian una intencionalidad de acapara-
miento de la caosmosis menos cerrada, mas procesual. Las
perversiones implican ya una recomposicion significante de
polos de alteridad a los que se ordena encarnar desde el exte-
rior una caosmosis dominada, teleguiada por libretos fantas-
maticos. En cuanto a las neurosis, presentan todas las variantes
de evitacion recien mencionadas, empezando por la mas sim-
ple, la mas reificante, la de la fobia, continuando por la histe-
ria, que le forja sustitutos en el espacio social y el cuerpo, pa-
ra terminar por la neurosis obsesiva, que segrega a su respecto
una perpetua "diferancia" (Derrida) temporal, una infinita pro-
crastination.
Este tema de la inmanencia caosmica y estas pocas va-
riaciones nosograficas exigirian muchos mas desarrollos; si se
las menciono aquf fue tan solo para introducir la idea de que la
aprehension ontologica propia de la psicosis no es para nada
sinonimo de una simple degradation caotica, de un trivial in-
cremento de entropfa. Se tratana de reconciliar el caos y la
complejidad. (Es merito de Freud haber indicado este camino
en la Traumdeutung.) iVor que calificar de caotica la homoge-
nesis de los referentes ontologicos, y a traves de ella la latente
de las demas modalidades de subjetivacion? Lo que ocurre es
que, en cualquier caso, la puesta en el mundo de una comple-
xion de sentido implica siempre una toma de posesion masiva
e inmediata del conjunto de la diversidad contextual, una fu-
sion en un todo indiferenciado o, mas bien, desdiferenciado.
Un mundo solo se constituye a condicion de ser habitado por
un punto de ombligo, de desconstruccion, de destotalizacion y
La caosmosis esquizo
101
de desterritorializacion, a partir del cual se encarna una posi-
cionalidad subjetiva. Por efecto de un foco tal de caosmosis, el
conjunto de los terminos diferenciales, de las oposiciones dis-
tintivas, de los polos de discursividad son objeto de una co-
nectividad generalizada, de una mutabilidad indiferente, de
una descalificacion sistematica. Esta vacuola de descompre-
sion es al mismo tiempo nucleo de autopoiesis sobre el cual se
reafirman constantemente y se anudan, insisten y toman con-
sistencia los Territorios existenciales y los Universos de refe-
renda incorporales. Esta oscilacion a velocidad infinita entre
un estado de grasping caotico y el despliegue de complexiones
ancladas en el seno de coordenadas mundanas, se instaura de
este lado del espacio y del tiempo, de este lado de los procesos
de espacializacion y temporalizacion. Las formaciones de sen-
tido y los estados de cosas se caotizan asf por el mismo movi-
miento en que se pone en existencia su complejidad. Una cier-
ta modalidad de maltrato caotico de su constitution, de su
organicidad, de su funcionalidad y de sus relaciones de alteri-
dad esta siempre en la rafz de un mundo.
No opondremos aqui, como en la metapsicologfa freudiana,
dos pulsiones antagonistas de vida y muerte, de complejidad y
caos. La intencionalidad objetal mas originaria se recorta sobre
fondo de caosmosis. Y el caos no es una pura indiferenciacion;
posee una trama ontologica especffica. Esta habitado por enti-
dades virtuales y por modalidades de alteridad que nada tienen
de universal. No es, por lo tanto, algo del Ser en general lo que
irrumpe en la experiencia caosmica de la psicosis o en la rela-
tion patica que se puede mantener con ella, sino un aconteci-
miento fechado, firfnado, senalador de un destino, modificador
de las significaciones anteriormente estratificadas. Despues de
semejante proceso de descalificacion y homogenesis ontologi-
ca, nada sera ya como antes. Pero el acontecimiento es insepa-
102
Caosmosis
rable de la textura del ser trafdo a la luz. Lo corrobora el aura
psicotica que asocia un sentimiento de catastrofe de fin del
mundo (Francois Tosquelles) y el sentimiento perturbador de
una redencion inminente de todos los posibles o, en otros ter-
minos, el ida y vuelta enloquecedor entre una complejidad pro-
liferante de sentidos y una total vacuidad, una dereliction irre-
misible de la caosmosis existencial.
Lo esencial de seflalar en la aprehension patica del delirio,
del suerio y de la pasion, es que la petrification ontologica, la
congelation existencial de la heterogenesis de entes que se
manifiesta en ellos segun estilos particulares, esta siempre la-
tente en las otras modalidades de subjetivacion. Es como un
congelamiento de imagen que a la vez revela su posici6n de
base (o de bajo) en la polifoma de los componentes ca6smicos,
e intensifica su potencia relativa. No constituye, por lo tanto,
un grado cero de la subjetivacion, un punto negative neutro,
pasivo, deficitario, sino un grado extremo de intensification.
Solo pasando por esa "toma de tierra" caotica, por esa oscila-
cion peligrosa, otra cosa se hace posible y pueden emerger bi-
furcaciones ontologicas y coeficientes de creatividad proce-
sual. El hecho de que el enfermo psicotico sea incapaz de un
restablecimiento heterogenetico no desmiente la riqueza de ex-
perimentation ontologica con la que se confronta a pesar suyo.
A esto se debe el que la narratividad delirante, en cuanto po-
tencia discursiva finalizada sobre la cristalizacion de un Uni-
verso de referenda o de una sustancia no discursivas, constitu-
ya el paradigma de la construction y reconstruction de los
mundos mfticos, mfsticos, esteticos y hasta cientificos. La
existencia de estasis caosmicas no es en absoluto privilegio de
la psicopatologla. Su presencia puede ser hallada en el seno de
La caosmosis esquizo
103
filosoffas como la de Pascal o hasta de los autores mas racio-
nalistas. La secuencia cartesiana de la duda generalizada, que
precede al aferramiento de extrema urgencia al Cogito y al que
sucedera el reencuentro con Dios y la refundacion del mundo,
puede ser emparentada con aquella reduccion esquizo-caotica:
el hecho de que la complejidad y la alteridad se vean tentados
(por el genio maligno) a bajar los brazos, confiere a la subje-
tividad una potencia suplementaria de fuga al exterior de las
coordenadas espacio-temporales que, por otra parte, hallan asf
confortacion. De una manera mas general, puede entenderse
que un colapso del sentido sera asociado siempre a la promo-
cion de eslabones de discursividad a-significantes consagrados
al trenzado ontologico de un mundo autoconsistente. La ruptu-
ra producida por el acontecimiento adviene asi al corazon del
ser, y desde aqui esta en condiciones de generar nuevas muta-
ciones ontologicas. Las oposiciones distintivas, las sintaxis y
semanticas relativas a los codigos, senales y significantes, pro-
siguen su ronda, pero al lado de su estrato de origen. Como en
el delirio, senaleticas y semioticas echan a volar. La caosmosis
esquizo es un medio de apercepcion de las maquinas abstrac-
tas que obran transversalmente a los estratos heterogeneos. El
paso por la homogenesis caosmica, que puede ser (pero esto
nunca esta garantizado mecanica o dialecticamente) una via de
acceso hacia la heterogenesis complexual, no constituye una
zona de ser traslucida, indiferente, sino un intolerable foco de
creacionismo ontologico.
Al deshacer la heterogenesis ontologica que confiere su di-
versidad al mundo, y su distraccion (en el sentido pascaliano)
a la subjetividad, la homogenesis esquizo exacerba la potencia
de transversalidad de la caosmosis, su aptitud para atravesar
los estratos y para franquear los muros. De ahf la capacidad,
frecuentemente senalada, de muchos esquizofrenicos para re-
104
Caosmosis
velar como por inadvertencia las intenciones mas secretas de
su interlocutor, para leer, en cierto modo, el Inconsciente a li-
bra abierto. La complejidad, desligada de sus coacciones dis-
cursivas significantes, se encarna entonces en danzas maqumi-
cas abstractas, mudas, inmoviles y estupefacientes. Conviene
cuidarse de hacer un uso simplificador y reificante de catego-
ries tales como el autismo y la disociacion para calificar la
extraneza esquizo, la perdida del sentimiento vital en las de-
presiones, lo gliscoide en la epilepsia... Antes que con altera-
ciones deficitarias globales y estandares de una subjetividad
normal, se esta frente a las modalidades a la vez plurales y sin-
gulares de una autoalteridad. Yo es otro, una multiplicidad de
otros encarnada en el cruzamiento de componentes de enun-
ciaciones parciales que desbordan por todos lados la identidad
individuada y el cuerpo organizado. El cursor de la caosmosis
no cesa de oscilar entre estos diversos focos enunciativos, no
para totalizarlos, sintetizarlos en un yo trascendente, sino para
hacer de el, pese a todo, un mundo. Estamos asi en presencia
de dos tipos de homogenesis: una homogenesis normal y/o
neurotica, que se cuida de ir demasiado lejos y por demasiado
tiempo hacia una reduccion caosmica de tipo esquizo, y una
homogenesis extrema, patica-patologica conducente a un pun-
to de posicionamiento de complexiones mundanas donde
resultan conjugados no solo componentes de sensibilidad en-
gastados en un tiempo y un espacio, componentes afectivos y
cognitivos, sino tambien "cargas" axiologicas eticas y esteti-
cas. En el pasivo de la ontologfa esquizo hallamos, pues, la
homogenesis reductora, la perdida de los colores, sabores y
timbres de los Universos de referencia, pero en su activo una
alterificacion emergente desembarazada de las barreras mime-
ticas del yo. El ser se afirma como responsabilidad del otro
(Levinas) cuando focos de subjetivacion parcial se constituyen
La caosmosis esquizo
105
en absorcion o en adsorcion con la toma de autonomfa y de
autopoiesis de procesos creadores.
No se trata en absoluto de convertir al esquizo en heroe de
los tiempos posmodernos, y sobre todo tampoco de subes-
timar, en el seno del proceso psicotico, el peso de los compo-
nentes sistemicos organicos, somaticos, imaginarios, familia-
res, sociales, sino de localizar los efectos de inhibiciones
intercomponenciales que conducen a un frente a frente en im-
passe con la inmanencia caosmica. Las estratificaciones socia-
les estan dispuestas de modo tal que conjuren todo lo posible
la inquietante extraneza generada por una fijacion demasiado
marcada a la caosmosis. Hay que andar rapido, no detenerse
en lo que amenaza con enviscarnos: la locura, el dolor, la
muerte, la droga, el vertigo del cuerpo sin organo, la extrema
pasi6n... Todos estos aspectos de la existencia son, indudable-
mente, objeto de una toma en cuenta funcional por el socius
dominante, pero siempre como correlate de un desconocimien-
to activo de su dimension caosmica. El abordaje reactivo de la
caosmosis segrega entonces un imaginario de eternidad, en
particular a traves de los mass media, que soslaya su dimen-
sion esencial de finitud: la facticidad del ser-ahi, sin cualidad,
sin pasado, sin porvenir, en absoluta dereliction y sin embargo
foco virtual de complejidad sin tope. Eternidad de un mundo
adulto profundamente infantil que hay que situar en oposicion
a la hiperlucidez del nino en meditation solitaria sobre el cos-
mos o del devenir-nino de la poesfa, la musica, la experiencia
mfstica. Solamente cuando en lugar de reimpulsar complexio-
nes de alteridad y de relanzar procesos de semiotizacion, la
caosmosis se coagula, implota en abismo de angustia, de de-
presion, de desconcierto mental, entonces, desde luego, -se
plantea la cuestion de una recomposicion de Territorios exis-
tenciales, de "injertos de transferencia", de relevos dialogicos,
106
Caosmosis
de una invention de pragmaticas asistenciales e institucionales
de toda clase. No hay herofsmo, pues, de la psicosis, sino, por
el contrario, ajustamiento incomplaciente del cuerpo caosmico
que ella lleva a la incandescencia y cuyos desechos mortifica-
dos son laminados hoy por la quimioterapia, desde que ceso de
ser cultivado, como flores monstruosas, por el Manicomio tra-
ditional.
La pulverulencia delirante primaria o las grandes construc-
ciones narrativas de la paranoia, vfas de curacion precarias de
la intrusion de lo absoluto, no pueden ser situadas en el mismo
piano que los sistemas de defensa bien socializados: juegos,
deportes, manias mantenidas por los medios de comunicacion
de masas, fobias racistas... Con todo, su mezcla es el pan coti-
diano de la psicoterapia institutional y de los esquizoanalisis.
Es igualmente, pues, en el seno de un farrago de enuncia-
dos banales, de prejuicios, de estereotipos, de estados de hecho
aberrantes, de toda una libre asociacion de lo cotidiano donde
conviene deslindar, todavfa y siempre, esos puntos Z o Zen de
la caosmosis que solo pueden localizarse a contrasentido, a
traves de los lapsus, sfntomas, aporfas, acting out sobre es-
cenas somaticas, un teatralismo familiarista, o a traves de los
engranajes institucionales. Esto se debe, lo repito, a que la
caosmosis no es lo propio de la psique individuada. Nos con-
frontamos con ella en la vida de grupo, en las relaciones eco-
nomicas, el maquinismo, por ejemplo informatico, e incluso
en el seno de los Universos incorporales del arte o la religion.
Cada vez, ella llama a la reconstruction de una narratividad
operational, es decir, de una narratividad que funciona mas
alia de la information y de la comunicacion, como cristaliza-
cion existencial de una heterogenesis ontologica. El hecho de
La caosmosis esquizo
107
que la production de una nueva complexion real-otro-virtual
resulte siempre de una ruptura de sentido, de un cortocircuita-
do de las significaciones, del descubrimiento de una repetition
no redundante, autoafirmativa de su propia consistencia y de
la promotion de focos de alteridad parciales no "identifica-
bles" -que escapan a la identification-, condena al terapeuta o
al operador de salud mental a un estrabismo etico esencial. Por
una parte, trabaja en el registro de una hetero-genesis de aqm
y de alH para remodelar Territorios existenciales, forjar com-
ponentes semioticos de pasaje entre bloques de inmanencia en
vfas de petrification... Por la otra, no puede aspirar a un acce-
so patico a la cosa caosmica -en el seno de la psicosis y de la
institution- sino en la medida en que el mismo, de una u otra
manera, se recree, se reinvente como cuerpo sin organo recep-
tivo a las intensidades no discursivas. De su propia inmersion
en la inmanencia homogenetica dependen sus posibles con-
quistas de coeficientes suplementarios de libertad heterogene-
tica, su acceso a Universos de referencia mutantes y su entra-
da a registros renovados de alteridad.
Las categories nosograficas, las cartografias psiquiatricas y
psicoanalfticas traicionan necesariamente la textura caosmica
de la transferencia psicotica. Constituyen lenguas, entre otras
modelizaciones -las del delirio, la novela, la serie de televi-
sion- que no podrian aspirar a ninguna eminencia epistemolo-
gica. jNada mas, pero nada menos! Lo que ya es quiza mucho,
porque a traves de ellas se encarnan roles, puntos de vista,
comportamientos de sumision y hasta, por que no, procesos li-
beradores. ^,Quien dice la verdad? Esa no es mas la cuestion,
sino como, en que condiciones puede nacer mejor la pragmati-
ca de los acontecimientos incorporales que recompondran un
108
Caosmosis
mundo, que reinstauraran una complejidad procesual. Las mo-
delizaciones idiosincrasicas injertadas en un analisis dual, un
autoanalisis, una psicoterapia de grupo... estan llamadas siem-
pre a tomar prestamos de las lenguas especializadas. Nuestra
problematica de caosmosis y de salida esquizoanalitica del en-
cierro significante apunta, como contrapartida de esos presta-
mos, a una necesaria desconstruccion a-significante de su dis-
cursividad y a una puesta en perspectiva pragmatica de su
eficacia ontologica.
5. LA ORALIDAD MAQUINICA Y
LA ECOLOGIA DE LO VIRTUAL
;No hables con la boca llena, es mala education! O hablas,
o comes. Las dos cosas a la vez, no. Se tiene de un lado un flu-
jo diferenciado -la variedad de los alimentos tornados en un
proceso de disgregacion, de caotizacion, aspirado por un aden-
tro de came- y, del otro, un flujo de articulaciones elementales
-fonoldgicas, sintacticas, proposicionales- que inviste y cons-
tituye un afuera complejo, diferenciado. Pero la oralidad, jus-
tamente, esta en el cruce. La oralidad habla con la boca llena.
Esta llena de adentro y llena de afuera. A un tiempo, es com-
plejidad en involution cadtica y simplicidad en vfas de comple-
jizacion infinita. Danza del caos y de la complejidad.
Freud mostraba ya que objetos simples como la leche o la
mierda sosteman Uni versos existenciales harto complejos, la
oralidad, la analidad, trenzando maneras de ver, smtomas, fan-
tasmas... Y recordamos una de las primeras distinciones laca-
nianas entre la palabra vacfa y la palabra plena. iPero plena de
que? Plena de adentros y de afueras, de lmeas de virtualidades,
110
Caosmosis
de campos de posible. Palabra que no es un simple medio de
comunicacion, agente de transmision de information, sino que
engendra ser-ahf, palabra interfaz entre el en-sf cosmico y el
para-si subjetivo.
La palabra se vatia cuando pasa a depender de semiologfas
de lo escrito ancladas en el orden de la ley, del control de los
hechos, gestos y sentimientos. La voz de la computadora -"No
se ha abrochado usted el cinturon"- deja poco espacio a la ara-
biguedad. La palabra ordinaria se esfuerza, por el contrario, en
conservar viva la presencia de un rmnimo de componentes se-
mioticos llamados no verbales, donde las sustancias de expre-
sion constituidas a partir de la entonacion, del ritmo, de los
rasgos de rostreidad, de las posturas, se intersectan, se relevan,
se superponen, conjurando de antemano el despotismo de la
circularidad significante. Pero, en el supermercado, la palabre-
ria ya no tiene tiempo para apreciar la calidad de un producto
ni lo tiene el regateo para fijar el justo precio. La information
necesaria y suficiente ha evacuado las dimensiones existencia-
les de la expresion. No estamos alh' para existir sino para cum-
plir nuestro deber de consumidores.
^Constituye la oralidad un polo refugio de la polivocidad
semiotica, una reactualizacion en tiempo real de la emergencia
de la relation sujeto-objeto? A decir verdad, no me pareceria
pertinente una oposicion demasiado marcada entre lo oral y lo
escrito. Lo oral mas cotidiano esta sobrecodificado por lo es-
crito; lo escrito mas sofisticado esta trabajado por lo oral. Par-
tiremos mas bien de los bloques de sensaciones compuestos
por las practicas esteticas mas aca de lo oral, de lo escriturario,
de lo gestual, de lo postural, de lo plastico... que tienen la fun-
cion de desbaratar las significaciones pegadas a las percepcio-
La oralidad maquinica y la ecologia de lo virtual 111
nes triviales y a las opiniones que impregnan los sentimientos
comunes. Esta extraction de perceptos y de afectos desterrito-
rializados a partir de las percepciones y de los estados de alma
banales nos hace pasar de la voz del discurso interior y de la
presencia a si, en lo que pueden tener de mas estandarizado, a
vfas de pasaje hacia formas de subjetividad radicalmente mu-
tantes. Subjetividad del afuera, subjetividad de alta mar que,
lejos de temer a la finitud, a la difi'cil prueba de vida, de dolor,
de deseo y de muerte, las acoge como un pimiento esencial pa-
ra la cocina vital.
El arte de la performance entrega el instante al vertigo de la
emergencia de Universos a la vez extranos y familiares. Tiene
el merito de llevar al extremo las implicaciones de esa extrac-
tion de dimensiones intensivas, a-temporales, a-espaciales, a-
significantes, a partir del entramado semiotico de la cotidiani-
dad. Nos pega la nariz sobre la genesis del ser y de las formas
antes de que estas se tomen los pies en las redundancias domi-
nantes, incluidas las de los estilos, las escuelas, las tradiciones
de la modernidad. Pero este arte no me parece implicar tanto
el retorno a una oralidad originaria, como una fuga hacia ade-
lante en las maquinaciones y en las vias maqumicas desterrito-
rializadas capaces de engendrar subjetividades mutantes.
Quiero decir que hay algo de artificial, de construido, de com-
puesto -lo que yo llamo una procesualidad maquinica- en el
redescubrimiento de la oralidad por la poesfa sonora. De una
manera mas general, todo descentramiento estetico de los pun-
tos de vista, toda desmultiplicacion polifonica de los compo-
nentes de expresion pasan por lo previo de una desconstruc-
cion de las estructuras y de los codigos en vigor y por una
inmersion caosmica en las materias de sensation. A partir de
ellas volvera a ser posible una recomposicion, una recreation,
un enriquecimiento del mundo (un poco como se habla de ura-
112
Caosmosis
nio enriquecido), una proliferation no solamente de las formas
sino de las modalidades de ser. Por lo tanto, no hay oposicion
maniquea y nostalgica del pasado entre una oralidad buena y
una escriturariedad mala, sino busqueda de focos enunciativos
que instauren nuevos clivajes entre otros adentros y otros afue-
ras y que promocionen un distinto metabolismo pasado-futuro
a partir del cual la eternidad pueda coexistir con el instante
presente.
Son las maquinas esteticas las que, en nuestra epoca, nos
proponen los modelos relativarnente mejor realizados de esos
bloques de sensation susceptibles de extraer sentido pleno a
partir de todas esas senaleticas vatias que nos invisten por to-
das partes. Es en el maquis del arte donde se encuentran los
mas consecuentes nucleos de resistencia a la apisonadora de la
subjetividad capitalfstica, la de la unidimensionalidad, del
equivaler generalizado, de la segregation, de la sordera a la
verdadera alteridad. jNo se trata de tener a los artistas por los
nuevos heroes de la revolution, por las nuevas palancas de la
Historia! El arte aquf no es solamente obra de los artistas pa-
tentados sino tambien de toda una creatividad subjetiva que
atraviesa las generaciones y los pueblos oprimidos, los guetos.
las minonas... Quisiera senalar unicamente que el paradigma
estetico, el de la creation y la composition de preceptos y de
afectos mutantes, ha pasado a ser el de todas las formas posi-
bles de liberation, expropiando los antiguos paradigmas cien-
tfficos a los que eran referidos, por ejemplo, el materialismo
historico o el freudismo. El mundo contemporaneo, enredado
en sus atolladeros ecologicos, demograficos, urbanos, es inca-
paz de asumir las extraordinarias mutaciones tecnico-cientffi-
cas que lo sacuden, de una manera compatible con los intere-
La oralidad maqumica y la ecologia de lo virtual 113
ses de la humanidad. Se ha metido en una carrera vertiginosa,
hacia el abismo o hacia una renovation radical. Las brujulas
economicas, sociales, polfticas, morales, tradicionales se estro-
pean una tras otra. Se torna imperativo refundar los ejes de va-
lores, las finalidades fundamentals de las relaciones humanas
y de las actividades productivas. Una ecologia de lo virtual se
impone, pues, tanto como las ecologfas del mundo visible. Y
en este aspecto la poesfa, la musica, las artes plasticas, el cine,
sobre todo en sus modalidades performanciales o performati-
vas, tienen un lugar importante que ocupar por su aporte espe-
cffico y como paradigma de referenda en el seno de nuevas
practicas sociales y analfticas-psicoanalfticas, en una acepcion
sumamente ampliada. Mas alia de las relaciones de fuerza ac-
tualizadas, la ecologia de lo virtual se propondra no solamente
preservar las especies amenazadas de la vida cultural, sino
igualmente engendrar las condiciones de creation y desarrollo
de formaciones de subjetividad inauditas, nunca vistas, nunca
sentidas. Es decir que la ecologia generalizada -o la ecosoffa-
obrara como ciencia de los ecosistemas, como apuesta de re-
generation polftica, pero tambien como compromiso etico, es-
tetico, analftico. Tendera a crear nuevos sistemas de valoriza-
tion, un nuevo gusto por la vida, una nueva ternura entre los
sexos, los grupos de edad, las etnias, las razas...
Curiosos artefactos, me diran ustedes, esas maquinas de
virtualidad, esos bloques de perceptos y de afectos mutantes,
mitad-objeto mitad-sujeto, ya ahf en la sensation y fuera de sf
mismas en los campos de posible. No se las encontrara facil-
mente en el mercado habitual de la subjetividad y menos aun,
tal vez, en el del arte; y sin embargo, ellas pueblan todo cuanto
es involucrado por la creation, el deseo de devenir otro como,
114
Caosmosis
en otra parte, por el desorden mental o las pasiones de poder.
Intentemos, ahora, disenar su perfil a partir de algunas caracte-
risticas principales.
Las conformaciones de deseo estetico y los operadores de
la ecologfa de lo virtual no son entidades que se puedan cir-
cunscribir facilmente en la logica de los conjuntos discursivos.
No tienen ni adentro ni afuera. Son interfaces fuera del lfmite
que segregan la interioridad y la exterioridad y se constituyen
en la raiz de todo sistema de discursividad. Son devenires, en-
tendidos como focos de diferenciacion anclados en el corazon
de cada dominio, pero tambien entre dominios diferentes para
acentuar su heterogeneidad. Un devenir nino (por ejemplo en
la musica de Schumann) se extrae de los recuerdos de infancia
para encarnar un presente perpetuo que se instaura como cru-
ce, juego de bifurcaciones entre devenir mujer, devenir planta,
devenir cosmos, devenir mel6dico...
Estas conformaciones no pueden determinarse en funcion de
sistemas de referenda extrinsecos, como las coordenadas ener-
getico-espacio-temporales o las coordenadas semanticas bien
catalogadas. Pero ello no impide que se las aprehenda a partir
de tomas de consistencias ontologicas transitivistas, transversa-
listas y paticas. Se traba conocimiento con ellas no por repre-
sentation sino por contamination afectiva. Se ponen a existir
en nosotros, a pesar de nosotros. Y no solamente a tftulo de
afectos bastos, indiferenciados, sino de composition hipercom-
pleja: "Esto es Debussy, esto es jazz, esto es Van Gogh". La pa-
radoja a la que la experiencia estetica nos remite constantemen-
te consiste en que estos afectos, como modo de aprehension
existencial, se dan de una sola pieza, a pesar o al lado del he-
cho de que rasgos indicativos, ritornelos senaleticos son nece-
sarios para catalizar su existencia en campos de representacion.
Estos juegos de representacion poseen multiples registros que
La oralidad maquinica y la ecologia de lo virtual 115
inducen Universos existenciales de implicaciones imprevisi-
bles. Pero, sea cual fuere su sofisticacion, un bloque de percep-
to y de afecto, a traves de la composition estetica, aglomera en
una misma toma transversal el sujeto y el objeto, el yo y el
otro, lo material y lo incorporal, el antes y el despues... En sm-
tesis, el afecto no es asunto de representation y de discursivi-
dad, sino de existencia. Resulta que estoy embarcado en un
Universo debussista, en un Universo blues, en un devenir ful-
gurante de Provence. He cruzado un umbral de consistencia.
Mas aca del influjo de este bloque de sensation, de este foco de
subjetivacion partial, era la grisalla; mas alia, yo mismo ya no
soy como antes, me veo arrastrado en un devenir otro, llevado
mas alia de mis Territorios existenciales familiares.
Y no se trata aqui de una simple configuration gestaltista
que cristalice la prevalencia de una "buena forma". Se trata de
algo mas dinamico que yo quisiera situar en el registro de la
maquina, que opongo aquf al de la mecanica. Fue en su carac-
ter de biologos como Humberto Maturana y Francisco Varela
propusieron el concepto de maquina autopoietica para definir
los sistemas vivientes. Me parece que su notion de autopoiesis
como capacidad de autorreproduccion de una estructura o de
un ecosistema, podria ser extendida con beneficio a las maqui-
nas sociales, a las maquinas economicas e incluso a las ma-
quinas incorporales de la lengua, de la teona, de la creation
estetica. El jazz, por ejemplo, se nutre a la vez de su genealo-
gfa africana y de sus reactualizaciones en formas multiples y
heterogeneas. Asf ocurrira mientras viva. Pero, como toda ma-
quina autopoietica, puede morir por falta de realimentacion o
derivar hacia destinos que lo tornen extrario a si mismo.
He aqui, pues, una entidad, un ecosistema incorporal cuyo
ser no viene garantizado del exterior y que vive en simbiosis
con la alteridad que el mismo concurre a engendrar, amenaza-
116
Caosmosis
da de desaparecer si su esencia maqmnica se dana por acciden-
te -los buenos y los malos encuentros del jazz con el rock- o
cuando su consistencia enunciativa pasa por debajo de cierto
umbral. No se trata de un objeto "dado" en coordenadas ex-
trinsecas, sino de una conformacion de subjetivacion que otor-
ga sentido y valor a Territories existenciales determinados. Es-
ta conformacion debe trabajar para vivir, procesualizarse a
partir de las singularidades que la percuten. Todo esto implica
la idea de una necesaria practica creativa e incluso de una
pragmatica ontologica. Son nuevos modos de ser del ser los
que crean los ritmos, las formas, los colores, las intensidades
de la danza. Nada cae por su peso. Hay que volver a tomar to-
do desde cero, en el punto de emergencia caosmica. Potencia
del eterno retorno del estado naciente.
Despues de Freud, los psicoanalistas kleinianos y lacania-
nos, cada cual a su manera, aprehendieron este tipo de entidad
en su propio campo de investigation. Lo bautizaron "objeto
partial", "objeto transicional", situandolo en la bisagra de una
subjetividad y de una alteridad a su vez parciales y transicio-
nales. Pero nunca lo desinsertaron de una infraestructura pul-
sional causalista; nunca le confirieron dimensiones de Territo-
rio existencial multivalente y de creatividad maqmnica de
horizontes ilimitados. Es verdad que Lacan, con su teorfa del
"objeto a", tuvo el merito de desterritorializar la notion de ob-
jeto del deseo. Lo definio como no especularizable, lo que le
permitfa escapar a las coordenadas de espacio y de tiempo. La-
can lo sacd del campo limitado al que lo habfan afectado los
posfreudianos -el del pecho materno, las heces y el pene- pa-
ra vincularlo a la voz y a la mirada. Pero no extrajo las conse-
cuencias de su ruptura con el determinismo freudiano y no si-
La oralidad maquinica y la ecologia de lo virtual 117
tuo adecuadamente las "maquinas deseantes" -cuya teorfa es-
bozo- en los campos de virtualidad incorporales. Este objeto-
sujeto del deseo, como los atractores extranos de la teorfa del
caos, sirve de punto de anclaje en el seno de un espacio de fa-
se 1 (aquf, un Universo de referenda) sin ser nunca identico a
si mismo, en fuga permanente sobre una lfnea fractal. A este
respecto no solo habria que evocar una geometria fractal, sino
tambien una ontologfa fractal. Es el propio ser el que muda,
brota, se transfigura. Los objetos del arte y del deseo se apre-
henden en Territorios existenciales que son a la vez cuerpo
propio, yo, cuerpo materno, espacio vivido, ritornelos de la
lengua materna, rostros familiares, relato familiar, etnico...
Ninguna entrada existencial tiene prioridad sobre las demas.
No es cuestion, pues, de infraestructura causal y de superes-
tructura representativa de la psique, ni de un mundo separado
de la sublimacion. La carne de la sensacion y la materia de lo
sublime estan inextricablemente mezcladas. La relation con el
otro no precede por identificacion de fcono preexistente, inhe-
rente a cada individuo. La imagen es portada por un devenir
otro, ramificado en devenir animal, devenir planta, devenir
maquina y, llegado el caso, devenir humano.
^Como sostener unidas esta inmersion sensible en una ma-
teria finita, en una composicion encarnada, asi fuesen las mas
desterritorializadas, como sucede con la materia de la musica
o con la materia del arte conceptual, y esta hipercomplejidad,
esta autopoiesis de los afectos esteticos? De manera compulsi-
1 . Espacio abstracto donde los ejes representan las variables que
caracterizan al sistema.
118
Caosmosis
va, vuelvo a aquel ida y vuelta incesante entre la complejidad
y el caos. Un grito, un azul monocromo hacen surgir un Uni-
verso incorporal, intensivo, no discursivo, patico; y a conti-
nuation son arrastrados otros Universos, otros registros, otras
bifurcaciones maqumicas. Constelaciones singulares de Uni-
versos. Los relatos, los mitos, los fconos mas elaborados nos
reconducen siempre a ese punto de bascula caosmica, a esa
singular oralidad ontologica. Algo se absorbe, se incorpora, se
digiere, a partir de lo cual nuevas Hneas de sentido se esbozan
y prolongan. Habfa que pasar por ese punto de ombligo -las
escaras blancas y grisaceas en el fondo de la garganta de Irma,
en el sueno princeps de Freud, o en rigor un objeto fetiche y
conjuratorio- para que pueda advenir un retorno de finitud y
de precariedad, para encontrar una salida a los suenos eternita-
rios y mortiferos, para volver a dar, por fin, infinito a un mun-
do que coma riesgo de asfixia.
Los bloques de sensation de la oralidad maqumica des-
prenden del cuerpo una carne desterritorializada. Cuando yo
"consumo" una obra -que habrfa que llamar de otra manera,
porque puede ser tambien ausencia de obra-, a lo que procedo
es a una cristalizacion ontologica compleja, a una alterifica-
cion de los seres-ahf. Conmino al ser a existir de otra manera
y le arranco nuevas intensidades. ^Debe anadirse que seme-
jante productividad ontologica no se reduce en modo alguno a
una alternativa de ser y de ente o de ser y de nada? No solo yo
es otro, sino que es una multitud de modalidades de alteridad.
Aquf ya no estamos inmersos en el Significante, en el Sujeto y
en el gran Otro en general. La heterogeneidad de los compo-
nentes -verbales, corporales, espaciales...- engendra una hete-
rogenesis ontologica tanto mas vertiginosa cuanto que se con-
juga hoy con la proliferation de nuevos materiales, de nuevas
representaciones electronicas, de un estrechamiento de las dis-
La oralidad maquinica y la ecologia de lo virtual 119
tancias y de un ensanchamiento de los puntos de vista. La
subjetividad informatica nos aleja a gran velocidad de las
coacciones de la antigua linealidad escrituraria. Ha llegado el
tiempo de los hipertextos de toda clase e incluso de una nueva
escritura cognitiva y sensitiva que Pierre Levy califica de
"ideograffa dinamica". Las mutaciones maqumicas entendidas
en el sentido mas amplio, que desterritorializan la subjetivi-
dad, no deberian ya desencadenar en nosotros reflejos de de-
fensa, crispaciones del pasado. Es absurdo imputarles el em-
brutecimiento masmediatico que conocen actualmente las
cuatro quintas partes de la humanidad. Aquf se trata solo del
contraefecto perverso de cierto tipo de organization de la so-
ciedad, de la produccion y del reparto de bienes. Muy por el
contrario, la union de la informatica, la telematica y el audio-
visual permitira quiza dar un paso decisivo en el sentido de la
interactividad, hacia la entrada en una era posmedios y, corre-
lativamente, de una aceleracion del retorno maqumico de la
oralidad. El tiempo del teclado digital quedo mas bien atrds; el
dialogo con las maquinas podra instaurarse solo por la pala-
bra, no solamente con maquinas tecnicas sino tambien con
maquinas de pensamiento, de sensaci6n, de concertacion...
Todo esto, lo repito, siempre y cuando la sociedad cambie,
siempre y cuando nuevas practicas sociales, polfticas, esteti-
cas, analfticas nos permitan quitarnos las sujeciones de pala-
bra vacfa que nos aplastan, el laminado de sentido que por do-
quier pretende imponerse (muy especialmente tras la victoria
del espfritu del capitalismo sobre los paises del Este y la gue-
rra del Golfo).
La oralidad -jmoraleja!-, al hacerse maquinica, maquina
estetica y maquina molecular de guerra -pensemos hoy en la
120
Caosmosis
importancia de la cultura Rap para millones de jovenes-, pue-
de convertirse en una palanca esencial de resingularizacion
subjetiva y generar otros modos de sentir el mundo, una nue-
va cara de las cosas y hasta un giro diferente de los aconteci-
mientos.
6. EL NUEVO PARADIGMA ESTETICO
S61o tardfamente se destaco el arte en la historia de Occi-
dente como actividad especffica tributaria de una referenda
axiologica particularizada. En las sociedades arcaicas, la dan-
za, la musica, la elaboration de formas plasticas y de signos
sobre el cuerpo, sobre objetos, sobre el suelo, estaban mtima-
mente asociadas a las actividades rituales y a las representa-
ciones religiosas. Las relaciones sociales, los intercambios
economicos y matrimoniales eran asimismo poco discernibles
de la vida en conjunto de lo que he propuesto llamar Con-
formaciones territorializadas de enunciation. A traves de di-
versos modos de semiotizacion, sistemas de representation y
practicas multirreferenciadas, estas conformaciones lograban
hacer cristalizar segmentos complementarios de subjetividad.
Ponian al descubierto una alteridad social por conjugation de
la filiation y la alianza; inducfan una ontogenesis personal me-
diante el juego de los grupos etarios y de las iniciaciones, de
suerte que cada individuo se hallaba envuelto en varias identi-
122
Caosmosis
dades transversales colectivas o, si se prefiere, se encontraba
situado en el cruce de numerosos vectores de subjetivacion
parcial. En estas condiciones, el psiquismo de un individuo no
se organizaba en facultades interiorizadas sino que empalmaba
con una gama de registros expresivos y practicas directamente
conectados con la vida social y el mundo exterior. Semejante
interpenetracion del socius con las actividades materiales y los
modos de semiotizacion dejaba poco espacio a una division y
a una especializacion del trabajo -siendo la nocion de trabajo
ella misma imprecisa- y menos aun al desgajamiento de una
esfera estetica diferenciada de otras esferas economicas, socia-
les, religiosas, polfticas.
No es cuestion aquf de volver a trazar, aun sumariamente,
las diversas vfas de desterritorializaci6n de estas Conformacio-
nes territorializadas de enunciation. Observemos solamente
que su evolution general ira en el sentido de una acentuacion
de la individuation de la subjetividad, de una perdida de su po-
livocidad -piensese simplemente en la multiplication de nom-
bres propios atribuidos a un individuo en muchas sociedades
arcaicas- y de una autonomizacion de los Universos de valor
del orden de lo divino, el bien, lo verdadero, lo bello, el poder...
Esa sectorizacion de los modos de valorization esta hoy tan
arraigada en la aprehension cognitiva de nuestra epoca, que nos
es diffcil pasarla por alto cuando intentamos descifrar las socie-
dades del pasado. Cdmo imaginar, por ejemplo, que un princi-
pe del Renacimiento no comprara obras de arte sino que atara a
su persona a maestros cuya notoriedad redundaba en su propio
prestigio. Resulta opaca para nosotros la subjetividad corpora-
tista, con sus implicaciones piadosas, de los maestros artesanos
de la Edad Media que edificaron las catedrales. No podemos
El nuevo paradigma estetico
123
contenemos de estetizar un arte rupestre del que todo hace pen-
sar que tenia un alcance fundamentalmente tecnologico y cultu-
ral. Asi, toda lectura del pasado esta inevitablemente sobreco-
dificada por nuestras referencias al presente. Tomar partido por
ellas no significa que debamos unificar angulos de vision in-
trfnsecamente heterogeneos. Hace unos anos, una exposicion
neoyorquina presentaba en paralelo obras cubistas y produccio-
nes de lo que se ha convenido en llamar arte primitivo. Surgfan
asi correlaciones formales, formalistas, y a la larga bastante su-
perficiales, separadas como quedaban ambas series de creacion
de su contexto respectivo, de un lado tribal, etnico, mftico, y
del otro cultural, historico, economico. No olvidemos que la
fascination suscitada en los cubistas por el arte africano, indio
y de Oceania, no era unicamente de orden plastico sino que se
asociaba a un exotismo de epoca, relevado por las exploracio-
nes, las expediciones coloniales, los diarios de viaje, las nove-
las de aventuras, y cuyo aura de misterio se intensificaba con la
fotografia, el cine, las grabaciones sonoras y el desarrollo de la
etnologia de campo. Entonces, si proyectar sobre el pasado los
paradigmas esteticos de la modernidad no es ilegitimo, y en
cambio es sin duda inevitable, se lo habra de admitir siempre y
cuando se tome en cuenta el caracter relativo y virtual de las
constelaciones de Universos de valor a las que este genero de
recomposicion da lugar.
La ciencia, la tecnica, la filosoffa, el arte, la conducta de
los hombres se enfrentan respectivamente con coacciones, con
resistencias de material especfficas que ellos desligan y articu-
lan dentro de los Kmites dados. Lo hacen con ayuda de codi-
gos, conocimientos, ensenanzas historicas que los inducen a
cerrar ciertas puertas y a abrir otras. Las relaciones entre los
124
Caosmosis
modos finitos de estos materiales y los atributos infinitos de
los Universos de posible que implican, difieren en el seno de
cada una de estas actividades. La filosofia, por ejemplo, gene-
ra su propio registro de coacciones creativas, segrega su mate-
rial de referenda textual; proyecta su finitud a una potencia
infinita correspondiente al autoposicionamiento, a la autocon-
sistencia de sus conceptos clave, al menos en cada fase mutan-
te de su desarrollo. Por su lado, los paradigmas de la tecno-
ciencia ponen el acento sobre un mundo objetal de relaciones
y funciones que tiene sistematicamente entre parentesis los
afectos subjetivos, de suerte que lo finito, lo delimitado coor-
dinable venga siempre a primar sobre lo infinito de sus refe-
rencias virtuales. Con el arte, por el contrario, la finitud del
material sensible deviene soporte de una produccion de afectos
y de perceptos que tendera cada vez mas a excentrarse respec-
to de los marcos y coordenadas preformados. Marcel Du-
champ declaraba: "El arte es un camino que lleva hacia regio-
nes no regidas por el tiempo y el espacio". Los diferentes
dominios del pensamiento, de la action, de la sensibilidad po-
sicionan, pues, de manera disfmil su movimiento del infinito
en el curso del tiempo, o mas bien de epocas que pueden retor-
nar o cruzarse entre sf. Por ejemplo, la teologfa, la filosofia y
la musica no componen hoy una constelacion tan fuerte como
en la Edad Media. El metabolismo de lo infinito, propio de ca-
da Conformation, no esta fijado de una vez para siempre. Y
cuando una mutation importante surge en el seno de un domi-
nio, puede tener "repercusiones", puede contaminar transver-
salmente multiples otros dominios (por ejemplo, el efecto de la
reproducibilidad potencialmente ilimitada del texto y la ima-
gen por la imprenta en el de las artes y letras, o la potencia de
transferencia cognitiva adquirida por los algoritmos matemati-
cos en el de las ciencias).
El nuevo paradigma estetico
125
La potencia estetica de sentir, aunque igual de derecho a las
otras potencias de pensar filosoficarriente, de conocer cientffi-
camente, de actuar polfticamente, nos parece en trance de ocu-
par una position privilegiada en el seno de las Conformacio-
nes colectivas de enunciation de nuestra epoca. Pero, antes de
abordar esta cuestion, es necesario aclarar mas su position en
el seno de las Conformaciones anteriores.
Volvamos entonces a las Conformaciones territorializadas
de enunciation. No constituyen, estrictamente hablando, una
etapa historica particular. Si bien pueden caracterizar a las so-
ciedades sin escritura y sin Estado, encontramos superviven-
cias o incluso renacimientos activos de ellas en las sociedades
capitalfsticas desarrolladas, y sin duda se puede pensar que
conservaran un peso significativo en las sociedades poscapita-
lfsticas. Aspectos de este mismo genero de subjetividad polise-
mica, animista, transindividual reaparecen igualmente en el
mundo de la primera infancia, de la locura, de la pasion amo-
rosa, de la creation artfstica. Por eso mas vale hablar aquf de
paradigma protoestetico para subrayar que no nos referimos al
arte institucionalizado, a sus obras manifestadas en el campo
social, sino a una dimension de creation en estado naciente,
perpetuamente mas arriba de ella misma, potencia de emer-
gencia que subsume la contingencia y los azares de las empre-
sas de puesta en el ser de Universos inmateriales. Horizonte
remanente del tiempo discursivo (del tiempo marcado por los
relojes sociales), una duration eternitaria escapa a la alternati-
va recuerdo-olvido y habita con intensidad pasmosa el afecto
de la subjetividad territorializada. El Territorio existential se
hace aquf a la vez tierra natal, pertenencia al yo, apego al clan,
efusion cosmica.
En este primer ejemplo de Conformation la categorfa de
espacio se encuentra en una postura que podemos calificar de
126
Caosmosis
globalmente estetizada. Estratos espaciales polifonicos, a me-
nudo concentricos, parecen atraer hacia si y colonizar todos
los niveles de alteridad que por otra parte engendran. Los ob-
jetos se instauran a su respecto en posicion transversal, vibra-
toria, confiriendoles un alma, un devenir ancestral, animal, ve-
getal, cosmico. Estas objetidades-subjetidades son llevadas a
trabajar por cuenta propia, a encarnarse en foco animista; se
encabalgan unas en otras, se invaden para constituir entidades
colectivas mitad-cosa mitad-alma, mitad-hombre, mitad-ani-
mal, maquina y flujo, materia y signo... Lo extranjero, lo ex-
trano, la alteridad malefica son rechazados hacia un exterior
amenazante. Pero las esferas de la exterioridad no estan radi-
calmente separadas del interior. Objetos internos malos tienen
que responder por todo cuanto rige los mundos exteriores. De
hecho, no hay verdaderamente exterioridad: la subjetividad co-
lectiva territorializada es hegemonica; ella vuelca unos sobre
otros los Universos de valor en un movimiento general de re-
pliegue sobre si misma. Ella ritma los tiempos y los espacios
al capricho de sus compases interiores, de sus ritornelos ritua-
les. Los acontecimientos del macrocosmos son asimilados a
los del microcosmos, del que por otra parte tienen que dar
cuenta. El espacio y el tiempo nunca son, pues, receptaculos
neutros; deben ser cumplidos, engendrados por producciones
de subjetividad que comprometan cantos, danzas, relates sobre
los antepasados y dioses... Aquf no existe trabajo alguno efec-
tuado sobre formas materiales que no presentifique entidades
inmateriales. A la inversa, toda pulsion hacia un infinito deste-
rritorializado se acompana de un movimiento de repliegue ha-
cia limites territorializados, correlative de un goce del pasaje
al para-sf colectivo y de sus misterios fusionales e iniciaticos.
Con las Conformaciones desterritorializadas, cada esfera de
valorization erige un polo de referencia trascendente autono-
El nuevo paradigma estetico
127
mizado: lo Verdadero de las idealidades logicas, el Bien de la
voluntad moral, la Ley del espacio publico, el Capital del in-
tercambismo econdmico, lo Bello del dominio estetico... Este
recorte de la trascendencia es consecutivo de una individua-
tion de la subjetividad que se encuentra ella misma fragmenta-
da en facultades modulares como la Razon, el Entendimiento,
la Voluntad, la Afectividad... La segmentation del movimien-
to infinito de desterritorializacion se acompana de una reterri-
torializacion esta vez incorporal, de una reificacion inmaterial.
La valorization que, en la figura precedente, era polifonica y
rizomatica, se bipolariza, se maniquefza, se jerarquiza y, parti-
cularizando sus componentes, tiende en cierto modo a esterili-
zarse. Dualismos en impasse, como las oposiciones entre lo
sensible y lo inteligible, el pensamiento y la extension, lo real
y lo imaginario, induciran el recurso a instancias trascendentes
omnipotentes y homogeneticas: Dios, el Ser, el Espfritu abso-
lute la Energfa, el Significante... Se pierde entonces la antigua
interdependencia de los valores territorializados, asf como las
experimentaciones, los rituales, los bricolajes que conducfan a
invocarlos y a provocarlos con riesgo de que se revelasen eva-
nescentes, mudos, sin "garante" y hasta peligrosos. El valor
trascendente se plantea como inamovible, siempre ya ahf y de-
biendo serlo siempre. A su respecto la subjetividad queda en
falta perpetua, culpable a priori, como mmimo, en estado de
"dilation ilimitada" (segun la formula de El Proceso de Kaf-
ka). La "mentira del ideal", como escribia Nietzsche, deviene
"la maldicion suspendida por encima de la realidad". 1 De este
modo, la subjetividad modular ya no tiene influjo sobre la an-
1. Ecce Homo, prefacio, trad. Henri Albert, Paris, Mercure de
France.
128
Caosmosis
tigua dimension de emergencia de los valores, que queda neu-
tralizada bajo el peso de los codigos, de las reglas, de las leyes
dictados por el enunciador trascendente. No resulta ya de una
intrincacion, con contornos cambiantes, de las esferas de valo-
rization amarradas a las materias de expresion; como indivi-
duation reificada, se recompone a partir de Universales dis-
puestos segun una jerarquia arborescente. Derechos, deberes y
normas imprescriptibles expropian las antiguas prohibiciones
que siempre reservaban un lugar a la conjura y la transgresion.
Estas sectorizacidn y bipolarizacion de los valores pueden
ser definidas como capitalfsticas en razon del aplanamiento,
de la descalificacidn sistematica de las materias de expresion
a la que proceden y que las impulsa hacia la orbita de la valo-
rization economica del Capital, que trata en pie de igualdad
formal los valores de deseo, los valores de uso, los valores de
cambio y pone a las cualidades diferenciales y a las intensida-
des no discursivas en dependencia exclusiva de relaciones bi-
narias y lineales. La subjetividad se ha estandarizado a traves
de una comunicacion que desaloja cuanto es posible las com-
posiciones enunciativas transemioticas y amodales. Se desliza
asf hacia el borrado progresivo de la polisemia, de la prosodia,
del gesto, de la mi'mica, de la postura, en provecho de una len-
gua rigurosamente sujetada a las maquinas escriturarias y sus
avatares masmediaticos. En sus formas contemporaneas extre-
mas, se resume en un trueque de fichas informacionales calcu-
lates en cantidad de bits {binary digits) y reproducibles en
computadora. Asf, la individuation modular hace estallar las
sobredeterminaciones complejas entre los antiguos Territorios
existenciales para remodelar Facultades mentales, un yo, orga-
nos, modalidades de alteridad personologica, sexuales, fami-
liares, como otras tantas piezas compatibles con la mecanica
social dominante. En este tipo de Conformation desterritoria-
El nuevo paradigma estetico
129
lizada, el Significante capitalfstico, como simulacro del imagi-
nario del poder, tiene, pues, vocation de sobrecodificar a to-
dos los otros Universos de valor. Asi se extiende sobre los que
habitan el dominio del percepto y del afecto estetico, que per-
manecen sin embargo, frente a la invasion de las redundancias
canonicas y gracias a la reapertura precaria de lfneas de fuga
que van de los estratos finitos hacia el infinito incorporal, co-
mo focos de resistencia de la resingularizacion y de la hetero-
genesis.
Al igual que las Conformaciones emergentes territorializa-
das, las Conformaciones capitalisticas desterritorializadas no
constituyen etapas historicas delimitadas. (Pulsiones capitalis-
ticas pueden hallarse en el seno de los imperios egipcios, me-
sopotamicos y chinos, y luego durante toda la Antigiiedad cld-
sica.) El tercer tipo de Conformation procesual sera aun mas
diffcil de perfilar puesto que solo se lo propone aqui con ca-
racter prospective unicamente a partir de huellas y smtomas
que parece manifestar hoy. Antes que marginalizar el paradig-
ma estetico, le confiere una position clave de transversalidad
respecto de los otros Universos de valor, de los que intensifica,
cada uno por su parte, los focos creacionistas de consistencia
autopoietica. Sin embargo, el fin de la autarqufa y de la dese-
cacion de los Universos de valor de la figura precedente no es
sinonimo de un retorno a la agregacion territorializada de las
Conformaciones emergentes. Del regimen de la trascendencia
reduccionista no se vuelve a caer en la reterritorializacion del
movimiento de lo infinito sobre los modos finitos. La estetiza-
cion general (y relativa) de los diversos Universos de valor
conduce a un reencantamiento de las modalidades expresivas
de la subjetivacion, de naturaleza diferente. Magia, misterio y
130
Caosmosis
demonismo no emanaran ya, como en otro tiempo, de la mis-
ma aura totemica. Los Territorios existenciales se diversifican,
se heterogeneizan. El acontecimiento ya no se cierra sobre el
mito; deviene foco de relanzamiento procesual. El choque in-
cesante del movimiento del arte contra los marcos establecidos
(ya desde el Renacimiento, pero sobre todo durante la epoca
moderna), su propension a renovar sus materias de expresion y
la textura ontologica de los perceptos y afectos que promueve,
operan, si no una contamination directa de los otros dominios,
al menos la puesta en relieve y la reevaluacion de las dimen-
siones creativas que los atraviesan a todos. Salta a la luz que el
arte no tiene el monopolio de la creacion, pero lleva a su punto
extremo una capacidad mutante de invention de coordenadas,
de engendramiento de cualidades de ser inauditas, jam&s vis-
tas, jamas pensadas. El umbral decisivo de constituci6n de este
nuevo paradigma estetico reside en la aptitud de estos proce-
sos de creacion para autoafirmarse como foco existencial, co-
mo maquina autopoietica. Ya se puede presentir el levanta-
miento de la sujecion sobre las ciencias constituido por la
referenda a una Verdad trascendente como garante de su con-
sistencia de principio, la cual parece tener que depender, cada
vez mas hoy en dfa, de modelizaciones operacionales cenidas
al maximo a la empiria inmanente. Por otra parte, sean cuales
fueren los rodeos de la Historia, la creatividad social parece
llamada a expropiar sus antiguos encuadres ideologicos rfgi-
dos, en particular los que Servian de caution a la eminencia
del poder de Estado y los que hacen aun del mercado capitalis-
tico una verdadera religion. Si en el presente nos volvemos ha-
cia una disciplina como el psicoanalisis, que pretendio afir-
marse como cientffica, sera cada vez mas patente que tiene
todo por ganar si se coloca bajo la egida de este nuevo tipo de
paradigma estetico procesual. Solo por este camino podra re-
El nuevo paradigma estetico
131
conquistar la creatividad de sus anos locos de comienzos de si-
glo. El psicoanalisis tiene vocacion (segun dispositivos, proce-
dimientos y referencias renovadas y abiertas al cambio) de en-
gendrar una subjetividad a salvo de las modelizaciones
adaptativas y susceptibles de armonizar con las singularidades
y mutaciones de nuestra epoca. Podrfamos multiplicar los
ejemplos: en todos los dominios encontrarfamos el mismo en-
trelazamiento de tres tendencias: una heterogeneificacion on-
tologica de Universos de referenda desplegados a traves de lo
que he llamado movimiento de lo infinito; una transversalidad
maquinica abstracta articuladora de las multitudes de inter-
faces finitas que manifiestan a estos Universos en un mismo
hipertexto 2 o piano de consistencia; una multiplicacion y par-
ticularizacion de los focos de consistencia autopoietica (Terri-
tories existenciales). Este paradigma estetico procesual trabaja
con (y es trabajado por) los paradigmas cientfficos y los para-
digmas eticos. Se instaura transversalmente a la tecnociencia
porque los Phylums maqumicos de esta son por esencia de or-
den creativo, y porque esta creatividad tiende a coincidir con
la del proceso artistico. Pero para tender un puente de esta cla-
se debemos deshacernos de las visiones mecanicistas de la ma-
quina y promover una concepcion de esta que englobe a la vez
sus aspectos tecnologicos, biologicos, informaticos, sociales,
teoricos, esteticos. Y aqm tambien la maquina estetica nos pa-
rece la mejor situada para revelar algunas de sus dimensiones
esenciales, a menudo desconocidas: la de la finitud relativa a
su vida y a su muerte, la de produccion de protoalteridad en el
registro de su entorno y de sus implicaciones multiples, la de
sus filiaciones geneticas incorporates.
2. Cf. Pierre Levy, op. cit.
132
Caosmosis
El nuevo paradigma estetico tiene implicaciones etico-poli-
ticas porque hablar de creacion es hablar de responsabilidad de
la instancia creativa respecto de la cosa creada, inflexion de
estado de cosas, bifurcation mas alia de los esquemas preesta-
blecidos, puesta en consideration, tambien aquf, del destino de
la alteridad en sus modalidades extremas. Pero esta election
etica no emana ya de una enunciation trascendente, de un co-
digo de ley o de un dios unico y todopoderoso. La genesis
misma de la enunciation esta tomada en el movimiento de
creacion procesual. Se lo ve claramente con la enunciation
cientifica, siempre de cabeza multiple: cabeza individual, cier-
tamente, pero tambien cabeza colectiva, cabeza institutional,
cabeza maquinica con los dispositivos experimentales, la in-
formatica, los bancos de datos, la inteligencia artificial... El
proceso de diferenciacion de estas interfaces maqumicas des-
multiplica los focos enunciativos autopoi6ticos y los torna par-
ciales a medida que el mismo se despliega en todas las direc-
ciones a traves de los campos de virtualidad de los Universos
de referencia. Pero con este estallido de la individuation del
sujeto y con esta desmultiplicacion de interfaces, ^como ha-
blar todavfa de Universos de valor? Cesando de ser agregados
y territorializados (como en la primera figura de Conforma- .
cion), o autonomizados y trascendentalizados (como en la se-
gunda), ahora son cristalizados en constelaciones singulares y
dinamicas que envuelven y retoman permanentemente estos
dos modos de production subjetivos y maqmnicos. Jamas de-
bera confundirse aquf el maquinismo con el mecanismo. El
maquinismo en el sentido en que yo lo entiendo implica un do-
ble proceso autopoietico-creativo y etico-ontologico (la exis-
tencia de una "materia de election") que es totalmente extrano
al mecanismo. Por eso el inmenso engarce de maquinas en que
consiste el mundo de hoy se encuentra en position autofunda-
El nuevo paradigma estetico
133
dora de su puesta en el ser. El ser no precede a la esencia ma-
qumica; el proceso precede a la heterogenesis del ser.
Emergencia amarrada a los Territorios colectivos, Univer-
sales trascendentes, Inmanencia procesual: tres modalidades
de praxis y de subjetivacion que especifican tres tipos de Con-
formation de enunciation que son obra tanto de la psique, de
las sociedades humanas, del mundo viviente, de las especies
maqumicas y en ultimo extremo del Cosmos. Semejante en-
sanchamiento "transversalista" de la enunciation debena con-
ducir al levantamiento de la "cortina de hierro ontologica" (se-
giin la expresion de Pierre Levy) que la tradition filosofica
instalo entre el espfritu y la materia. El establecimiento de se-
mejante puente transversalista mueve a postular la existencia
de un cierto tipo de entidad que habitaria a la vez los dos do-
minios, en forma tal que se confiera a los incorporales de valor
y de virtualidad un espesor ontologico de similar nivel que el
de los objetos engastados en coordenadas energetico-espacio-
temporales. Por otra parte, se trata menos de una identidad de
ser que atravesana regiones, por lo demas de textura heteroge-
nea, que de una misma persistencia procesual. Ni Uno-todo de
los Platonicos, ni Primer motor de Aristoteles, estas entidades
transversales se presentan como hipertexto maqumico instau-
randose mucho mas alia de un simple soporte neutro de for-
mas y estructuras, en el horizonte absolute de todos los proce-
sos de creation. No se postula, pues, la cualidad o el atributo
como segundo con respecto al ser o a la sustancia; no se parte
de un ser como puro continente vacfo (y a priori) de todas las
modalidades posibles de existente. El ser es primeramente au-
toconsistencia, autoafirmacion, existencia para-si desplegando
relaciones particulares de alteridad. El para-si y el para-otro
134
Caosmosis
cesan de ser privilegio de la humanidad; cristalizan allf donde
interfaces maqumicas engendran disparidad y, de rebote, son
fundados por ella. El acento ya no recae sobre el Ser como
equivalente ontologico general, el cual, por las mismas razo-
nes que otros equivalentes (el Capital, la Energfa, la Informa-
tion, el Significante) envuelve, clausura y desingulariza el
proceso, sino sobre la manera de ser, la maquinacion para ha-
cer existente, las praxis generadoras de heterogeneidad y de
complejidad. La aprehension fenomenologica del ser existente
en cuanto facticidad inerte no se da mas que en el marco de
experiencias Hmite como la nausea existential o la depresion
melancolica. La toma de ser maqumico, por su lado, se desple-
gara mas bien a traves de las envolturas temporales y espa-
ciales multiples y polifonicas y de los desarrollos potenciales,
rationales y suficientes, en terminos de algoritmos, de regula-
ridades y leyes cuya textura es tan real como sus manifestatio-
ns actuales. Y aquf se perfila, de nuevo, la tematica de la eco-
logfa de lo virtual y de la ecosofia.
Las entidades maqumicas que atraviesan estos diferentes
registros de mundos actualizados y de Universos incorporales
son Janos Bifrontes. Existen concurrentemente con el estado
discursivo en el seno de los Flujos molares, en relation de pre-
suposicion con un corpus de proposiciones semioticas posibles
y con el estado no discursivo, en el seno de los focos enuncia-
tivos que se encarnan en Territorios existenciales singulares y
en Universos ontologicos de referenda no dimensionados y no
coordinados de manera extrinseca.
^Como asociar el caracter infinito no discursivo de la textu-
ra de estos incorporales y la finitud discursiva de los Flujos
energetico-espacio-temporales y de sus correlatos proposicio-
El nuevo paradigma estetico
135
nales? Pascal nos indica una direction en su respuesta a la pre-
gunta: ^Cree usted imposible que Dios sea infinito y sin parte?
"Si, por lo tanto quiero hacer ver una cosa infinita e indivisible.
Es un punto que se mueve por todas partes a velocidad infinita;
porque esta en todos los lugares y esta todo entero en cada si-
tio." 3 En efecto, solo una entidad animada por una velocidad
infinita (es decir, que no respete el limite cosmologico einstei-
niano de la velocidad de la luz), puede pretender barrer a la vez
un referente limitado y campos de posibles incorporales y dar
asf cr6dito y consistencia a los terminos contradictories de una
misma proposition. Pero con esa velocidad pascaliana desple-
gando una "cosa infinita e indivisible", aun estamos tan solo en
un infinito ontologicamente homogeneo, pasivo e indiferencia-
do. La creatividad intrinseca del nuevo paradigma estetico su-
pone repliegues mas activos y mas activantes de ese infinito, y
ello bajo dos modalidades que vamos a examinar ahora y cuya
doble articulation es caracteristica de la maquina en el sentido
ampliado que aquf se considera.
Un primer plegado caosmico consiste en hacer coexistir las
potencias del caos con las de la mas alta complejidad. Solo por
un continuo ida y vuelta a velocidad infinita se diferencian las
multiplicidades de entidades en complexiones ontologicamen-
te heterogeneas y se caotizan al abolir su diversidad figural y
al homogeneizarse en el seno de un mismo ser-no-ser. No ce-
san, en cierto modo, de sumergirse en una zona de ombligo
caotica en que pierden sus referencias y sus coordenadas ex-
trinsecas, pero de donde pueden volver a emerger investidas
con nuevas cargas de complejidad. Es en el recorrido de este
plegado caosmico donde se instaura una interfaz entre la fini-
3. Pascal, Pensees, Section III, pag. 231.
136
Caosmosis
tud sensible de los Territorios existenciales y la infinitud trans-
sensible de los Universos de referenda a ellos amarrados. Se
oscila asi, por un lado, entre un mundo finito de velocidades
lentificadas, donde un Kmite se perfila siempre detras de un li-
mite, una coaccion detras de una coaccion, un sistema de coor-
denadas detras de otro sistema de coordenadas, sin que se lle-
gue nunca a la tangente ultima de un ser-materia que huye por
todas partes y, por otro lado, Universos de velocidad infinita
donde el ser ya no se rehusa, donde se da en sus diferencias in-
trinsecas, en sus cualidades heterogeneticas. La maquina, to-
das las especies de maquina estan siempre en esa encrucijada
de lo finito y lo infinito, en ese punto de negociacion entre la
complejidad y el caos.
Estos dos tipos de consistencia ontologica, el ser-cualidad
heterogenetico y el ser-materia-nada homogenetico, no impli-
can ningun dualismo maniqueo por cuanto se instauran a partir
del mismo piano de inmanencia entitaria y se envuelven el uno
al otro. Pero la contrapartida de este primer nivel de inmanen-
cia del caos y la complejidad es que no brinda la clave de la
estabilizacion, de la localizacion, de la ritmizacion de las esta-
sis y estratos cadsmicos ralentizados, de los "congelamientos
de imagen" de la complejidad, de lo que veda a esta desandar
camino para hundirse una vez mas en el caos y de lo que los
conduce, por el contrario, a engendrar lfmites, regularidades,
coacciones, leyes, cosas todas estas que debe asumir el segun-
do plegado autopoietico.
En realidad, no es legftimo tratar de interceptar la con-
tingencia finita en un recorrido tan directo entre el caos y la
complejidad. Hay para esto dos razones. Por una parte, la com-
plexion fugaz que emerge del caos para retornar a el con velo-
El nuevo paradigma estetico
137
cidad infinita es ella misma virtualmente portadora de veloci-
dades lentificadas. Por otra parte, el ombligo caosmico, por lo
mismo que toma consistencia, tiene tambien un papel que cum-
plir en el parto de la finitud por sus dos funciones de grasping
existencial y de transmonadismo. Por ejemplo, a la inmanencia
de la complejidad y el caos nos veremos llevados a superponer-
le la inmanencia de lo infinito y la finitud; deberemos postular
que la lentificacion primordial manifestada en las velocidades
finitas, propias de los limites y coordenadas extrfnsecos y de la
promotion de puntos de vista particularizados, habita tanto el
caos como las velocidades entitarias infinitas que la filosoffa
intenta domesticar con sus creaciones de concepto. El movi-
miento de virtualidad infinita de las complexiones incorporates
Ueva en si la manifestation posible de todas las composiciones
y de todas las conformaciones enunciativas actualizables en la
finitud. La caosmosis no oscila, pues, mecanicamente entre ce-
ro y el infinito, entre el ser y la nada, el orden y el desorden: re-
bota y rebrota sobre los estados de cosa, los cuerpos, los focos
autopoieticos que ella utiliza con caracter de soporte de des-
territorializacion; ella es caotizacion relativa a traves de la
confrontation de estados heterogeneos de la complejidad. Esta-
mos aquf frente a un infinito de entidades virtuales infinitamen-
te rico en posibles, infinitamente enriquecible a partir de proce-
sos creadores. Solo una tension para captar la potencialidad
creativa en la raiz de la finitud sensible, "antes" de que se apli-
que a las obras, a los conceptos filosoficos, a las funciones
cientfficas, a los objetos mentales y sociales, funda el nuevo
paradigma estetico. La potencialidad de acontecimiento-adveT
nimiento de velocidades limitadas en el corazon de las veloci-
dades infinitas constituye a estas en intensidades creadoras. Las
velocidades infinitas estan prefiadas de velocidades finitas, de
una conversion de lo virtual en posible, de lo reversible en irre-
138
Caosmosis
versible, de lo diferido en diferencia. Al constituir las mismas
multiplicidades entitarias los Universos virtuales y los mundos
posibles, esa potencialidad de bifurcacion sensible finita inscri-
ta en una temporalidad irreversible permanece en absoluta pre-
suposicion recfproca con la reversibilidad atemporal, el eterno
retorno incorporal de la infinitud.
Una tirada de dados
Jamas
Ni aun lanzada en circunstancias eternas
Desde el fondo de un naufragio...
Esta irrupcion de lo irreversible, estas elecciones de finitud
no podran ser encuadradas, adquirir una consistencia relativa,
sino a condition de inscribirse en una memoria de ser y de po-
sicionarse con relacion a ejes de ordenacion y de referenda. El
pliegue autopoietico responded a estas dos exigencias me-
diante la puesta en ejercicio de sus dos facetas, inextricable-
mente asociadas, de apropiacion o de grasping existencial y de
inscription transmonadica. Pero el grasping solo confiere una
autoconsistencia a la monada en la medida en que esta desplie-
gue una exterioridad y una alteridad transmonadica, de suerte
que ni el primero ni el segundo disfrutan de una relacion de
precedencia, y en la medida en que no se puede abordar uno
sin referirse al otro.
Comencemos no obstante por la vertiente del grasping: el
instaura un "sostenerse unido" entre:
- la autonomfa respectiva de la complexion y de su ombligo
caosmico, su distincion, su separation absoluta;
- y su concatenation, igualmente absoluta, en el seno del
mismo piano de doble inmanencia.
El nuevo paradigma estetico
139
La experiencia de semejante ambivalencia de posiciona-
miento y de abolicion fusional nos esta dada por la aprehen-
sion de los objetos parciales kleinianos -el pecho, las heces, el
pene...- que cristalizan al yo al tiempo que lo disuelven en re-
laciones proyectivas-introyectivas con el otro y el Cosmos.
Una complexion incorporal, atrapada por el grasping, solo re-
cibira su sello de finitud en la medida en que advenga el adve-
nimiento-acontecimiento de su encuentro con una linea trans-
monadica que desencadenara la salida, la expulsion de su
velocidad infinita y su lentificacion primordial. Mas aca de es-
te franqueamiento de umbral, la existencia de la complexion
incorporal, tanto como la de la composition y de la conforma-
tion candidatas a la actualization, permanece aleatoria, eva-
nescente. La multiplicidad entitaria compleja se mide sola-
mente por un foco autopoietico. Aquf mencionaremos solo la
experiencia de la primera rememoracion del sueno, con la fu-
ga alocada de sus rasgos de complejidad. Todo empieza de ve-
ras cuando el transmonadismo entra en escena para inscribir y
transformar este primer encuentro autopoietico. Debemos vol-
ver a partir, pues, de su vertiente.
El metabolismo permanente de anonadacion, despolariza-
cion y dispersion de lo di verso que trabaja a la monada le im-
pide delimitar una identidad propia. La nada fusional de una
monada "dada" habita la nada de otra monada y asf de segui-
do hasta el infinito, en una carrera de postas multidireccional
con resonancias estroboscopicas. <<,De que modo semejante
tren de anonadacion, a la vez omnipotente e impotente, logra
ser soporte de inscripcion de una remanencia de finitud? ^Co-
mo deviene en desterritorializacion? Sucede que alb donde no
habia mas que desvanecimiento infinito, dispersion absoluta,
140
Caosmosis
el deslizamiento transmonadico introduce una linealidad de
orden -se pasa de un punto de consistencia a otro- que permi-
tira cristalizar la ordenacion de las complexiones incorporales.
La caosmosis funciona aquf como la cabeza de lectura de una
maquina de Turing. La nada caotica patina y hace desfilar la
complejidad, la pone en relation con ella misma y con lo que
le es otro, con lo que la altera. Esa actualization de la diferen-
cia opera una selection agregativa sobre la cual podran incor-
porate lfmites, constantes, estados de cosa. Desde ahora deja-
mos de estar en las velocidades de disolucion infinitas. Hay
un resto, una retention, la erection selectiva de semejanzas y
desemejanzas. En simbiosis con complexiones infinitas, com-
posiciones finitas se engastan en coordenadas extrinsecas,
conformaciones enunciativas se engarzan en relaciones de al-
teridad. La linealidad, matriz de toda ordenacion, es ya una
lentificacion, un enviscado existencial. Puede resultar parad6-
jico que sea la persistencia de una anonadaci6n, o mas bien de
una desterritorializacion intensiva, lo que da su consistencia
corporal a los estados de cosa y a los puntos de vista autopoie-
ticos. Pero solo este tipo de retroceso linealizante y rizomati-
co puede seleccionar, disponer y dimensionar una complejidad
que vivira de ahora en mas bajo el doble regimen de una lenti-
ficacion discursiva y de una velocidad absoluta de no-separa-
bilidad. La complexion virtual seleccionada queda marcada
ahora por una irreversible facticidad envuelta en una proto-
temporalidad que se puede a la vez calificar de instantanea y
de eterna y que reconoceremos facilmente en la aprehension
fenomenologica de los Universos de valor. El transmonadis-
mo, por un efecto de retroaction, hace cristalizar en el seno de
la sopa caotica primitiva coordenadas espaciales, causalidades
temporales, escalonamientos energeticos, posibilidades de
cruce de complexiones, toda una "sexualidad" ontologica he-
El nuevo paradigma estetico
141
cha de bifurcaciones y de mutaciones axiologicas. De este
modo, el segundo pliegue de ordenacion autopoietica, profun-
damente activo y creacionista, despega de la pasividad inhe-
rente al primer pliegue caosmico. La pasividad va a transfor-
marse en lfmite, en enmarcado, en ritornelo sensible a partir
de los cuales podra advenir un enriquecimiento de compleji-
dad finita y "controlada", mientras que la heterogeneidad on-
tologica va a transmutarse en alteridad. Ya nada podra hacer
que tal o cual acontecimiento-advenimiento de lentificacidn
primordial y de seleccion no haya tenido lugar; desde el mo-
menta en que se ha inscrito sobre la trama transmonadica au-
topoietica. Semejante lfmite aleatorio de un pun to de vista vir-
tual deviene accidente necesario y suficiente en la extraction
de un pliegue de contingencia, o de una "election" de finitud.
En lo sucesivo, habra que obrar con, partir de abi, volver ahf,
girar alrededor.
A traves de ese enjambrazon de cristales de finitud y de esa
declination de atractores de posible, se veran irremediable -
mente promovidos lfmites de territorializacion como los de la
relatividad y el intercambio fotonico, regularidades, coaccio-
nes; como la del cuanto de action, que las conformaciones
cientfficas semiotizaran en funciones, en constantes y en leyes.
Pero el punto decisivo sigue siendo que la perspectiva trans-
monadica, lejos de resolverse en horizonte fijo de anonada-
cion, se retrae en lfnea de fuga infinita, en forma de tornado,
cuyas circunvoluciones, como las de los atractores extranos,
confieren al caos una consistencia encrucijada entre la actuali-
zacion de configuraciones finitas y una recarga procesual,
siempre posible, soporte de bifurcaciones ordinales ineditas,
de conversiones energeticas que escapan a la entropfa de las
142
Caosmosis
estratificaciones territorializada y abierta a la creacion de con-
formaciones de enunciacion mutantes.
Una tension hacia esta raiz ontologica de la creatividad es
caracteristica del nuevo paradigma procesual. Ella pone en jue-
go la composition de conformaciones enunciativas que actuali-
zan la composibilidad de los dos infinitos, el activo y el pasivo.
Tension de ningun modo coagulada, catatonica o abstracta co-
mo la de los monoteismos capitalfsticos, sino animada de un
creacionismo mutante, siempre por reinventar, siempre en tran-
ce de perderse. La irreversibilidad propia de los acontecimien-
tos-advenimientos del grasping y del transmonadismo de la au-
topoiesis es consustancial a una resistencia permanente a las
repeticiones circulares reterritorializantes y a una constante re-
novation de los enmarcados esteticos, de los dispositivos cien-
tificos de observation parcial, de los montajes conceptuales fi-
losoficos, de la instalacion de "habitats" (o'ikos) polfticos o
psicoanalfticos (ecosoffa). Producir nuevos infinitos a partir de
una inmersion en la finitud sensible, infinitos no solo cargados
de virtualidad sino tambien de potencialidades actualizables en
situation, desmarcandose o soslayando los Universales inven-
tariados por las artes, la filosofia, el psicoanalisis tradicionales:
cosas todas ellas que implican la promocion permanente de
otras conformaciones enunciativas, de otros recursos semioti-
cos, una alteridad captada en su posicion de emergencia -no
xenofoba, no racista, no falocratica- de los devenires intensi-
vos y procesuales, un nuevo amor a lo desconocido... A fin de
cuentas, una polftica y una etica de la singularidad, en ruptura
con los consensos, con los "reaseguros" infantiles destilados
por la subjetividad dominante. Dogmatismos de toda clase in-
visten y opacifican estos puntos de creacionismo que vuelven
necesario el enfrentamiento sin tregua, en el analisis del in-
consciente, como en todas las otras disciplinas, con colapsos de
El nuevo paradigma estetico
143
sinsentido, con contradicciones insolubles, manifestation de
cortocircuitos entre la complejidad y el caos. Por ejemplo, el
caos democratico que encubre una multitud de vectores de re-
singularizacion, de atractores de creatividad social en busca de
actualization. No es cuestion aquf de lo aleatorio neoliberal y
de su fanatismo de la economfa de mercado, mercado umvoco,
mercado de las redundancias de poder capitah'sticas, sino de
una heterogenesis de los sistemas de valorization y de una
eclosion de nuevas practicas sociales, artfsticas, analfticas.
Ahora bien, la cuestion de la transversalidad intermonadica
no es solamente de indole especulativa. Ella compromete un
cuestionamiento del cerco disciplinario, del cierre solipsista de
los Universos de valor que prevalecen hoy en muchos domi-
nios. Tomemos un ultimo ejemplo, el de una redefinition
abierta del cuerpo, tan necesaria para la promotion de confor-
maciones terapeuticas de la psicosis; el cuerpo concebido co-
mo intersection de componentes autopoieticos parciales, con
configuraciones multiples y cambiantes, trabajando juntos y
tambien cada uno por si mismo; todos "los cuerpos": el cuerpo
propio especular, el cuerpo fantasmatico, el esquema corporal
neurologico, el soma biologico y organico, el si mismo in-
munologico, 4 la identidad personologica en el seno de los eco-
sistemas familiares y de medio ambiente mentales [environ-
nementaux], la fisonomfa colectiva, los ritornelos miticos,
religiosos, ideologicos... Otras tantas territorialidades existen-
ciales ligadas por la misma caosmosis transversalista, otros
4. Anne-Marie Moulin, Le dernier langage de la medecine.
Histoire de V immunologic de Pasteur au sida, Paris, PUF, 1991.
144
Caosmosis
tantos "puntos de vista" monadicos escalonandose, estructu-
randose a traves de ascensos y descensos fractales, autorizan-
do una estrategia combinada de abordajes analftico, psicotera-
peutico institucional, psicofarmacologico, de recomposicion
personal delirante o de caracter estetico... Es una sola y misma
cosa declarar estos territorios parciales, y sin embargo en nexo
directo con los mas diversos campos de alteridad: lo cual ex-
plica que el cierre mas autfstico puede estar en directa cone-
xion con las constelaciones sociales y con el Inconsciente ma-
qumico del ambiente, con los complejos historicos y las
aporias cdsmicas.
7. EL OBJETO ECOSOFICO
Las configuraciones geopolfticas se modifican a paso lento
mientras que los Universos de la tecnologfa, de la biologfa, de
la asistencia por computadora, de la telematica y de los medios
de comunicacion de masas desestabilizan cada di'a mas nues-
tras coordenadas mentales. La miseria del tercer mundo, el
cancer demografico, el crecimiento monstruoso y la degrada-
tion de los tejidos urbanos, la destruction insidiosa de la bios-
fera por las poluciones, la incapacidad del sistema actual para
recomponer una economfa social adaptada a los nuevos datos
tecnologicos: todo deberia concurrir a movilizar los espi'ritus,
las sensibilidades y las voluntades. Por el contrario, la acelera-
cion de una historia, que nos arrastra quizas hacia el abismo,
esta enmascarada por la imagineria sensacionalista, y en reali-
dad trivializante e infantilizante, que los medios confeccionan
a partir de la actualidad.
La crisis ecol6gica remite a una crisis mas general de lo so-
cial, lo politico y lo existencial. El problema aqui planteado es
146
Caosmosis
el de una suerte de revolution de las mentalidades para que
cesen de avalar un cierto tipo de desarrollo basado en un pro-
ductivismo que ha perdido toda finalidad humana. Entonces,
lancinante, retorna la pregunta: ^como modificar las mentali-
dades, como reinventar practicas sociales que devuelvan a la
humanidad -si alguna vez lo tuvo- el sentido de las responsa-
bilidades, no solo respecto de su propia supervivencia sino
igualmente del futuro de cualquier vida en este planeta, la de
las especies animates y vegetales como la de las especies in-
corporates, como la musica, las artes, el cine, la relation con el
tiempo, el amor y la compasion por el otro, el sentimiento de
fusion en el seno del cosmos?
Es importante, sin duda, recomponer medios de concerta-
cion y de action colectivos adaptados a una situaci6n historica
que ha devaluado radicalmente las antiguas ideologias, las
practicas sociales y las polfticas tradicionales. Senalemos, en
este aspecto, que no esta excluido en absoluto el que los nuevos
instrumentos informaticos contribuyan a la renovation de
semej antes medios de elaboration y de intervention. Pero no
son ellos como tales los que dispararan las chispas creadoras,
los que engendraran los nucleos de toma de conciencia capaces
de desplegar perspectivas constructivas. A partir de empresas
fragmentarias, de iniciativas a veces precarias, de experimenta-
ciones titubeantes, empiezan a buscarse nuevas conformaciones
colectivas de enunciation; se abriran y se irrigaran, enrique-
ciendose unas a otras, otras maneras de ver y de hacer el mun-
do, otras maneras de ser y de sacar a luz modalidades de ser.
Menos que de acceder a esferas cognitivas ineditas, se trata de
aprehender y crear, segun modos paticos, virtualidades existen-
ciales mutantes.
Esta consideration de factores subjetivos de la Historia y el
salto de libertad etica a que da lugar la promotion de una ver-
El objeto ecosofico
Ul
dadera ecologfa de lo virtual, no implican en absoluto un re-
pliegue sobre si (tipo meditacion trascendental) o una renuncia
al compromiso politico. Requiere, por el contrario, una refun-
dacion de las praxis polfticas.
Desde finales del siglo XVIII, el impacto de las ciencias y
las tecnicas sobre las sociedades desarrolladas se combino con
una bipolarizacion ideologica, social y polftica entre corrientes
progresistas -a menu do jacobinistas en su aprehension del Es-
tado- y corrientes conservadoras que preconizan una fijacion a
los valores del pasado. En nombre de la Ilustracion, de las li-
bertades, del progreso y luego de la emancipation de los traba-
j adores, se constituyo asf, como una especie de referenda de
base, un eje izquierda-derecha.
Hoy en dfa las socialdemocracias se han convertido, si no al
liberalismo, por lo menos a la primacfa de la economfa de mer-
cado, mientras que el derrumbe generalizado del movimiento
comunista internacional dejo boquiabierto uno de los terminos
extremos de esa bipolaridad. En estas condiciones, ^,debe pen-
sarse que esta esta llamada a desaparecer, como lo proclama la
consigna de ciertos ecologistas: "Ni izquierda ni derecha"? ^No
estara llamado a borrarse, cual un senuelo, lo social mismo, se-
gun afirmaron ciertos defensores del posmodernismo? En con-
tra de estas posturas, considero que a traves de esquemas mas
complejos esta llamada a reconstituirse una polarizacion pro-
gresista, segun modalidades menos jacobinas, mas federalistas,
mas disensuales, con relaclon a la cual se resituaran los dife-
rentes refritos de conservadurismo, de centrismo y hasta de
neofascismo. Las formaciones partidarias tradicionales estan
demasiado entremezcladas con los diferentes engranajes estata-
les para desaparecer de un dfa para el otro de los sistemas de
148
Caosmosis
democracia parlamentaria. Y esto a pesar de su evidente des-
credito, que se traduce en una creciente desafeccion del electo-
rado tanto como en una flagrante carencia de conviccion poi
parte de los ciudadanos que aun votan. Las propuestas polfti-
cas, sociales y economicas escapan cada vez mas a las justas
electorales, reducidas las mas de las veces a grandes maniobras
masmediaticas. Una cierta forma de "polftica politiquera" pare-
ce llamada a borrarse ante un nuevo tipo de practica social me-
jor adaptada a las cuestiones de terreno mas locales tanto cuan-
to a los problemas planetarios de nuestra epoca.
Las masas de los pafses del Este se precipitaron en una
suerte de caosmosis colectiva para liberarse del totalitarismo,
para vivir de otra manera, fascinadas como lo estaban por los
modelos occidentales. Pero poco a poco se va advirtiendo que
el fracaso del "socialismo" es tambien un fracaso indirecto de
los regunenes pretendidamente liberales que vivfan en simbio-
sis -caliente o fria- con el desde hacfa decadas. Fracaso en el
sentido que el Capitalismo Mundial Integrado, si bien logro
asegurar un crecimiento economico sostenido en la mayoria de
sus ciudadelas -es verdad que al precio de devastaciones eco-
logicas considerables y de una temible segregacion-, es no so-
lo incapaz de sacar a los pafses del tercer mundo de su empan-
tanamiento, sino que solo podra dar respuestas muy parciales a
los problemas gigantescos que asaltan a los pafses del Este y a
la U.R.S.S. y que no haran mas que atizar diffciles pruebas in-
teretnicas sangrientas cuyo final hoy no se avizora.
Una toma de conciencia ampliada, que desborde con mu-
cho la influencia electoral de los partidos "Verdes", deberfa
El objeto ecosofico
149
conducir en principio al cuestionamiento de la ideologfa de la
production por la production, es decir, polarizada unicamente
por el lucro en el contexto capitalista del sistema de precios y
de un consumismo debilitador. El objetivo ya no seria simple-
mente tomar el control del poder de Estado, hasta aqui en ma-
nos de las burguesfas y burocracias reinantes, sino determinar
con precision lo que se pretende instaurar a cambio. En este
aspecto, dos tematicas complementarias me parecen merece-
doras de ocupar el primer piano en los debates venideros sobre
la recomposicion de una cartografia progresista:
- la redefinition del Estado, o mas bien de las funciones esta-
tales, que son en realidad multiples, heterogeneas y a me-
nudo contradictorias;
- la desconstruccion del concepto de mercado y el recentra-
miento de las actividades economicas sobre la producci6n
de subjetividad.
La burocratizacion, la esclerosis, el deslizamiento hacia el
totalitarismo de las maquinas de Estado no involucran sola-
mente a los pafses del Este sino tambien a las democracias oc-
cidentales y a los pafses del tercer mundo. La degeneration del
poder de Estado, preconizada antafio por Rosa Luxemburgo y
Lenin, tiene mas actualidad que nunca. El movimiento comu-
nista cayo en el descredito -y en una medida menor le pasara
tambien a la socialdemocracia- por haber sido incapaz de lu-
char de manera eficaz contra los males del estatismo en todos
los ambitos, en tanto que, a su turno, los partidos que reivindi-
caban esas ideologfas pasaron a ser, con el correr del tiempo,
una suerte de apendices de los aparatos de Estado. Las cuestio-
nes nacionalfsticas resurgen en las peores condiciones subjeti-
vas -nacionalismo, integrismo, odios raciales...- porque no se
150
Caosmosis
aporto ninguna respuesta federalista apropiada como alternati-
va a un internacionalismo abstracto y ficticio.
El mito neoliberal del mercado mundial ha adquirido en los
ultimos anos un increfble poder de sugestion. Segun el, basta-
ria que cualquier conjunto economico se someta a su ley para
que de inmediato se disuelvan magicamente sus problemas.
Los estados africanos, que no logran insertarse en ese merca-
do, estan condenados a vegetar economicamente y a mendigar
la ayuda internacional. Un Estado como Brasil, en cuyo seno
persiste la resistencia de los oprimidos, se encuentra desestabi-
lizado en su relation con la economfa mundial y a causa de la
hyperinflation; mientras que pafses como Chile y la Argentina,
que se sometieron a las exigencias monetaristas del FMI, solo
pudieron dominar su inflation y sanear sus finanzas sumiendo
al 80% de su poblacion en una miseria insondable.
De hecho, no existe mercado mundial hegemonico sino so-
lamente mercados sectoriales correspondientes a otras tantas
formaciones de poder. El mercado financiero, el mercado pe-
trolero, los mercados inmobiliarios, el mercado de los arma-
mentos, el mercado de la droga, el mercado de ONG (Organi-
zaciones no Gubernamentales) [...] no poseen la misma
estructura ni la misma textura ontologica. No se ajustan unos a
otros sino a traves de las relaciones de fuerza instauradas entre
las formaciones de poder que los sustentan. Hoy salta ante
nuestra vista una nueva formation de poder ecologico y, con-
secutivamente, una nueva industria ecologica esta abriendose
espacio entre los otros mercados capitalfsticos. Los sistemas
de valorization heterogeneticos -que contrabalancean la ho-
mogenesis capitalfstica-, antes que impugnar pasivamente los
males del mercado mundial, tienen que instalar sus propias
El objeto ecosofico
151
formaciones de poder, que se afirmaran en el seno de nuevas
relaciones de fuerza. Las conformaciones artisticas, por ejem-
plo, deberan organizarse para no ser entregadas de pies y ma-
nos a un mercado financiero, este mismo en simbiosis con el
mercado de la droga. El mercado de la education no puede
permanecer en dependencia absoluta del mercado de Estado.
Deberan inventarse mercados de valorization de una nueva ca-
lidad de la vida urbana, de una comunicacion post-masmedia-
tica. Hacer estallar el absurdo de la hegemonfa de la valoriza-
cion capitalfstica del mercado mundial consiste, pues, en dar
consistencia a los Universos de valores de las conformaciones
sociales y de los Territorios existenciales que se atraviesan,
por decirlo asf, en la evolution implosiva a la que asistimos.
A fin de controvertir los enfoques reduccionistas de la sub-
jetividad hemos propuesto un analisis de la complejidad a par-
tir de un objeto ecosofico de cuatro dimensiones:
- de Flujos materiales, energeticos y semioticos;
- de Phylums maquinicos concretos y abstractos;
- de Universos de valor virtuales;
- de Territorios existenciales finitos.
El abordaje ecosistemico de los Flujos representaba ya una
toma en consideration indispensable de las interacciones y re-
troacciones ciberneticas relativas a los organismos vivos y a
las estructuras sociales. Pero se trata igualmente de tender un
puente transversalista entre el conjunto de los estratos ontolo-
gicos que, cada uno por su parte, vienen caracterizados por una
figura esperffica de la caosmosis. Pensamos aquf en los estra-
tos visibilizados y actualizados de los Flujos materiales y ener-
152
Caosmosis
geticos, en los estratos de la vida organica, en los del Socius,
de la mecanosfera, pero tambien en los Universos incorporates
de la musica, de las idealidades matematicas, en los Devenires
de deseo... Transversalidad jamas dada como "ya-ahf, sino
siempre a conquistar mediante una pragmatica de la existencia.
En el seno de cada uno de estos estratos, de cada uno de estos
Devenires y Universos, queda puesto en cuestion cierto meta-
bolismo de lo infinito, una amenaza de trascendencia, una po-
lftica de la inmanencia. Y para cada uno de ellos se requeriran
cartograffas esquizoanalfticas y ecosoficas que exigiran sacar a
luz los componentes de enunciation parcial allf donde existan
y sean desconocidos, y allf donde el cientificismo, los dogma-
tismos, las tecnocracias les impidan emerger. La caosmosis no
presupone, pues, una composition invariante de las cuatro di-
mensiones ontologicas de Flujos, Territorios, Universos y Phy-
lums maqumicos. Ella no tiene esquemas preestablecidos, co-
mo ocurre con las figuras universales de la catastrofe en la
teoria de Rene Thom. Su representation cartografica forma
parte de un proceso de production existencial sostenido en
componentes de finitud territorializada, de irreversible encar-
nacion, de singularidad procesual, de engendramiento de Uni-
versos de virtualidad no directamente localizables en el seno
de coordenadas extnnsecas discursivas. Ellas vienen al ser a
traves de una heterogenesis ontologica y se afirman en el seno
del mundo de las significaciones como ruptura de sentido y
reiteracion existencial. La posicionalidad de estos ritornelos en
el mundo ordinario se efectuara, por ejemplo, como funcion
derivada y a-significante de la narratividad mftica, literaria,
fantasmatica y... teorica.
Los discursos teoricos del marxismo y del freudismo, que se
pretendfan construidos sobre un diagramatismo cientffico, solo
encontraron su afirmacion social en la medida en que ellos mis-
El objeto ecosofico
153
mos catalizaban tales focos de subjetivacion parcial. Nuestra
propia tentativa de metamodelizacion de la enunciation, a par-
tir de los Territorios existenciales y de los Universos incorpo-
rates, no escapa evidentemente a esa imposibilidad de su re-
presentation objetiva directa. Simplemente, nuestro ritornelo
teorico se querrfa mas desterritorializado que las representacio-
nes corrientes del Inconsciente, de la estructura, del sistema...
La captation de la dimension no discursiva de la enunciation y
la necesaria articulation entre la complejidad y el caos, nos in-
citaron a avanzar el concepto de una entidad preobjetal como
elemento de la textura ontologica, transversal a los Flujos, Phy-
lums maquinicos, Universos de valor y Territorios existencia-
les, debiendo concebirse entonces el ser desde una perspectiva
multicomponencial e intensiva. La entidad animada por una ve-
locidad infinita disuelve las categories de tiempo, espacio, y
con ello mismo la notion de velocidad. De su lentificacion in-
tensitaria se deduciran las categorias de objeto, de conjunto cir-
cunscrito y de subjetivacion parcial. El pliegue caosmico de
desterritorializacion y el pliegue autopoietico de enunciation,
con su interfaz de grasping existencial y de transmonadismo,
implanta en el nodulo de la relation objeto-sujeto, y mas aca de
cualquier instancia de representation, una procesualidad creati-
va, una responsabilidad ontologica que anuda la libertad y su
vertigo etico en el nodulo de las necesidades ecosistemicas. 1
Hablar de maquina mas que de pulsion, de Flujo mas que
de libido, de Territorio existencial mas que de instancias del
1 . Sobre la obligation etica hacia una "progenie", cf . Hans Jonas,
Le principe de responsabilite, Paris, Cerf, 1991.
154
Caosmosis
yo y de transferencia, de Universos incorporales mas que de
complejos inconscientes y de sublimation, de entidades caos-
micas mas que de significante; engastar circularmente dimen-
siones ontologicas antes que recortar el mundo en infraestruc-
tura y superestructura: jquizas esto no sea unicamente cuestion
de vocabulario! Los instrumentos conceptuales abren y cierran
campos de posible, catalizan Universos de virtualidad. Sus re-
percusiones pragmaticas suelen ser imprevisibles, lejanas, di-
feridas. jQuien puede saber que tomaran de ello otros, para
otros empleos, a que bifurcaciones podran contribuir!
La actividad de cartografia y de metamodelizacion ecosofi-
ca, donde el ser deviene objeto ultimo de una heterogenesis
bajo la egida de un nuevo paradigma estetico, deberia hacerse,
por lo tanto, a la vez mas modesta y mas audaz que las pro-
ductions conceptuales a que nos ha acostumbrado la Univer-
sidad. Mas modesta, porque debera renunciar a cualquier pre-
tension de perennidad, a todo asiento cientffico inamovible, y
mas audaz para ser parte asumida y parte activa en la extraor-
dinaria carrera de velocidad que se juega actualmente entre las
mutaciones maqufnicas y su "capitalization" subjetiva. El
compromiso en practicas sociales, esteticas y analfticas inno-
vadoras es asf correlativo de un franqueamiento del umbral de
intensidad de la imagination especulativa, proveniente no solo
de los teoricos especializados sino tambien de las conforma-
ciones de enunciation confrontadas con la transversalidad
caosmica propia de la complejidad de los objetos ecosoficos.
Y el deslinde de opciones etico-polfticas relativas tanto a los
aspectos microscopicos de la psique y del socius cuanto al des-
tino global de la biosfera y la mecanosfera, reclama hoy un
cuestionamiento permanente de los fundamentos ontologicos
de los modos de valorization existentes en todos los dominios.
Esta actividad cartografica podra encarnarse de multiples
El objeto ecosofico
155
maneras. Una prefiguracion deformada nos la suministra la se-
sion de psicoanalisis o de terapia familiar, las reuniones del
analisis institucional, las practicas de red, los colectivos socio-
profesionales o barriales... El rasgo comun a todas estas prac-
ticas parece ser el de la expresion verbal. En el presente, el
psiquismo, la pareja, la familia, la vida del vecindario, la es-
cuela, la relation con el tiempo, con el espacio, con la vida
animal, con los sonidos, con las formas plasticas: todo deberia
ser puesto en position de ser hablado. Sin embargo, el enfoque
ecosofico (o esquizoanalftico) no se limitara al mero nivel de
la expresion verbal. La palabra sigue siendo, indudablemente,
un medio esencial; pero no es el unico; todo lo que cortocir-
cuita las cadenas significacionales, las posturas, los rasgos de
la fisononua, las conformaciones espaciales, los ritmos, las
producciones semioticas a-significantes (relativas por ejemplo
a los intercambios monetarios), las producciones maqufnicas
de signo, puede verse implicado en este tipo de conformation
anah'tica. La palabra misma -nunca lo recalcare demasiado-
no interviene aqui sino por su condition de soporte de ritorne-
los existenciales.
Asf, pues, la finalidad primera de la cartograffa ecosofica
no sera significar y comunicar, sino producir conformaciones
de enunciacion aptas para captar los puntos de singularidad de
una situation. Visto asf, reuniones de caracter politico o cultu-
ral tendran vocacion para hacerse analfticas e, inversamente, el
trabajo psicoanalftico sera llamado a incluirse en multiples re-
gistros micropolfticos. La ruptura de sentido, el disenso, por
las mismas razones que el sfntoma para el freudismo, pasan a
ser entonces una materia prima privilegiada. Los "problemas
personales" deberan poder irrumpir en la escena privada o pu-
blica de la enunciacion ecosofica. En este aspecto, es llamati-
vo constatar lo incapaz que se revelo hasta ahora el movimien-
156
Caosmosis
to ecologico frances, en sus diversos componentes, para hacer
vivir instancias de base. Se aplico por entero a un discurso de
caracter ambiental o politico. Si se interpela a los ecologistas
por lo que nan previsto hacer para ayudar a los mendigos de su
barrio, contestan por lo general que esto no es de su incum-
bencia. Si se les pregunta como piensan salir de sus practicas
grupusculares y de cierto dogmatismo, muchos de ellos reco-
nocen la legitimidad de la pregunta pero les resulta harto en-
gorroso aportar soluciones. Mientras que, en verdad, el proble-
ma hoy ya no es, para ellos, situarse a igual distancia de la
izquierda y la derecha, sino contribuir a reinventar una pola-
ridad progresista, refundar la politica sobre otras bases, rear-
ticular transversalmente lo publico y lo privado, lo social, lo
ambiental y lo mental. Para tomar esta direction deberan expe-
rimentarse nuevos tipos de instancias de concertacion, de ana-
lisis, de organization; quiza primero a pequena escala y des-
pues en terminos mas amplios. Si el movimiento ecologista,
que hoy se presenta en Francia bajo una luz sumamente pro-
metedora, no se aboca a esta labor de recomposicion de instan-
cias militantes (en un sentido totalmente nuevo, es decir, de
conformaciones colectivas de subjetivacion), entonces no cabe
la menor duda de que perdera el capital de confianza de que se
lo ha investido y los aspectos tecnicos y asociativos de la eco-
logfa seran recuperados por los partidos tradicionales, el poder
de Estado y el eco-business. El movimiento ecologico deberia,
pues, a mi entender, preocuparse de modo prioritario por su
propia ecologfa social y mental.
En Francia, era tradicional que se invistiera a ciertos inte-
lectuales Hderes con la mision de gufas de la opinion. Pero es-
ta etapa parece felizmente superada. Tras haber conocido el
reino de los intelectuales de la trascendencia -los profetas del
existencialismo, los "organicos" (en el sentido de Gramsci) de
El objeto ecosofico
157
la gran epoca militante y despues, mas proximos a nosotros,
los pregoneros de la "generation moral"-, tal vez llegaremos a
valorar una inmanencia de la intelectu alidad colectiva, la que
compenetra el mundo de los ensenantes, de los trabaj adores
sociales, de los sectores tecnicos de toda indole. Demasiado a
menudo, la promotion de intelectuales gufas por los medios
masivos y las editoriales tuvo el efecto de inhibir la inventivi-
dad de las Conformaciones colectivas de intelectualidad, que
nada ganan con semejante sistema de representatividad. La
creatividad intelectual y artfstica, lo mismo que las nuevas
practicas sociales, tienen que conquistar una afirmacion demo
cratica que preserve su especificidad y su derecho a la singula-
ridad. Siendo asf, los intelectuales y artistas no tienen nada
que ensenarle a nadie. Para tomar una imagen que presente ha-
ce tiempo, ellos confeccionan cajas de herramientas compues-
tas de conceptos, perceptos y afectos, de las que diversos pu-
blicos haran uso a su conveniencia. En cuanto a la moral, hay
que admitir que no existe ninguna pedagogia de los valores.
Los Universos de lo bello, de lo verdadero y del bien son inse-
parables de practicas de expresion territorializadas. Los valo-
res solo cobran alcance de apariencia universal en la medida
en que son portados por Territorios de practica, de experiencia,
de potencia intensiva que los transversalizan. Los valores, jus-
tamente por no estar fijados a un cielo de Ideas trascendentes,
pueden tambien implotar, amarrarse a estasis caosmicas catas-
troficas. Le Pen pasd a ser un objeto prevalente de la libido
colectiva -para elegirlo o para rechazarlo- debido a su habili-
dad para ocupar la escena de los medios, pero tambien princi-
palmente en razon del hundimiento de los Territorios existen-
ciales de la subjetividad de lo que llaman la izquierda, de la
perdida progresiva de sus valores heterogeneticos relativos al
internacionalismo, al antirracismo, a la solidaridad, a practicas
158
Caosmosis
sociales innovadoras... Sea como fuere, no deberia llamarse
mas a los intelectuales para que se erijan en maestros del pen-
samiento o en dadores de lecciones de moral, sino para traba-
jar, asf fuese en la soledad mas extrema, para poner en circula-
tion instrumentos de transversalidad.
Las cartografias arti'sticas fueron siempre un elemento
esencial en la armadura de toda sociedad. Pero desde que cor-
poraciones especializadas las pusieron en practica, pudieron
aparecer como un punto accesorio, como un suplemento de al-
ma, como una fragil superestructura cuya muerte se anuncia
regularmente. Y, sin embargo, de las grutas de Lascaux a So-
ho, pasando por la eclosion de las catedrales, no cesaron de
constituir una apuesta vital para la cristalizacion de las subjeti-
vidades individuales y colectivas.
Estructurado en el socius, el arte, sin embargo, se sostiene
solo de si mismo. Es que cada obra producida posee una doble
finalidad: insertarse en una red social que se la apropie o la re-
chace, y celebrar, una vez mas, el Universo del arte en cuanto
precisamente esta en constante peligro de derrumbe.
Lo que le confiere esta perennidad en eclipse es su funcion
de ruptura con las formas y significaciones que rigen trivial-
mente en el campo social. El artista, y en terminos mas gene-
rales la perception estetica, desprenden, desterritorializan un
segmento de lo real haciendole jugar un papel de enunciador
parcial. El arte confiere una funcion de sentido y de alteridad a
un subconjunto del mundo percibido. Este tomar la palabra ca-
si animista de la obra tiene la consecuencia de modificar la
subjetividad tanto del artista como de su "consumidor". Se tra-
ta, en suma, de rarificar una enunciation excesivamente pro-
clive a ahogarse en una serialidad identificatoria que la infan-
El objeto ecosofico
159
tiliza y la aniquila. La obra de arte, para quienes disponen de
su uso, es una empresa de desencuadramiento, de ruptura de
sentido, de proliferacion barroca o de empobrecimiento extre-
mo, que conduce al sujeto a una recreacion y una reinvencion
de si mismo. Sobre ella, un nuevo apuntalamiento existencial
oscilara segiin un doble registro de reterritorializacion (fun-
cion de ritornelo) y de resingularizacion. El acontecimiento de
su encuentro puede fechar irreversiblemente el curso de una
existencia y generar campos de posible "alejados de los equili-
brios" de la cotidianidad.
Vistas desde el angulo de esta funcion existencial -es decir,
en ruptura de signification y de denotation- las categoriza-
ciones esteticas ordinarias pierden mucho de su pertinencia.
jPoco importan la referencia a la "figuration libre", la "abs-
traction" o el "conceptualismo"! Lo importante es saber si una
obra concurre efectivamente a una production mutante de
enunciation. La focal de la actividad arti'stica es ahora y siem-
pre una plusvah'a de la subjetividad o, en otros terminos, el re-
velamiento de una neguentropi'a en el seno de la banalidad del
entorno; mientras que la consistencia de la subjetividad no se
mantiene sino renovandose por el sesgo de una resingulariza-
cion minima, individual o colectiva.
Sin embargo, el auge del consumo artfstico al que asistimos
en los ultimos anos deberia ser vinculado a la uniformizacidn
creciente de la vida de los individuos en un contexto urbano.
Hay que senalar que la funcion casi vitammica de ese consu-
mo artfstico no es unfvoca. Puede seguir una direccion parale-
la a dicha uniformizacion, como puede cumplir un papel de
160
Caosmosis
operador de bifurcation de la subjetividad (ambivalencia par-
ticularmente manifiesta en el alcance de la cultura rock). Con
este dilema tropieza cada artista: ir en el "sentido del viento",
como lo preconizaron, por ejemplo, la Transvanguardia y los
apostoles del posmodernismo, o bien obrar por la renovation
de practicas esteticas tomadas en relevo por otros segmentos
innovadores del Socius, a riesgo de chocar con la incompren-
sion y el aislamiento por parte del gran numero.
Sin duda, no es para nada obvio pretender sostener juntas la
singularidad de la creation y potenciales mutaciones sociales.
Y preciso es admitir que el Socius contemporaneo no se presta
casi a la experimentation de esta especie de trans vers alidad
estetica y etico-poh'tica. Ello no obsta a que la inmensa crisis
que barre el planeta, el desempleo cronico, las devastaciones
ecologicas, el desarreglo de los modos de valorization funda-
do unicamente en el lucro o en la ayuda estatal, abren el cam-
po a un posicionamiento diferente de los componentes esteti-
cos. jNo se trata solamente de llenar, en casas de la cultura, el
tiempo libre de los desocupados y "marginalizados" ! De he-
cho, la production misma de las ciencias, de las tecnicas y de
las relaciones sociales sera llevada a derivar hacia paradigmas
esteticos. Basteme aquf remitir al ultimo libro de Ilya Prigogi-
ne e Isabelle Stengers, donde mencionan la necesidad de intro-
ducir en fisica un "elemento narrativo" indispensable para una
verdadera conception de la evolution. 2
Nuestras sociedades estan hoy entre la espada y la pared y
2. "Para los hombres de hoy, el 'Big Bang' y la evolution del
Universo forman parte del mundo por las mismas razones que, ayer,
los mitos de origen", en Entre le temps et I'eternite, Paris, Fayard,
1988, pag. 65.
El objeto ecosofico
161
si quieren sobrevivir deberan desarrollar cada vez mas la in-
vestigation, la innovation y la creation. Otras tantas dimen-
siones que implican tomar en cuenta las tecnicas de ruptura y
sutura propiamente esteticas. Algo se desprende y se pone a
trabajar por su propia cuenta, tanto como por la nuestra, si es-
tamos en condiciones de "aglomerarnos" a un proceso seme-
jante. Este cuestionamiento concierne a todos los dominios
institucionales, por ejemplo la escuela. ^Como hacer vivir una
clase escolar como una obra de arte? ^Cuales son las vfas po-
sibles de su singularizacion, fuente de "toma de existencia" de
los ninos que la componen? 3 Y en el registro de lo que en otro
tiempo llame "revoluciones moleculares", el tercer mundo al-
berga tesoros que merecerian ser explorados. 4
Un rechazo sistematico de la subjetividad, en nombre de
una mitica objetividad cientffica, continua reinando en la Uni-
versidad. En la bella epoca del estructuralismo el sujeto se vio
metodicamente expulsado de sus materias de expresion multi-
ples y heterogeneas. Es hora de reexaminar lo que ocurre con
las producciones maqumicas de imagen, de signo de inteligen-
cia artificial, etc., como nuevo material de la subjetividad. En
la Edad Media, el arte y las tecnicas hallaban refugio en los
conventos que habian logrado subsistir. Hoy, son tal vez los
3. En la lfnea de la pedagogfa institucional, consultar, entre
muchos otros trabajos, el de Rene Laffitte: Une journee dans une
classe cooperative: le desir retrouve, Paris, Syros, 1985.
4. Sobre las redes de solidaridad subsistentes entre los
"vencidos" de la modernidad en el tercer mundo: Serge Latouche,
La Planete des naufrages. Essai sur I'apres developpement, Paris,
La Decouverte, 1991.
162
Caosmosis
artistas quienes constituyen las ultimas lmeas de repliegue de
cuestiones existenciales primordiales. ^Como acondicionar
nuevos campos de posible? ^Como disponer los sonidos y for-
mas de modo que la subjetividad que les es adyacente siga en
movimiento, es decir, realmente con vida?
La subjetividad contemporanea no tiene vocacion de vivir
indefinidamente bajo el regimen de repliegue sobre si misma,
de la infantilizacion masmediatica, del desconocimiento de la
diferencia y la alteridad en el dominio humano tanto como en
el registro cosmico. Sus modos de subjetivacion no saldran de
su "cerco" homogenetico salvo que aparezcan a su alcance ob-
jetivos creadores. Aquf se trata de la finalidad de las activida-
des humanas en su conjunto. Mas alia de las reivindicaciones
materiales y polfticas, emerge la aspiracion a una reapropia-
cion individual y colectiva de la production de subjetividad.
La heterogenesis ontologica de los valores, por ejemplo, estd
en trance de devenir el nudo de las apuestas polfticas que de-
jan escapar hoy lo local, la relation inmediata, el entorno, la
reconstruction del tejido social y la fuerza existential del ar-
te... Y al termino de una lenta recomposicion de las conforma-
ciones de subjetivacion, las exploraciones caosmicas de una
ecosoffa, que articulan entre si las ecologfas cientifica, politi-
ca, ambiental y mental, deberan poder aspirar a sustituir a las
viejas ideologias que sectorizaban de manera abusiva lo social,
lo privado y lo civil, y que eran intrinsecamente incapaces de
establecer junturas transversales entre lo politico, lo etico y lo
estetico.
jQuede claro, con todo, que no preconizamos en absolute
una estetizacion del Socias, porque, despues de todo, la pro-
mocion de un nuevo paradigma estetico esta llamada a trastor-
nar tanto las formas de arte actuales como las de la vida so-
cial! Yo tiendo la mano hacia el futuro. Segun que, a mi
El objeto ecosofico
163
entender, todo este jugado de antemano o que haya que reem-
prenderlo todo, que el mundo pueda ser reconstruido a partir
de otros Universos de valor, que otros Territorios existenciales
deban ser construidos con este fin, mi actitud estara tenida de
una seguridad mecanica o de una incertidumbre creadora. Las
grandes pruebas por las que atraviesa el planeta, como la asfi-
xia de su atmosfera, implican un cambio de produccion, de
modo de vida y de ejes de valor. El empuje demografico, que
dentro de pocos decenios multiplicara por tres la poblacion de
America latina y por cinco la de Africa, 5 no responde a una
inexorable maldicion biologica. Su clave esta en los factores
economicos, es decir de poder, y en ultima instancia subjeti-
vos, factores culturales, sociales, masmediaticos. El futuro del
tercer mundo descansa primeramente sobre su capacidad para
reaprehender sus propios procesos de subjetivacion en el con-
texto de un tejido social en vfas de desertification. (En Brasil,
por ejemplo, vemos coexistir un capitalismo de Far West, una
violencia salvaje de las bandas y la politia, con interesantes
ensayos de recomposicion de las practicas sociales y urbamsti-
cas en el movimiento del Partido de los Trabajadores.)
En las brumas y miasmas que oscurecen nuestro fin de mi-
lenio, la cuestion de la subjetividad retorna hoy como un leit-
motiv. Lo mismo que el aire y el agua, ella no es un dato natu-
ral. ^Como producirla, captarla, enriquecerla, reinventarla
permanentemente para hacerla compatible con Universos de
5. Jacques Vallin (del INED), Transversales Science/Culture, 29,
rue Marsoulan -75012 Paris, n° 9, junio de 1991. La population
mondiale, la population frangaise, Paris, La Decouverte, 1991.
164
Caosmosis
valores mutantes? ^Cdmo trabajar para su liberation, es decir,
para su resingularizacion? El psicoanalisis, el analisis institu-
cional, el cine, la literatura, la poesfa, las pedagogfas innova-
doras, los urbanismos y arquitecturas creadores... todas las dis-
ciplinas tendran que conjugar su creatividad para conjurar las
situaciones de barbarie, de implosion mental, de espasmo
caosmico que se perfilan en el horizonte, y para transformarlas
en riquezas y goces imprevisibles cuyas promesas son, a fin de
cuentas, igualmente tangibles.
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Rucci 408, Valentin Alsina, Argentina
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En las brumas y miasmas que oscurecen nuestro fin
de milenio, la cuestion de la subjetividad retorna hoy
como un leitmotiv. Lo mismo que el aire y el agua,
ella no es un dato natural. ^Como producirla, captar-
la, enriquecerla, reinventarla permanentemente pa-
ra hacerla compatible con Universos de valores mu-
tantes? ^.Como trabajar para su liberacion, es decir,
para su re-singularizacion? El psicoanalisis, el anali-
sis institucional, el cine, la literatura, la poesi'a, las
pedagogi'as innovadoras, los urbanismos y arquitec-
turas creadores... todas las disciplinas tendran que
conjugar su creatividad para conjurar las situaciones
de barbarie, de implosion mental, de espasmo caos-
mico que se perfilan en el horizonte, y para transfor-
marlas en riquezas y goces imprevisibles cuyas pro-
mesas son, a fin de cuentas, igualmente tangibles.
En la tapa: Composition VII, Wassily Kandinsky, 1913 (detalle).